La locura.

630 40 18
                                    

La reina Esther pensaba en una forma para liberar a Hugo y hacer caer a Charles en su propia trampa ¿Pero cómo podría hacerlo?

Sofía se encontraba caminando de un lado a otro en su recámara, si tan solo tuviera su amuleto de Avalor, las cosas serían distintas.

Charles entró a la habitación con una sonrisa resplandeciente.

~Mi bella y delicada Sofía, tan linda como una flor. ¿Me extrañaste mucho?

La princesa giró su rostro para evitar mirarlo.

~Sé que eres muy influenciable y que Hugo envenenó tu alma para que te comportes de esta forma, pero yo te salvare. Él pagará todo lo que ha hecho. Todo por nuestro amor Sofía.

~¿Perdiste la cabeza? ¿De qué amor hablas? Confieso que estuve confundida, pero mis sentimientos por Hugo siempre han sido genuinos.

Charles apretó los puños y caminó hasta quedar frente al espejo.

~¿Ves quién soy? Soy el duque Charles ¿Cómo puedes decir eso? Contestó soltando un golpe, provocando que los pedazos de vidrio se esparcieran por toda la habitación.

~Esos comportamientos son los que te hacen diferente a Hugo, aunque ambos compartan la misma mirada.

Charles se acercó hasta Sofía y la tomó por los hombros, la princesa lo miró con odio. Su irá lo estaba cegando a tal grado de levantar una de sus manos para darle un golpe, sin embargo, cuando estaba a punto de tocarla, se detuvo y dió un paso en retroceso.

~Lo siento mucho... No sé que me ocurrió, ¿Ves? Hugo hace que tú y yo tengamos problemas. Él es el único que debe pagar. ¡Haré que lo maten! de esa forma no se interpondrá en nuestra felicidad.

La impotencia comenzó a recorrer el cuerpo de Sofía, provocando que comenzará a temblar de nervios.

~Hugo no tiene la culpa. ¡Todo es feliz! Tú y yo somos muy felices, no hace falta que le hagas daño. Comentó acercándose hasta él para tomar su hombro.

Charles había llegado a un grado de locura en el cual parecía un niño pequeño, en medio de un berrinche.

~Dime que me amas, que estarás conmigo. Líbrame de esta oscuridad Sofía.

~Hugo es inocente ¿No es así? ¿Quién está envenenando al rey Garrick?

~Soy yo Sofía...

~Si dejas libre a Hugo, no te delatare, no tendrás ningún problema, pero ¡deja que las cosas se resuelvan!

~No puedo hacerlo, por qué, apenas salgas de aquí, te irás con él. Por eso no pienso dejar que vuelvas a salir de esta habitación ¡nunca más!

~¿Crees que esa es la solución?

Charles comenzó a bajar la defensa y Sofía se acercó con cautela a él.

~Cuando uno ama de verdad, busca el bienestar de la otra persona.

~Déjame aprender a ver la luz, tan solo la veré contigo Sofía. Comparte mis fríos inviernos. A ti nunca te haría daño.

~Prepara la boda entonces, pero manda a Hugo lejos de aquí, no quiero que esté presente.

~Asi se hará, lo dejaré en libertad, descansará, verás que lo enviare muy lejos de nosotros, él debe irse ¡Lo prometo!

Los ojos de Sofía comenzaron a inundarse de lágrimas.

Charles salió un momento de la habitación, para volver minutos después con una soga en sus manos.

Sofía comenzó a sudar cuando el hombre la tomó de las manos y comenzó a atarle las muñecas.

~¿Qué haces? ¡No puedes hacerme esto!

~Veras cómo sufre el desecho de la humanidad, la persona que nos ha separado, te llevaré hasta donde él descansa.

Charles le ato las manos a la espalda. Y la llevó por los pasillos, simulando un abrazo.

~Primero te llevaré con tu padre y tú hermano, dirás que estás bien y vendrás conmigo, si cometes el más mínimo error, te clavaré esta navaja. Comentó mostrando un artefacto que guardaba entre un fino pañuelo de ceda.

En realidad el hombre solo tenía una vieja pipa enredada entre el pañuelo, pero los nervios de Sofía le impedían descubrir su engaño.

Sofía tragó saliva y caminó hasta el salón donde se encontraba su familia.

~Gracias por preocuparse por mi, pero debo cuidar al rey Garrick, así que me quedaré un tiempo aquí. Sonrió siguiendo de largo. Provocando la desconfianza en James.

Sofía bajó nuevamente a las mazmorras en compañía de charles.

El estado de Hugo era crítico, ahora se encontraba atado a uno de los barrotes, sin nada de comida o agua.

Sofía quería correr hasta él para abrazarlo, pero Charles la tenía aferrada a él.

~¿Por qué le haces esto?

~Es por nuestro amor. Comentó rasgando una manga de su traje. ~tu misma verás su sufrimiento.

Sofía cerró los ojos cuando la espada de Charles acarició el rostro de Hugo.

~Por favor ¡no lo hagas! dijiste que lo dejarías ir.

~Asi es, él me dio el privilegio de conocerte y estar a tu lado. Asi que le daré la oportunidad de descansar, le daré una muerte digna de un príncipe. Contestó haciéndole una reverencia.

~Si lo matas, me mataré también. Gritó girando la espada hacía su pecho.

~No dejaré que los enamorados queden como mártires.

~¡Confiesa tus crímenes! Por favor.

~¡Nunca diré que intente matar a mi hermano y culpar a mí sobrino! Gritó con furia.

El rey Garrick, Roland y James habían llegado al lugar en el momento exacto.

~¡Guardias! Atrapen a mi hermano. Habló con seguridad Garrick.

~Pero ¿Cómo? Tú no deberías poder moverte, se supone que sigues tomando las gotas.

~¿Estas gotas? Comentó Esther mostrando un frasco roto. ~Desde que lo descubrimos Garrick dejó de tomarlas.

Uno de los guardias abrió la celda de Hugo y él corrió a los brazos de Sofía.

~Te amo y extrañe mucho. Exclamó acariciando sus oscuros cabellos.

~Yo también te amo Sofía, ¡Pronto vendrá Wassalia! Y la vivieremos como una familia.

Los nervios de Charles comenzaron a aumentar, no soportaba ver a los jóvenes abrazados ¡Los separaría, sin importar el costo! Así que en un arranque de celos, hizo a un lado a los guardias. Desempuño su espada y sin pensarlo atravesó la espalda de Hugo, provocando que tanto el príncipe como Sofía cayeran al suelo.

Todo se volvió borroso para ambos, mientras observaban como todos corrían a su alrededor intentando socorrerlos.

El Amor de ClioWhere stories live. Discover now