Crueles Intenciones ©(+18) ✔️

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"Dicen que el mundo de los libros está lleno de personas que no son reales, cuando en la vida real hay más personas falsas que dentro de las páginas de un libro."
RM.

**MEGAN**

¿Qué es lo más estúpido que han hecho por amor?

Parece que mi vida consiste en ser siempre "La segunda" en todo, siempre ha sido así.

La segunda hermana, la segunda en el colegio, la segunda opción.

Aunque dé siempre todo lo mejor de mí, aunque haga el mayor esfuerzo, parece que es un sello de nacimiento, una de esas marcas con las que naces.

Cuando lo conocí no sabía lo que era el amor, me sentía indefensa y él simplemente fue mi salvación.

Me cautivo con sus hermosos ojos, con su aura misteriosa y su porte elegante.

Vaya que lo es.

No tiene nada que envidiarle a los modelos de revistas, él simplemente paraliza el mundo al entrar en una habitación.

-Ahh.- Jadeo cuando un segundo dedo entra en mi interior.

Siempre digo "ya no más" , pero ambos sabemos que siempre caigo en su juego.

Sus manos aprietan mis redondos glúteos y me alza en brazos con una sola mano.

Con la otra aparta del escritorio todo lo que nos estorba, debería parar al ver la foto junto a ella, pero no lo hago.

Me sube encima del escritorio y se coloca en el medio de mis piernas, me atrae hacia el y baja la parte superior de mi vestido dejando expuestos mis pezones que se encarga de lamer con fiereza.

-Me vuelves loco Megan.- Siempre dice lo mismo.

Me vuelves loco, me encantas, y un sin fin de mentiras.

Pero bien dicen, que cada uno es feliz con la mentira que elije.

Sé que es algo fugaz, pero eso no le quita la pasión y el amor que siento por su persona.

Se que no es un amor sano, pero es amor.

-Callate y hazme tuya amare.-

Es suficiente para que saque su instinto animal y me arranque las bragas por completo dejandome únicamente en vestido.

Vestido que se encarga de subir hasta quedar enrrollado en mi cintura, abre mis piernas y acaricia mi cuerpo mientras relame sus labios.

No hay juegos previos, me embiste con fuerza y entra en mi, yo jadeo al sentir la invasión, tiene un gran tamaño, pero en tanto tiempo que llevamos estando juntos ya mi cuerpo se ha acostumbrado a el.

Se que ella no lo recibe de igual manera, no como yo.

Comienza a moverse una y otra vez entrando y saliendo con intensidad, yo muerdo su hombro casi sin aliento y mis manos se aferran a sus fuertes brazos, es como estar en el septimo cielo.

-Eres mía.- Intensifica sus embestidas y muerde mi labio inferior.

-¿Y tú eres mío?.- Pregunto casi al borde del orgasmo.

-Pequeña, sabes la respuesta...

Claro que la sé, siempre la supe, lo empujo lejos de mi y me bajo del escritorio acomodando mi ropa.

-Vamos Meg, no te enojes, ambos sabemos como es esto.-Se sube rápidamente el pantalon e intenta sujetarme de la cintura.

-Vete a la mierda.-Le lanzo una mirada de odio y me suelto de su agarre.