Crueles Intenciones ©(+18) ✔️

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"La parte más dificil de amar a alguien; siempre es aprender a decirle adios".

Anónimo.

**DANNA**

Me limito a observar a través de la ventana como los edificios y las luces pasan rápidamente como una película frente a mis ojos; película en la cual ya no se si mi rol es el de protagonista o de villana.

En mi mente solo se encuentra plasmada la imagen de Skyler, puedo imaginar su enojo, frustración y dolor, porque yo también lo siento.

Y cuanto lo siento.

Tomé una decisión, no se hasta que punto haya sido la correcta, pero ya es tarde para mirar atrás.

Debía matarlo, en otro caso es lo que haría, pero simplemente no pude.

Millones de personas en el mundo y me fijé en la única que no puedo tener.

Suspiro agotada, quisiera dormir y despertar sabiendo que todo fue una pesadilla; un simple juego macabro de mi subconsciente para herirme.

Otro dolor de cabeza es Max, no pensé jamás volver a cruzame con él en el camino; es lógico que trabajan juntos.

Todo esto ha sido un trabajo organizado, planeado desde hace  tiempo, lo cual me lleva a un amargo pensamiento.

Traición.

Alguien nos ha traicionado.

Alguien cercano, pues esa fiesta era privada, en estos momentos estoy desconfiando hasta de mi sombra.

Necesito averiguar quien fue.

Las fuertes sacudidas que dá la camioneta me sacan de mi trance.

-Creo que nos vienen siguiendo.- Anuncia Stefano concentrado en el volante.

-No pares, por nada del mundo.

Dicho esto cojo las armas que están en la parte trasera en donde se encuentra Megan ajena a la persecusión y las cargo.

Observo por el retrovisor y en efecto, una  Raptor negra nos viene siguiendo a máxima velocidad.

Marco el número de Natasha y no contesta, intento con el de Sarah y tampoco atiende.

Mierda

-¡Acelera!.- Ordeno a Stef cuando comienzan a dispararnos los ocupantes del otro vehículo.

-Te cuidado.- Dice cuando ve mis intenciones.

De inmediato saco la mitad del cuerpo por la ventana, apuntando con la Ak-47 directamente a las llantas, jalo el gatillo pero no acierto.

Tenemos suerte que la camioneta es blindada, sin embargo; esto no detiene a nuestros atacantes quienes no paran de dispararnos.

Nunca he sido fanática de las armas largas, pero hay  momentos que lo ameritan y este es el caso.

Repito el procedimiento, el  frío viento sopla en mi rostro mientras apunto de nuevo las llantas y disparo y esta vez acierto en el blanco.

-¡LA PUTA MADRE!.-Chillo cuando algo impacta en mi costado izquierdo.

-¿Todo bien?.- Pregunta Stef concentrado en la carretera.

-Sigue manejando.

-Me siento como en rápidos y furiosos.- Bromea y  yo quiero matarlo por hacer bromas  en estos momentos.