[4: Hora negra]

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La otra mujer
Siempre se dormirá llorando
La otra mujer
Nunca tendrá su amor para quedárselo

El silencio reino entre ambos, los cuales se veían fijamente sin decir nada. Las lagrimas habían cesado y la incomodidad junto con los nervios se apoderaron de Eren.
En cambio Victoria, miraba con tristeza al moreno, porque sabía que después de esto, el la odiaria...

Y ella sentía que si... se merecía todo el odio y desprecio de Eren... porque por su culpa la persona que más amaban se fue y eso solo empeoraba las cosas y la mentalidad de la castaña, la cual sentía sus dias cada vez más largos y pesados -sin descontar que ver a Eren era una verdadera tortura-.

Si tan solo pudiese cambiar ese día y volver a aquellos tiempos en el que todos eran felices y reían mucho. Aquellos tiempos en los que Victoria podia estar en la misma habitación que Eren sin ningún problema e incluso conversar. Volver a aquellos tiempos en los que eran felices y no lo sabían.

Pero ese sentimiento quedo en el olvido después de la tragedia. Ya nadie podía ser feliz, no sin ella. Hasta Eren, que ni la recordaba sentía una tristeza remplazar aquel lugar donde se suponia que debia estar su felicidad.
Y en el caso de Victoria... ella ya estaba complentamente sumergida en su mar de lagrimas. Quizás antes ella reía mucho, pero luego de que (T/N) se fue, las cosas cambiaron para peor. Ya nadie se acercaba a Victoria, ya nadie hablaba sobre ella, ya nadie se animaba a entrar a su oficina porque aquella aura de tristeza te envolvía y te hacía sentir tan miserable cómo ella.

Eren titubeo un poco antes de hablar, la sola idea de que ella lo llamo para charlar lo ponía tan jodidamente nervioso. En realidad, su jefa lo ponía nervioso. Aquellos ojos miel que estaban tan apagados le que daban miedo, podia sentir como si esos ojos atravezasen su alma por completo, como si ella misma intentaba entrar en el y recordarle algo o alguien.

En cambio ella con tan sólo mirarlo sabía que Eren estaba nervioso, pero que muy en el fondo el sabía de está conversación. Pues ambos estaban conectados de alguna manera. Y Eren podia sentir que a Victoria le faltaba alguien y Eren compartia eso. Por esa razón era ahora los dos estaban solo a unos metros.

— B-buenos días — saludó parandose lo más recto posible.

Victoria ni se esforzó por siquiera sonreír o pararse, símplemente habló como venia hablándole desde aquel trágico día.

— Buenos días, Eren — saludó fría
— Siéntate, por favor — pidió y el obedeció caminando con desconfianza a la silla que había frente al escritorio de ella.

Eren ni siquiera se había tomando la molestia de mirar el interior de la oficina que tanta intriga le generaba, ahora mismo era como si ya conociera la habitación, como si ya había estado ahí tantas veces que, conocía el perfume a jazmín, el característico color negro que la representaba tan bien, los libros, los muebles e inclusive las fotos encajaban perfectamente en su memoria, como si Eren ya supiera donde esta cada cosa. Todo está en su lugar... todo menos ella.

Ella no encajaba ahí, ni con el olor a jazmín, ni con los mubles, ni los libros, ni las fotos... sólo un triste y solo color negro... negro como el rimel que corrió por sus lagrimas aquel trece de febrero, negro como su alma tan impura y traicionera, negro como su corazon que cada vez latía con menos ganas dentro suyo... quizá esa era la razón de porque a ella le gustaba mucho ese color, porque de alguna manera, representaba sus ganas de morir y tristeza.

Todo lo contrario al muchacho frente suyo, Eren, que en cambio  le gustaba el celeste. Porque según el representaba la libertad, el cielo y la calma. El mismo decía que no se sentía identificado pero, no podia evitar amar con todas sus fuerzas aquel color, que no se parecía en nada con la oscuridad de Victoria. No había ninguna conexión al celeste y al negro, solo eran dos colores distintos que representaban a dos personas que sufrían en silencio, porque a pesar de que Eren era ajeno a la verdad, siempre estuvo presente con el, algo siempre le susurraba al oído que las personas a su alrededor le ocultaban cosas... o más bien, le ocultaban a alguien.

Recuerdos ||Eren Jeager||Where stories live. Discover now