No conozco a Payton Moormeier #PAY&MAY [TERMINADA]

10. Batidos y perdón

Payton

Mabel se frota los ojos y bosteza sin pudor. Creo que se le ha olvidado que yo estoy aquí, porque cuando sus ojos se fijan por fin en mí cierra la boca de golpe.

-Buenos días-susurro y esbozo una pequeña sonrisa.

-Buenos días-murmura ella-, ¿qué hora es?

-Tan solo son las 9.

Recorre la habitación con su mirada y se detiene al percatarse de que los dos estamos desnudos.

-Pa-payton, ¿podrías... eh...?

-May, por si no lo recuerdas fui yo quién te quitó la ropa anoche.

-¡Date la vuelta!-exclama con un gritito que me hace reír y cumplir su absurda orden.

-¿Ya?-me giro antes de tiempo impaciente.

Mabel se está poniendo una sudadera con tan solo las braguitas por debajo.
Pero no importa, ya que la prenda le quedará grande porque es mi sudadera.
Solo de pensarlo se me llena el corazón de alegría y amor.

-Pensaba que... no sé... la habrías tirado-admito.

Ella solo niega con la cabeza y se encoge de hombros dándome una vaga respuesta.
Frunce el ceño y calla.

-Vamos a desayunar-me cambia de tema mientras para mi desgracia se viste un pantalón vaquero.

Aunque no se quita mi sudadera.

Nos vestimos en un incómodo silencio y cuando estamos listos, bajamos las escaleras con sigilo.
Mabel deja una nota en la encimera de la cocina.

Mamá
Me voy al Maggie's
Milkshakes a desayunar

May

Salimos de su casa y nos dirigimos a paso lento al M&M.

-Hace muchísimo tiempo que no entro allí-me confiesa de camino, medio distraída.

-¿Por qué?-aunque me temo que ya sé la respuesta.

-No quiero encontrármelas-dice refiriéndose a su viejo grupo de amigas-. Y tampoco tengo con quién ir-baja la cabeza avergonzada.

Abro la boca para replicar, pero me doy cuenta de que tiene razón.
Todas ellas la han abandonado y no se habla con Asher.
Y entonces comprendo todo su enfado.

Ella cree que la he dejado sola y que me he ido con Tara.

-Lo siento-balbuceo sin saber que más decir.

-Yo también-susurra.

Llegamos al local 15 minutos más tarde y le abro la puerta a Mabel para dejarle pasar.
Elegimos la mesa más apartada y pedimos nuestros batidos; fresa para ella, chocolate para mí, acompañados de unas tostadas.

Se instala otro silencio entre nosotros, que intento romper sorbiendo ruidosamente de mi bebida.

-¿Por dónde empezamos?-murmura ella decaída.

-Quiero saber lo que crees.

Como si esa oración la hubiera despertado sus ojos llamean de furia.

-¿Lo que creo?-bufa-Lo que creo es que te asustaste. Solo querías jugar conmigo, porque sabías que yo no cedería. Pero, ¡sorpresa! Me abrí a ti y cuando te dije que ya estaba preparada para tener algo de verdad saliste huyendo por patas con Ben a California. Y qué casualidad, te encuentras a otra mucho mejor que yo, con la que sí sales y haces pública tu relación.