Trató de levantarse para enfrentarle pero Jaemin le sujetó fuertemente de sus hombros, evitando que pudiera ponerse de pie como planeaba. Taeyong estaba fúrico, molesto y quería golpearle. Incluso quiso avanzar hacia él pero fue detenido por el tailandés quien tomó su muñeca y le dio una mirada seria antes de indicarle que salieran del cuarto.

Jeno estaba molesto y quería seguirlos, enfrentarse al pelirrojo pero dudaba de que pudiera caminar en esas condiciones y mucho menos aguantar un golpe del otro alfa. Aunque no lo pareciera, tenía la mano bastante pesada. Miró al omega a su lado y suspiró, volviéndose a recostar en la cama.

— Lo lamento. Deberías de volver a tu casa. Taeyong está molesto y va a desquitarse contra cualquier cosa que se mueva o simplemente exista.

El pelirosa negó con su cabeza. No necesitaba de disculpas, tampoco le importaba si es que debía aguantar más gritos por parte del mayor de todos, no iba a irse. Se recostó en la cama, acomodándose al lado del pelinegro y abrazándole por la cintura apoyando su cabeza contra el pecho de este.

— Estás loco si piensas que voy a dejarte solo luego de todo lo sucedido. No me iré de aquí hasta ver que estés bien.

Una pequeña sonrisa se posó en los labios del alfa mientras le abrazaba de regresó, pegándole más a su cuerpo. Sabía que eso estaba mal, no debería permitirle abrazarle de esa manera o permitirle quedarse. Debería de estarle echando del departamento, que volviera a su casa y se mantuviera alejado de él pero le resultaba imposible. La cálida sensación que tenía sosteniendo al cuerpo ajeno era indescriptible, no había nada mejor que aquello. No quería soltarle nunca en su vida si era posible. Sin saber cuándo, ambos terminaron durmiéndose envueltos en los brazos del otro.

Fuera de allí, en el balcón del departamento, un pelirrojo se encontraba fumando su cuarto cigarro cuando Ten salió por la puerta corrediza poniéndose a su lado observando el paisaje de Seúl al atardecer. Se sujetó de la barandilla suspirando y pensando bien antes de siquiera hablar. Sabía que el alfa aún estaba demasiado molesto con su hermano, cualquier cosa equivocada le haría estallar en furia y posiblemente terminaría volviendo dentro para darle una paliza.

— No puedes molestarte con él. — Su voz salió tan baja que se preguntó si realmente le había escuchado. El rostro del mayor se deformó en una mueca de enojo demostrando que le había oído perfectamente. —

— ¿Qué no puedo enojarme con él? Ha puesto nuestras vidas en riesgo por ese chico, nos ha puesto la soga en el cuello y ni siquiera se había atrevido a decírmelo.

— ¿Siquiera te has puesto a pensar en lo que él ha estado viviendo?

El pelirrojo arrojó la colilla del cigarro apagado hacia el vacío, esperando a que no le cayera a ningún desafortunado transeúnte. Metió sus manos en los bolsillos sin mirarle, manteniendo su vista al frente pero sin estar mirando a nada en específico.

— Yo he estado viviendo lo mismo que él, Chittaphon. Se la presión que está pasando.

— ¿De verdad crees eso Taeyong? Te recuerdo que tú te metiste aquí por tu propia voluntad. Si, lo hiciste por dinero, porque querías tener una vida buena y ayudar luego a tu familia pero al final ha sido tu elección. Él no tuvo esa elección, no hubo opción. Era eso o morir a golpes. Sin contar que apenas tenía 15 años. Era un niño... aún lo es.

— Un niño que a su edad ya estaba en un club de peleas clandestinas.

Las palabras del alfa salieron de manera seca, filosas y cargadas de furia. Ten le miró molesto unos segundos antes de suspirar y negar con su cabeza, decepcionado. Taeyong a veces podía ser más terco y duro de lo que la mayoría pensaba.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now