10

1.3K 210 24
                                    

"Cada cien años se enamoran un ángel y un demonio, uno sacrifica su paz y el otro; sacrifica su odio "

..
.

Solo era cuestión de tiempo, él lo sabía, aún así mantuvo su esperanza en que ellos tardarán un poco más en encontrarlos. Planeaba alejarse lo suficiente pero no lo logró a tiempo, observó a las dos personas encapuchadas frente a él y no era tan soberbio ni arrogante como para pensar que él era capaz de acabar con ambos, quizás si con uno pero con dos era algo imposible, no portaban aquella capa solo por moda, esas nubes rojas los hacía miembros de la organización más peligrosa del mundo Shinobi.

—No es necesario que estés tan a la defensiva… no estamos aquí en busca de problemas, solo queremos hacerte una propuesta.—hablo la chica de cabello azul frente a él, mirándolo fijamente a los ojos.—Eres un traidor a los ojos de todos, traicionaste a tu aldea, acabaste con tu clan y secuestraste a la pequeña princesa Hyuga, serás perseguido sin cesar por todos, tus noches nunca serán tranquilas, te perseguirán en busca de los ojos de esa niña y los tuyos, es por eso que estamos aquí…

Sabía lo que diría…

—Unete Akatsuki… y te prometo seguridad para tí y ella, brinda tus habilidades a nuestra organización y vivirás en paz el resto de tus días…

Los observó a ambos.—¿Y si me niego?.—pregunto y un suspiro salió de sus labios cuando vio la mano del otro tipo posarse sobre la enorme espada en su espalda.

—¿Crees estar en posición de negarte…?—preguntó con un poco de incredulidad el enorme tipo, a la vez que una sonrisa ladeada se formaba en su rostro.

—Uchiha…San?—susurró ella aferrada a su espalda y la respuesta a la situación se hizo más que obvia en el momento en el que escuchó su suave voz.

—Lo haré con una única condición.

….

Observó al hombre de fríos ojos frente a él, su mirada se veía un poco cansada y su piel estaba más pálida de lo normal dándole un aspecto un poco enfermizo, aún así eso no aminoraba en lo más mínimo su presencia intimidante.

—¿Que quieres?.—preguntó mirándolo con frialdad, y pese a que todo su cuerpo se tenso ante el sonido de su voz, se obligó a sí mismo a no dejarse intimidar de su tío.

—Hinata-sama… ¿Dónde está ella?.—pregunto sin vacilación alguna.—Nadie sabe dónde está, nadie pregunta, ni dice nada, todos guardan silencio ante el hecho de que la heredera del clan haya desaparecido sin dejar rastro. ¡Es ilógico!—dijo elevando su tono de voz y mirando fijamente el rostro estoico de su tío.

—Neji… tu, de entre todos en este lugar es quien más agradecido debería estar por el hecho de que Hinata está desaparecida, su ausencia ha salvado la vida de quién tú más amas. Así que deja de buscar respuesta y al igual que los demás haz oídos sordos y ojos ciegos y olvida a Hinata.—ordenó dándole la espalda dando por terminada la conversación, pero él no lo había hecho aún.

—¡La buscaré! ¡Así me tomé la vida entera, juro que buscaré y la encontraré! ¡¡Prometí siempre cuidarla!! ¡¡Yo soy su guardián!! ¡¡YO…

—Hinata está muerta. Es inútil que dediques tu vida entera a buscar un cadáver que yace bajo tierra.—lo interrumpió su tío con frialdad dejándolo totalmente aturdido y congelado en su lugar.

¿Hinata estaba…. Muerta?

Un vacío se formó en su estómago y la sensación de estar cayendo le ocasionó una horrible sensación de vértigo.

—Hinata…sama.—susurro mareado y el recuerdo de la sonrisa amable de su prima cruzó su cabeza provocándole un nudo en la garganta y ardor en su ojos.

Él… no la había protegido.

Observó a la persona frente a ella, tenía el cabello naranja y unos extraños ojos, pequeños trozos de metal surcaban su rostros y al igual que las personas que los llevaron allí él también tenía una capa negra con nubes rojas.

—Uchiha Itachi-san.—susurro con una voz gruesa y mirada fría.—Es un honor que te hayas unido y por lo que veo no lo hiciste solo, que grata y enorme sorpresa el hecho de que Akatsuki posea los tres Doujutsus…

—No.—interrumpió por primera vez Itachi cogiendo su mano y colocándola tras él, escondiendo su pequeño cuerpo de la mirada fría del hombre de cabello naranja.—Me uní con una única condición.

—¡Oh! ¡Claro! La condición.

—¿La aceptan o no?.—preguntó Itachi.

—La aceptaremos…. Por ahora, pero recuerda que Akatsuki no es un jardín de niños y tú no eres eterno, pero si ella algún día decide unirse no podrás inmiscuirse en su decisión.

—Ella jamás será parte de Akatsuki.#

—Ya lo veremos.

SacrificiosUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum