Nuevas experiencias

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Inhalé profundamente un segundo antes de que Nate contestara el teléfono.

–¿Anna? ¿Qué sucede? –preguntó con tono relajado.

De fondo se escuchaba un partido de futbol y la voz de Rick, hablando con la pantalla seguramente. Hombres y los partidos de futbol.

–Nate, soy Kenny –me mordí el labio.

Nate se aclaró la garganta.

–¿Kenny? ¿Estás bien? ¿Pasa algo? –preguntó y casi pude imaginármelo frunciendo el ceño.

Dirigí mi mirada hacia Anna, quien se mordía las uñas mientras me miraba. Me hizo una seña para que se lo dijera de una vez.

–Estoy bien, no pasa nada –suspiré–, esto será extraño, pero ¿saldrán a una fiesta hoy en la noche?

La línea se quedó en silencio unos segundos

–Sí, lo haremos. ¿Qué pasa con eso? –no tenía un tono de voz brusco, sino más bien, confundido. Yo también estaba un tanto confundida después de mi arrebato de ganas de salir.

–Anna y yo queremos acompañarlos –solté sin más.

La línea volvió a quedarse en silencio.

¡Oh vamos! Que no era para tanto.

–¿Estás hablando en serio? –preguntó y escuché como Rick dejaba de hablar al fondo–. ¿De verdad quieren ir?

–Claro que estoy hablando en serio –asentí, aunque no pudiera verme–. Anna y yo tenemos ganas de salir.

–¡Rick! –escuché como Nate llamaba a su amigo–. Las chicas quieren acompañarnos.

No estaba segura de lo que Rick había dicho, porque probablemente Nate tapó el teléfono para que no los escuchara. Sigo pensando que están exagerando. ¡Dios! En algún momento iba a querer salir de nuevo. No es como si tuviera que estar traumada por siempre con las fiestas.

Soy una adolescente y quiero salir.

–¿Qué dijo? –me preguntó Ann y yo rodé los ojos.

–No me dejan escuchar –bufé.

Me daba igual que dijeran que no. Si es que ese era el caso, yo era capaz de buscar una discoteca en internet y arrastrar a Anna conmigo. Aunque quizás necesitaríamos identificaciones falsas.

–¿Kenny? –volví a escuchar la voz de Nate, más o menos veinte siglos después–. ¿Sigues ahí?

–Con canas, pero sí, aún estoy aquí –suspiré–. ¿Van a llevarnos o no? Porque si no, estoy dispuesta a buscar mi propia fiesta. Daré vueltas por toda la cuidad si es necesario.

Nate soltó una carcajada.

–¿Y por qué piensas que te van a dejar entrar?

–Porque soy una chica –sonreí–. Buscaré a un chico y lo embaucaré para que nos deje entrar. No creo que sea tan difícil.

–Anna se desmayará a penas lleguen a la esquina –habló con tono burlesco y yo miré a la chica, quien me miraba confundida. Tenía razón después de tono. Anna no parecía ser de esas chicas que caminaban por la noche buscando una noche de diversión. No pude evitar pensar que Blue si sería una de esas chicas. Me sentí mal de inmediato. No debía compararlas, estaba mal.

–¡Vamos Nate! –exclamé algo frustrada–. Estaremos con ustedes. Además esta contaría como mi primera fiesta –me reí–. No recuerdo las anteriores.

ForgottenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora