El Amor de Clio

Epílogo.

Antes del final de la historia.

Un año después de la boda, Sofía y Hugo se encontraban planeando la fiesta de cumpleaños número 9 de la pequeña Sofi.

La pequeña princesita se encontraba siendo arreglada por sus sirvientas; millones de vestidos y lazos fueron probados en ella, hasta que el indicado llegó. Era un vestido marrón con terminaciones de oro.

Por otra parte, Sofía se había sentido extraña toda la semana, así que había pedido al médico real que la revisara antes de la celebración.
Cuando la jovén reina se enteró de que esperaba un bebé. No tenía idea como reaccionar, así que con rapidez, se acercó hasta Hugo para darle la feliz noticia.

El joven se encontraba colgando una piñata cuando Sofía llegó a abrazarlo por detrás.

~Sofia... ¿Estás bien?

~Perfectamente. Tengo que decirte algo.

~¿Amber tendrá otro bebé?

~No es ella...Contestó tocando su estómago levemente abultado.

Los ojos de Hugo se iluminaron y sin pensarlo abrazo a su esposa con fuerza.

~¡No sabes lo feliz que me haces!

~¿Qué pasa papá? Sonrió la pequeña Sofi con ingenuidad.

~Te tengo un regalo, pero no nacerá hasta dentro de nueve meses.

~¡Tendras un hermanito! Mencionó Sofía con felicidad.

La pequeña niña comenzó a dar pasos en retroceso y sin pensarlo se echó a correr hacia su cuarto.

Rápidamente buscó entre las cosas de su padre. No sabía que estaba buscando, sin embargo, el diario de su madre relucio frente a sus ojos.

~Mi papá está tan feliz, me preguntó ¿Qué sintió cuando se enteró de mi llegada? Comentó con ilusión.

El diario se abrió precisamente en el momento en que su abuela le pedía a sus padres que le dieran un heredero al país.

“¡No tendré un bebé!"
Y posteriormente el momento en que Clio le daba la feliz noticia “Tendremos un bebé, Hugo" “Felicidades, por tu hijo, mencionó el príncipe con indiferencia".

Las lágrimas de la pequeña Sofi comenzaron a brotar.

~Papá no quería tenerme...Me pregunto ¿Por qué?

En un ataque de tristeza, la niña se escabulló del castillo por una salida secreta que había descubierto meses atrás. Esperaba no volver jamás y dejar a su padre ser feliz.

El pueblo de Albuquerque era muy grande y concurrido, todas las personas se encontraban apresuradas.

La pequeña princesa había comenzado a tener miedo.

A lo lejos, un hombre la miraba con intriga, se le hacía conocida dicha niña pero ¿Dónde la había visto?

~Es hora de la cena, señor Maximiliano. Se escuchó una voz.

Aquel hombre que se encontraba cortando madera, dejó el hacha sobre el tronco y se dispuso a volver a su hogar.

La Pequeña Sofí siguió merodeando por las grandes calles de Albuquerque. Todo iba bien, hasta que se topó con una pandilla de niños de aspecto harapiento.

~¿Qué tenemos aquí? Una noble desprotegida. Comentó uno de ellos jalando su cabello.

~Si no me sueltas, haré que te arrepientas.

~¿Qué me harás? ¿Me enviaras con el rey?

~Mi padre no te tendrá piedad.

~¿Oyeron eso? Afirma ser la hija del rey Hugo.