Capítulo 29: Dudas.

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Me acerqué lentamente hacia el arbusto, mi mano tiembla haciendo que se me dificulte tomar el cuchillo con firmeza. Mientras más me acercaba, el ruido empezaba a convertirse en un sonido que yo reconocía: gruñidos de caminantes. Tomé una piedra y la lance hacia el arbusto, al cabo de unos segundos, un caminante salió de éste, saltando fuera del arbusto y aterrizando unos pasos delante de mí, mientras se acercaba, pude notar que ese caminante se movía de forma rápida y precisa, diferenciándose de los otros que se movían de manera errática. Levanté mi cuchillo en dirección hacia él, esperando el ataque de ese caminante, poco a poco fui retrocediendo hasta chocar de espalda con uno de los árboles. En ese momento, el caminante se lanzó hacia mí, fue tan rápido que apenas me dio tiempo de reaccionar, tirándome hacia un lado pude evitar que el caminante me alcanzara, rápidamente me levanté y le clavé el cuchillo en la frente antes de que se levantara por completo. Tomé mi cuchillo y empecé a caminar por el bosque, buscando un camino que me llevara hacia la salida de este lugar. Debía llegar a la Región, quería respuestas sobre lo que pasó y también sacar a mis amigos de ahí, no podíamos quedarnos después de esto. Aunque antes debía encontrar un lugar donde pasar la noche.

Narra Aurixana.

Me desperté y, después de cambiarme, fui directo hacia la casa de James, debía contarle lo que había pasado. Mientras bajaba, pude ver la hora en un reloj de pared que se encontraba sobre la puerta de la entrada, éste marcaba las 11:33 P. M.

Era algo tarde para molestar, pero, tratándose de este asunto, pensé que no importaría. Salí de mi casa y fuera habían varios soldados vestidos de negro y tapándose la cara con unos trapos, todos corrían hacia el edificio donde vivía la líder. Me pareció bastante extraño, por lo que detuve a uno de ellos y le pregunté lo que estaba pasando, a lo que éste solo se limitó a decirme que era confidencial. Sin más, caminé hacia la casa de James y María, al llegar, toqué la puerta hasta escuchar la voz de María diciendo que esperara. Abrió la puerta y luego me invitó a pasar, me dijo que en la sala estaban James, Lukas, Gabriel y Nancy. La seguí hasta la sala y, tras haber saludado a todos, me senté en un sillón que estaba libre. Iba a decir lo de Christian, pero antes tenía una duda que resolver.

—Y bueno, Aurixana, ¿qué haces aquí a esta hora? —preguntó James. —Hace unas horas fuimos a buscarlos a ti y a Chris, pero como nadie respondió pensamos que ya estaban dormidos.

—Bueno, tengo dos cosas que decir, —comenté. —la primera es, ¿dónde está Elizabeth?

—Ella está en casa con Steffany. —respondió Nancy.

—Vale...

—Y bien, ¿qué es la otra cosa, Aurixana? —preguntó Lukas.

—Por cierto, ¿dónde está Chris? —preguntó James.

—Cierto, ¿dónde está? —preguntó Gabriel.

—Es raro que no estén juntos los dos. —agregó María. —¿Dónde está?

—¡Murió! —hablé por fin.

Todos se quedaron mudos al escuchar mis palabras, las lágrimas empezaron a correr de nuevo por mis mejillas hasta caer al piso.

—¿Mu... Mu... Murió? —preguntó James incrédulo.

—Si.

—No puede ser... —agregó María.

—No te creo. —dijo James. —Él no puede haber muerto.

—La líder me lo confirmó. —dije secando mis lágrimas.

—No, debe estar mintiendo. —dijo seguro. —No puedo creer que él haya muerto.

—Ella me dijo que un nuevo tipo de caminante lo atrapó... —relate lo que me dijo Elena. —No creo que nos haya mentido.

—Hay algo que no encaja en la historia... —comentó James tras haberme escuchado. —Pero no sé qué es.

Me quedé callada después de que él dijera eso, puede que él tenga razón, podría ser que Christian siga vivo, pero, ella me afirmó que murió, además, ¿qué ganaría mintiendonos? No tengo otra opción más que creerle. Poco a poco, todos se fueron yendo hasta que solo quedamos María, James y yo.

—Iré a dormir. —dijo James.

—Enseguida voy. —comentó María.

—Creo que debería irme. —comenté.

—Sería lo mejor, ya es bastante tarde.

Me despedí de María y salí del lugar, los soldados estaban parados frente el edificio de Elena, pero no le tomé importancia a eso, abrí la puerta de mi casa, subí por las escaleras y me acosté a dormir, mañana sería un largo día.

Narra Christian.

Empecé a correr por el bosque buscando como salir de aquí, mientras corría podía escuchar varios sonidos extraños, pero, solo los ignoraba y seguía con mi camino, no tenía tiempo de investigar esas cosas. Tras media hora de estar corriendo conseguí salir del bosque, llegando al pueblo donde nos habíamos encontrado con Tyrone y decidimos irnos con él hacia la Región.

—Tyrone... —dije en voz baja. No lo vi entre los cuerpos que estaban tirados en el piso, espero que esté bien.

Caminé un rato hasta llegar a una pequeña casa, entré en ella y, tras revisarla para verificar que no hubiese nadie, me acosté en la cama a pensar un rato hasta quedarme dormido. Pensaba aún en el porqué nos enviarían a luchar con esas balas, no tenía sentido, al menos que Elena trabajara con los de la Legión, y si ella trabaja con ellos, eso significa que Tyrone también... Pero si es así, ¿por qué Tyrone fue con nosotros en los camiones? No lo entiendo. Además, ¿por qué Elena le haría eso a la Región después de todo lo que han pasado? Debe haber una razón, pero, ¿cuál será?

Me empezaba a doler la cabeza de pensar en las respuestas posibles para mis dudas, respuestas que no podría tener si no hablaba directamente con Elena, algo que no creo vaya a ser muy fácil hacer. Después de unos minutos me quedé dormido.

Capítulo corto, espero les guste. Sin mas que agregar, me despido. Chao.





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