𝐌𝚰𝐃𝐍𝚰𝐆𝐇𝐓 𝐑𝐀𝚰𝐍 - tom riddle

V. ¿ME ODIARÍAS?

—Gracias por ayudarme con los libros, Tom— la castaña entra al aula de pociones con una sonrisa en sus labios.

—No es nada—el pelinegro le sonríe y pone los libros sobre el pupitre de la Ravenclaw —¿nos vemos luego?

Asiente.

El pelinegro se despide de Samira antes de salir del aula, después de todo no compartían esa clase en común.

—¿Qué acaba de pasar? — la pelirroja mira a su amiga con sorpresa—Riddle ¿ ayudándote y sonriendo? ¿Acaso es Navidad?porque por Merlín quiero uno de esos— bromea y la castaña rueda los ojos.

—Tom se ha comportado diferente este año... supongo que comprendió que solo serán tres años más para soportarme— se encoje de hombros

—O simplemente ha recapacitado y se dio cuenta que ¡eres su alma gemela! Tú toda adorable y él... pues parece el mal encarnado

Samira golpea a su amiga y esta se queja, no mentía, aún le parecía tenebroso.

—No lo creo... aunque sigue dándome algo de escalofrío... Tom es lindo.

—Sigue dándome material y te juro que no descansaré hasta que estén juntos.

La de ojos azules rie por lo bajo y termina la conversación antes que la profesora les diga algo.

La clase transcurre como de costumbre, Samira era terrible para las pociones, era algo irónico ya que su padre fue el mejor de su generación.

Ella prefería herbologia o transformaciones, como su madre.

La castaña guarda el papel en su maleta y sonríe antes de entrar a la biblioteca.

—Creí que no vendrías

—¿Y perderme la oportunidad de hablar con Tom Riddle? Como crees ... ¿para que me has citado aquí?

El pelinegro toma la mano de la oji-azul sin previo aviso y la guía hasta unas estanterías.

—Tom... no deberíamos estar aquí es la sección prohibida y...

—He estado investigando Samira— el Slytherin saca un libro de la repisa— mira por ti misma

La castaña toma el libro y se fija en la portada.

Frunce el ceño, había escuchado sobre eso pero era un mito.

—¿Qué significa esto?

—Creo que estoy apunto de encontrar la forma de acabar con los muggles

—Tom... espero que estés bromeando... esta magia es demasiado poderosa y ... y básicamente es un mito ¡los horrocrux no son un juego!

—Necesito confirmar esa teoría, eres una Ravenclaw ¿no se supone que lo saben todos?

—¿Por eso estoy aquí?— silencio pulcro— entiendo...— asiente sin expresión— todo este tiempo te has comportado tan.. ¿amigable? Solo por esto, por supuesto— la castaña coloca el libro en la repisa

—¿Por que más hablaría contigo?

—Enserio te tomas muy enserio lo de Slytherin— murmura antes de caminar lejos de Riddle.

El pelinegro solo observa como la castaña se va de su lado

¿acaso la había ofendido?

No había dicho nada malo, solo la simple realidad.

Las horas habían pasado y la castaña leía bajo el inmenso árbol.

Solitaria.

El sonido de la naturaleza lograba tranquilizarla.

—Toda una Ravenclaw

No aparta la mirada de su libro, prefiere ignorar al pelinegro pero este no entiendo la indirecta y se sienta junto a ella.

—¿Sabes?, cuando una persona te ignora es porque no requiere tú presencia — pasa la página tratando de no prestarle atención al chico.

—Nunca he sido muy cariñoso...— murmura y ella ríe, no lo había notado—en el orfanato las personas no eran muy afectuosas. Hace un tiempo cuando buscaba mis orígenes... ¿sabes quien fue mi padre?— Samira se sintió mal. 

En un vago intento de ignorarlo, ahora su atención permaneció en Tom.

—Un muggle abandonó a mi madre y a mi—explica con despreció, la chica sintió su piel erizarse, era muy pequeño para sentir tanto odio—Mi madre murió y yo crecí sin saber del mundo mágico... ese estupido muggle no es y nunca será mi padre.

—No todos son iguales Tom, también eres parte mu...

—¡No soy muggle! ¡Y no tengo parte muggle! — el pelinegro sobresalta a la ravenclaw

—Pues si fuese mestiza ¿Me odiarías ,Tom?

Tom la observa con atención y medita muy bien sus palabras.

—Nunca podría hacerte daño, Samira— una de sus manos pasa con delicadeza por el cabello de la pelinegra— nunca podría odiarte.

Sorpresivamente Tom le sonreía a la Ravenclaw pero no era de una forma macabra.

Su sonrisa era sincera.

Algo que ni él mismo podía explicar.