Adiós princesita Sofi

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La reina Esther volvió a su castillo.
En seguida se encerró en su estudio y sacó un viejo retrato de su hija, de uno de los cajones. Era tan joven cuando murió, con una vida por delante que le fue arrebatada.

El retrato de la pequeña Sofi apareció de entre sus cosas, al parecer Hugo enviaba uno cada año, esperando que la mujer quisiera conocerla.

~Reina Esther, el consejo espera por usted. Comentó el mayordomo entrando a la habitación.

~En seguida voy. Antes quisiera arreglar otro asunto, pronto mi nieta vendrá a vivir conmigo y se convertirá el la heredera de Corinthia.

~Como deseé, reina Esther. Comentó haciéndole una reverencia.

Sofía se encontraba caminando del brazo de Charles. El hombre estaba bastante tenso, pero no dejaba de fingir una sonrisa para la princesa.

~Debo volver a Albuquerque, los problemas del reino me esperan. ¿Por qué no me acompañas? A mí hermano Garrick le agradará recibir tu visita.

~Seria una buena idea, ¿Seguro que no tendré problemas con Hugo y Axel?

~Solo son chicos mimados. El rey ahora soy yo. Sonrió con malicia.

Sofía tragó saliva y decidió asentar con la cabeza.

Una vez llegó a Albuquerque, acompañó a Charles hasta su estudio, buscando el momento adecuado de escaparse para encontrarse con Hugo.

~La habitación de Garrick está al fondo, ¿Por qué no vas con él?

Sofía salió lo más rápido posible.

Cuando llegó, el rey se encontraba dormido y una extraña joven se mantenía atendiéndolo.

~Princesa Sofía, estas gotas son indispensables para el rey Garrick, el príncipe Hugo las recomendó. Cuando llegue ¿Podría dárselas? Él suele suministrarlas. Habló con un toque de misterio.

~Claro que si. Contestó tomando el pequeño frasco.

La princesa de Encantia se sentó en un pequeño sillón que se situaba junto a la ventana, mientras esperaba que el rey Garrick despertará.

Hugo llegó unos minutos más tarde. Los ojos de Sofía comenzaron a brillar y sin importar nada, corrió hasta él para darle un pequeño beso en los labios.

Las mejillas de Hugo se encendieron y sus miradas se perdieron.

~No esperaba verte aquí.

~Tu tío Charles me trajo, ¡casi lo olvido! Me pidieron que te entregará estás gotas, son para tu padre.

~Gracias, últimamente soy yo quien se hace cargo de él. No puedo confiar en nadie más.

~Te comprendo perfectamente Hugo.

Garrick despertó al escuchar las voces de los jóvenes y sonrió al notar que ambos se llevaban tan bien como antes.

~Princesa Sofía, que gusto verte. Sonrió con felicidad.

~Rey Garrick, ¿Cómo se encuentra?

~Muy bien, me agrada que se lleven mejor.

Las mejillas de ambos se volvieron carmesí y se echaron miradas de complicidad.

~Te daré tu medicina papá, verás que pronto retomaras tu lugar.

~Hugo, no quiero retomar mi trono, quiero que uno de mis hijos lo tome, me encantaría que fueras tú, Axel no tendrá mi bendición hasta que no siente cabeza, además su carácter no es el de un rey. Está mañana envié una carta a Corinthia para que se te desvinculé del trono, de esa forma, cuando yo mejore, podrás tomar el poder de Albuquerque. Seguramente a Axel no le gustará mi decisión, pero debe entender que busco lo mejor para el país.

~No podría, soy el segundo.

~Para mí no hay distinciones, además puedes conseguir una buena mujer para que te acompañe. Comentó mirando a Sofía.

En ese momento entró Charles a la habitación.

~Felicidades Hugo, futuro rey de Albuquerque. Dijo entre dientes.

~No estoy seguro de esto. Exclamó mientras ponía las gotas de su padre en el mueble de noche.

~Pronto me casare con Sofía y nos mudaremos al ducado. Dijo tomando la cintura de la joven, mientras la acercaba a él.

Sofia fingió una sonrisa e intento separarse de su agarre, sin embargo le era imposible, Charles era muy fuerte.

Garrick observaba con interés. Unos minutos antes, había presenciado el beso entre su hijo y Sofía, solo que se había hecho el dormido para no importunar.
Conocía los verdaderos sentimientos de ambos y estaba en contra del matrimonio de la princesa con su hermano. Estaba consciente de que existía una diferencia de edad considerable.

Hugo se aclaró la garganta para desviar la atención de su tío.

~Crei que tenías trabajo.

~Asi es, pero quería ver cómo seguía mi hermano. Ahora debo volver, más tarde te veré Sofía. Dijo dándole un beso en la mejilla.

El hombre salió de la habitación y la joven soltó un suspiro de alivio.

~Sé lo que está pasando. Tienen mi apoyo. Habló Garrick con decisión.

~¿Es en serio? Preguntó Hugo.

~Nunca había estado tan convencido de algo.

Sofía saltó a los brazos de Hugo y este la giró alrededor de la habitación.

~Asi debió ser, así será, ya nada lo impedirá.

Charles escucho todo a través de la puerta, su odio era cada vez mayor y la venganza sería más grande.

La princesa Sofí se encontraba jugando en los pasillos. El hombre la vió mientras se dirigía a su estudio.

~Hola Sofi, ¿Cómo estás? Sonrió intentando parecer simpático.

~No muy bien, supe que la princesa Sofía esta aquí, pero no ha venido a saludarme.

~Tengo una sorpresa mayor, tu abuela quiere que pases una temporada en Corinthia.

~¿Mi abuela?, Comentó con felicidad.

~¿Quieres que te lleve con ella?

~Pero no le he pedido permiso a mi papá. Contestó con la mirada baja.

~Ya le pregunté, además el carruaje de tu abuela está esperándote. Volverás pronto.

Sofi se mordió un poco los labios, para finalmente aceptar.

Charles pidió que empacaran la ropa y juguetes de la niña.

Una parte de su plan estaba en marcha. Hugo sufriría hasta quedarse sin aliento.

El carruaje emprendió el vuelo y la pequeña niña, seguía despidiéndose a través de la ventanilla.

Su rostro mostraba felicidad, pero a la vez un poco de tristeza por no haber dicho adiós a su padre.

Sofía y Hugo caminaron rumbo a la habitación de la niña, se encontraban tomados de la mano. Estaban dispuestos a contarle todo a la pequeña y sabían que ella lo tomaría de buena manera.

~Debe estar dormida, es raro que no esté jugando en los pasillos. Mencionó Hugo.

El príncipe abrió la puerta para encontrar una habitación desordenada.

~¿Qué pasó aquí Hugo? Titubeó Sofía.

La mucama de la pequeña Sofí se acercó rápidamente hasta ellos para informarles lo que había pasado. Sin pensarlo, Hugo se dirigió hasta el estudio de su tío. Sus puños se encontraban apretados y su mandíbula tensa.

El Amor de ClioWhere stories live. Discover now