Lo que mereces

538 49 14
                                    

Voy a pasar la noche en casa de Anna, nos vemos mañana.

Pulsé en el botón de enviar y esperé mi madre no hiciera muchas preguntas.

Me coloqué el cinturón del asiento del copiloto de la camioneta de Reed.

Aún no comprendía bien lo que estaba sucediendo. En algún momento Reed apareció en mi casa con ganas de hacerme una fiesta sorpresa y yo me había subido a su camioneta sin idea de lo que me deparaba la noche.

No pude evitar sentir un poco de emoción y nervios a la vez.

–No entiendo por qué estás haciendo esto –murmuré, sin querer mirarlo mientras conducía–. Estoy segura que ni siquiera te caigo bien.

Me pareció ver por el rabillo del ojo que sonreía, pero preferí quedarme en la duda antes de dirigir mis ojos hacia él.

–Mejor no preguntes o voy a arrepentirme –se rió, pero una parte pensaba de mí que él estaba hablando en serio.

Moví mis manos sobre mi regazo mientras veía como las casas de un vecindario desconocido para mi pasaban a toda velocidad por la ventana.

–¿Qué tal estuvo la salida al cine?

Me confundía el hecho de que Reed intentara entablar conversación conmigo, pero que a la vez se sintiera incómodo con eso. No lo entendía y no entenderlo me estaba causando una gran frustración. Porque a pesar de que ya habían pasado varias semanas de que desperté del coma, Reed seguía siendo la primera persona que había recordado. Eso tenía que significar algo, ¿verdad? Necesitaba saber qué tipo de historia compartíamos. Porque de lo que si estaba segura, es que había una historia entre nosotros.

Suspiré.

–Aparte del hecho de que mi ex novio intentó besuquearse conmigo, no estuvo tan mal.

Reed elevó ambas cejas y una sonrisa comenzó a aparecer en su rostro. Estaba empezando a acostumbrarme a sus sonrisas, y debía admitir que eran bastante lindas. Se veía atractivo cuando sonreía. Aunque también se veía atractivo cuando te miraba con esa expresión que a muchos llegaba a causarles miedo.

–¿Intentó?

Me reí.

–No soy una chica fácil después de todo –elevé mis hombros–. Y él al parecer es bastante perseverante.

–¿A qué te refieres con perseverante? –se detuvo en un semáforo en rojo y se giró para mirarme.

–A que está dispuesto a volver a enamorarme para que podamos estar juntos de nuevo y ser felices para siempre –moví mis manos para darle énfasis.

Él soltó una carcajada y yo hice un mohín ante el sonido. Me sentí mal porque sentí que de alguna forma nos estábamos burlando de Nate y él había sido bastante bueno conmigo, excepto por la parte de los besos claro.

–¿Qué? –volvió la vista al frente y aceleró.

–No sé porque contigo lo suelto todo –volví mi vista al frente negué con la cabeza–. No tengo filtro, te suelto todo lo que me sucede y ni siquiera tengo que pensarlo dos veces antes de hacerlo. Es como si confiara en ti.

El ambiente en el auto se volvió más denso de un segundo a otro. En serio esperaba que de un momento a otro Reed no se arrepintiera de todo este tema de la fiesta y me dejara tirada en cualquier lado. Aunque en el fondo sabía que él no sería capaz de hacer eso. Se había ofrecido a llevarme dos veces cuando me encontró en medio de la calle, perdida.

–Quizás es porque sabes que no le iré soltando las cosas que me cuentas a toda la escuela como la loca de tu amiga.

–¿Anna? –pregunté, tratando de no reírme. Tenía que admitir que tenía pinta de ser chismosa, aunque no quería juzgarla.

ForgottenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora