Cap. 34. Pool.

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Maca POV

— Bueno... sha', en serio, ¿Vos no vas a tomar ni un poquito?— Julieta me pasaba el tarro de cerveza enfrente a la cara.

— No — dije arrugando la nariz — Sabes que desde hace años no tomo y menos cerveza. — Empujé levemente la bebida hacia ella.

— Bueno... vos te lo perdés' — mi amiga se bebió un cuarto del tarro de un golpe y regresó su mirada hacia mí.

Un poco de espuma se le quedó como bigote; Así que tomé la servilleta que estaba en la mesa y se lo limpié.
Ella alzó una ceja inquisitiva; la conocía tanto que sabía perfectamente que algo estaba pasando por su mente.

— ¡Bueno ya Julieta! Pregúntame de una vez lo que sea que estés pensando, llevas rara desde que llegué.

La mujer jugueteó con sus dedos sobre la mesa y luego volvió a mirarme.

— No me lo tomés' a mal, pero no puedo creer que yo, siendo tu mejor amiga, nunca noté que a vos te gustan las minas.

Bajó la mirada y yo solté una carcajada que se escuchó por todo el bar a pesar de la canción de Soda Stereo que sonaba a través de las bocinas.

— Pero si vos sos tonta, ni yo me había dado cuenta de eso hasta que la conocí a ella.

Julieta sonrió y se volvió a llevar el tarro de cerveza a la boca.

— Bueno bueno, pará' no hablemos de ella que nos re bajoneamos. Mejor dime... ¿Qué pensás' de esa piba que acaba de entrar? — Señaló con la cabeza.

Una mujer rubia, con mechas rojizas, mucho más alta que yo, enfundada en pantalones y chamarra de cuero, entró al bar con un casco de moto bajo el brazo y se sentó en la barra.

Rodé los ojos. — Se lo que estás pensando loca, pero no funciona así, no por haberme enamorado de Barbie, ahora me gusta cada mujer guapa que me pasa por enfrente.

— Dale... pará', deberías aprovechar que sos libre y divertirte. — volvió a tomar. — Aparte acabas de admitir que la mina es guapa. — Alzó las cejas a modo de sorna con el tarro aún en la mano.

— Si serás boluda — fruncí el ceño y me recargué en el respaldo de la silla. — ¿Qué parte de estoy enamorada y no tengo ojos para nadie más no entendés'? Es como si yo te dijera que a vos te gustan todos los pibes que están aquí.— Señale nuestro entorno con las manos.

— Pues básicamente... si — dijo con cinismo. — Menos el chabón ese de allá. — Señaló a un hombre que estaba jugando en una de las mesas de billar, parecía tener unos sesenta años. — Ese es muy mayor para estos huesitos.

Las dos reímos al mismo tiempo, hasta que el mesero se acercó con una bebida y la dejó enfrente de mí.

— Lo siento, pero yo no ordené nada. — lo miré confundida.

— Te lo manda la mina de ashá' , no te apurés' es una limonada. — dejó una servilleta a lado del vaso.

Volteé y la mujer rubia me guiñó un ojo mientras alzaba el tarro de cerveza como diciéndome "salud". Unos segundos después, regresó su vista al frente.

En ese lapso de tiempo, pude ver que tenía un piercing muy particular en el labio inferior y unas cejas pobladas muy bonitas.

— ¿Querés que le diga algo? — preguntó el mesero.

— No gracias. — contesté incómoda.

— Si serás turra... — Interrumpió Julieta ganándose una mirada asesina de mi parte. — Claro que si, decile' que muchas gracias. Mi amiga siempre anda conquistando a todos a su alrededor. — Guiñó el ojo — Ahora si me permitís, voy al servicio... ¿venís?

La conocí a ella... (BARBARENA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora