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“Todos tenemos una fecha y una hora dónde se nos partió la vida”

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—O-Otou-sama.—susurro adormilada, observando el rostro borroso de la persona que la cargaba, un rostro que lentamente empezó a volverse más claro… un rostro que ella no reconoció.

Él horror y el miedo invadió su pequeño cuerpo como frías agujas y antes de que pudiera ser capaz de gritar una fría mano se posó en su boca silenciando cualquier oportunidad de pedir ayuda.

Aquellos ojos negros rápidamente se transformaron en unos rojo carmesí que le helaron la sangre.

¡Un Uchiha!

Reconoció de inmediato el Doujutsu en los ojos del joven hombre.

—Hinata-san… lo siento.—lo escucho susurrar con una voz grave y profunda.

Pero ella negó aún asustada y ahora también confundida.

¿Por qué se estaba disculpando? ¿Por qué la estaba secuestrando un Uchiha?

Lentamente el quitó la mano de su boca y ella lo observó con las lágrimas deslizándose por sus mejillas. Tenía miedo, ¿acaso ese hombre también la quería matar? ¿También quería sus ojos? ¿acaso se estaba revelando contra Konoha? ¿La mataría ahí? ¿Quién encontraría su cadáver? ¿Sería su hermana, su primo, su padre, su tío, o algún criado de la rama secundaria? ¿Dolería? ¿Moriría tan joven? ¿Ella moriría?

¡¡No!! ¡¡Ella quería vivir!! ¡¡Deseaba vivir!! ¡¡Era su derecho!!

Completamente aterrorizada empezó a removerse entre los brazos del desconocido, quien solo la sujeto mas fuerza y la observó con… ¿Tristeza?.

—¿¡Por qué!?.—sollozo al ver que sus intentos de salvarse eran inútiles.—¿¡Porqué me quiere hacer daño!? ¿¡Por qué me quiere m-matar!?.—pregunto aferrándose a la sábana que la envolvía.

Él desconocido Uchiha la observó, con aquellos ojos rojos y en ellos brillaba el mismo sentimiento de tristeza y dolor, pero aún así sonrió, sonrió d runa manera en la que ella también sintió su dolor y agonía.

—Esto es por el bien de Konoha, Hinata-san.—susurro observándola fijamente con sus ojos carmesí.
Aquellas palabras fueron las últimas que escucho antes de que todo se volviera borroso y oscuro.

¿La estaban secuestrando por el bien de Konoha? ¿Por qué?

La observó dormir en sus brazos y suspiro con tristeza al recordar sus ojos perla asustados y nerviosos.

—Lo siento…—susurro acomodándola en sus brazos antes de continuar con su huida, pero entonces algo más también lo detuvo.

Un hombre vestido de larga yukata parado a las afueras de la mansión Hyūga, parecía esperar por él. Lo reconoció enseguida.

—Hiashi-sama.—susurro dirigiéndose a él, quién solo le dedicó una mirada fría y carente de emociones, que dolorosamente le recordó a su padre.

—En tus manos llevas el tesoro de nuestro clan. Espero sepas cuidar de él.—susurro con frialdad, él lo observó unos segundos antes de asentir.—No permitas que muera. Protege a la heredera de mi clan.—ordeno y él asintió con respeto.

—Lo haré.—susurro apretando el pequeño cuerpo de ella al suyo.

—No confío en ti.—susurro Hiashi y el asintió, lo supo desde el principio, pero no era algo que le molestará, no estaba acostumbrado a que alguien confiara en él.

Reverenciando una última vez al patriarca Hyūga reanudó su huida, sin voltear su rostro atrás, sintiendo en todo momento la fría mirada del líder Hyūga sobre él.

—Se ha reportado el éxito de la misión de Uchiha Itachi; el clan Uchiha ha sido exterminó, salvó por su pequeño hermano menor Uchiha Sasuke. Se le ha visto abandonar los límites de la aldea hace aproximadamente unos 10 minutos, cargando consigo el cuerpo inconsciente de la heredera de los Hyūga, Hinata-sama.

Escuchó atentamente el reporte de su Ambú, asintiendo, las cosas habían salido según lo planeó Hiruzen, el mocoso Uchiha había cumplido su palabra.

Suspirando masajes su sien, no iba a perder así de fácil la oportunidad de hacerse con los ojos de la niña Hyūga, una oportunidad como esa, estaba seguro no la tendría jamás. Itachi estaba solo y cansado, estaba más que seguro que había utilizado de más sus ojos.

Sonriendo ante la historia que ya casi podía saborear fijo su mirada en el Ambú arrodillado frente a él.

—Embosca a Uchiha Itachi.—ordeno.—Deshazte de él, y arrebátale a la heredera Hyūga sus ojos.—ordeno con seriedad observando a su Ambú que simplemente asintió.

—Como ordene Danzo-sama.—susurró levantándose y haciéndole una leve reverencia.

—Tráeme aquí el Byakugan o paga con tu vida tu inutilidad. Raíz no permite errores. Raíz no da segundas oportunidades.—le recordó a su Ambú quien simplemente asintió para después desaparecer en una estela de humo.

Ya casi lo podía sentir, solo era cuestión de segundos para en sus manos tener el control total de Konoha. Ya no tenía que obedecer a Hiruzen, solo en cuestión de segundos tendría en sus manos los ojos Hyūga.

SacrificiosWhere stories live. Discover now