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Se hecha a llorar, tenía una buena vida.
Enseñaba en Hogwarts, les hablaba a los estudiantes sobre las maravillas de las criaturas del mundo mágico pero no le importó, se sentía mal, saber que no conoces tu verdadera línea de sangre y enterarse que eres la última heredera de Ravenclaw era algo que le amargaba, por un momento comprendió a Tom.
Tom.
El pelinegro.
Ante un sollozo mueve su varita y de esta inmana una luz. Una parte de ella necesitaba verlo, necesitaba explicaciones.
Al día siguiente el pelinegro se encontraba en su apartamento con preocupación.
Ella era lo único lo que hacía sentir humano.
—Tenías razón, Tom. Me mintieron durante años, y lo quiero , los quiero pero...
—Ven conmigo, Samira. Juntos conquistaremos el mundo.
Esas palabras no le sonarían tan bien dentro de unos años.
1959
Tom besa la frente de la pelinegra -quien dormía pacíficamente-antes de salir por la puerta y bajar las escaleras, llevaba demasiado tiempo reclutando a seguidores -a espaldas de Samira-
La ex-ravenclaw no sabía lo que su actual esposo hacía.
Samira y Tom se habían casado hace algunos meses, la noticia no tardó en llegar a oídos de Dumbledore, estaba preocupado por su ahijada.
Después de esa noche había desaparecido y todos esos años evitó cualquier clase de contacto con él y con todos a su alrededor.
Llevaba meses sin saber de él, y no lo necesitaba, tenía a Tom y eso le bastaba, su amor era correspondido, y sabía que él las protegería siempre.
A ella, y a su futura hija.
Al menos eso pensaba hasta dos semanas después, una noche antes de navidad, cuando quizo prepárale una sorpresa a Tom en el antiguo granero donde solía reunirse con sus socios.
Esa noche todo cambió.
Descubrió que la idea de exterminar a los muggles nunca se desvaneció de él, escuchó como planeaba crear más horrocruxes como lo hizo cuando asesinó a Myrthle.
Su anillo.
Estaba enamorada de Tom Riddle.
Fue una tonta en creer en el amor, creía que podía salvarlo pero lo cierto era que nadie podía hacerla.
Nadie podía salvarlo.
No quería eso para ella, y mucho menos para su hija.
Es así como al día siguiente fingió estar bien con Tom, fingió que no había escuchado nada, porque ella también podía ser una buena mentirosa.
