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Era un día totalmente lluvioso, las clases estaban por comenzar, por lo cual apresure un poco más el paso.

Este por fin sería el último año de preparatoria y podría estudiar lo que deseo....

O eso pensaba.

Al llegar mi mejor amiga me estaba esperando: Nakahara Koemi, una chica un poco más baja que yo que va al mismo salón. Siempre mantiene su cabello rojo en una coleta alta por comodidad.

-Es raro que llegues justo a tiempo Amane, siempre llegas antes.

Mi amiga espero a que guardara el paraguas y me cambiara los zapatos. Y si, era verdad... La que siempre llegaba tarde o justo a tiempo era Koemi y no yo, pero siempre hay una primera vez para todo.

Las clases transcurrieron con normalidad, durante los recesos miraba mi celular por si mi padre me había respondido el mensaje de la mañana, pero no había respuesta alguna.

¿Y si algo malo le hubiese pasó?

Durante el almuerzo no pude despegarme de mi celular, revisaba los mensajes en todo momento, incluso le enviaba más mensajes.

-¿Qué pasa?- preguntó Koemi- Te he visto todo el día con el celular.

-Mi padre no me contesta los mensajes desde la mañana.

Koemi se quedó en silencio durante varios minutos, pensando en que decirme....

Lo más probable es que se tratara de alguna tontería para hacerme olvidar un poco el tema.

-De seguro está ocupado o se fue del país dejándote alguna deuda que tú no conoces, te quedas sin hogar, vagas por varias horas y mágicamente te haces la nueva diosa de un templo y ayudas a las personas.

Me quedé mirando a mi amiga por varios minutos, ella mantenía una sonrisa en su rostro, la cual deseaba borrar de una patada, pero debía mantener la calma.... Por ahora.

-Sea lo que estés fumando.... Debes dejarlo y no te pego con la silla, por respeto a la silla.

Mi amiga comenzó a reír un poco más fuerte, me dijo que no me preocupara, que tarde o temprano mi padre me iba a responder los mensajes que le he dejado.

Al terminar el almuerzo nos fuimos a cambiar, nos tocaba educación física. Durante los ejercicios de calentamiento no dejaba de sentirme observada, que todos mis movimientos estaban siendo analizados en todo momento y eso me colocaba nerviosa.

Al terminar todos los ejercicios nos fuimos a las duchas. Koemi y yo hablamos que hoy nos tocaba trabajar en la cafetería al igual que mañana, lo que nos dejaba más tranquilas ya que con el dinero de las propinas podremos comprar cosas para hacernos de comer mientras esperamos al sueldo de fin de mes.

Intenté el resto de las clases olvidarme de esa sensación, pero era algo difícil de conseguir.

Al sonar la campana anunciando el término de las clases me estire una vez que me levanté de mi asiento, realmente me sentía agotada pero el día aún no se acababa, aún faltaban cosas por hacer.

Al salir a la calle esa sensación de estar siendo vigilada aumento aún más, intenté encontrar la fuente de todo esto, pero no logré visualizar nada.

Al llegar a la cafetería nos fuimos a vestir, al parecer el día de hoy iba hacer tranquilo y agradecimos eso, nos sentíamos cansadas por todos los trabajos que nos han estado dando en clases.

Los clientes eran los mismos de siempre, chicos de preparatoria que buscaban relajarse un rato, pequeñas familias y de vez en cuando alguna persona sola.

Entre la gente que estaba atendiendo había una persona de traje negro y unos lentes de sol del mismo color. Sentía que esa persona no dejaba de observarme, de seguir todos los movimientos que estaba haciendo y eso me ponía los pelos de punta.

Intenté relajarme, no quería preocupar a la gerenta y mucho menos a mis compañeras, de seguro pronto se iría o era solamente imaginación mía.

Con el paso de las horas Koemi y yo nos estamos haciendo buenas propinas, a lo que ella bromeó que podríamos contratar a un stripper, a lo cual todas nuestras compañeras comenzaron a reírse e incluso la gerenta.

Koemi dentro de la cafetería es bastante querida no solo por el personal de trabajo, sino también por los clientes que escuchan las tonterías que dicen.

Lo bueno es que la gerenta acepta las cosas que dice, más de la mitad son cosas con doble sentido y la otra mitad, lo mismo pero de forma directa.

Cuando por fin ya tocaba la esperada hora de cerrar, todas nos organizamos para hacer el cierre lo más rápido posible y poder salir lo más pronto posible para que no sea tan peligroso para nosotras.

Al terminar de limpiar todo el local nos fuimos a cambiar, mientras nos cambiamos todas hablaban de lo que querían hacer en su día libre: salir con su novio, ir a ver una película con amigas, ir al parque, etc.

En cambio Koemi y yo nos quedamos mirando, lo más probable es que alguna de las dos se quede a dormir en la casa de la otra y veamos alguna película o nos ayudemos a avanzar en nuestros escritos.

Todas nos despedimos en la entrada del local, algunas se iban en grupo ya que sus casas quedaban hacia la misma dirección. Koemi te sonrió y comenzaron a caminar, antes irían a un mini market que está abierto las 24 horas para poder comprar lo necesario para hacerse algo de comer.

Una vez que terminamos de pagar, salimos del pequeño establecimiento y nos separamos para ir cada una a su casa.

La noche estaba bastante tranquila, por el momento habia dejado de llover y se podía percibir a la perfección el olor a tierra mojada... Lo cual me relajaba bastante.

Mientras me encontraba metida en mis pensamientos, un auto se estacionó cerca mío, salió un hombre, el mismo que estaba en la cafetería.

Salí corriendo, algo me decía que no debía dejar de correr, pero el sujeto al ser más grande que yo no le tomo mucho tiempo alcanzarme, intenté liberarme de su agarre, le di una patada pero nada de eso funciono.

Me coloco una venda en los ojos y metió al auto, en ese momento intenté escapar nuevamente pero no lo logré, me amarró las muñecas y los pies.

En el auto intente percibir hacia donde íbamos, pero no podía, ese sujeto estaba girando en varias calles lo cual me dejaba bastante confundida.








Debía admitir que sentía miedo.

Eres mía. [Rengoku X Oc]Where stories live. Discover now