ERECTUS

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Empiezo el día del martes acudiendo a una clase de Ciencias Naturales. Estamos tratando temas bastante interesantes y que tendré que dominar de cara al exámen. Pero da igual. No consigo coger apuntes. Me pierdo cada cinco minutos, porque mis neuronas aprovechan la mínima oportunidad para traerme de vuelta a Rebeca o para dirigir mi atención a Claudia, quien no deja de lanzarme miradas enfadadas.

—Andrés, ¿podrías decirnos qué especie nos corresponde a nosotros, los humanos? —me pregunta el profesor, obligándome a aterrizar.

—Yo, eh... ¿Qué?

—Te ayudaré —decide echarme una mano—. Hemos dicho que en la evolución hemos pasado por los Australopithecus, los Homo habilis, los Homo erectus...

—Bueno, alguno no llegó al erectus —interviene Claudia, y simula con el dedo índice un falo que se deshincha.

Se oyen risitas por toda la clase.

—Silencio... —ordena con desgana el profesor—. Andrés, ¿y la respuesta es?

—No te lo va a decir —continúa Claudia—. Le gusta dejar a la gente a medias.

Las risitas aumentan, hasta que Oier sale en mi defensa:

—Eh, ¿qué os hace tanta gracia?

—Chico gym, ¿tú por qué narices te metes? —Claudia lo ataca—: ¿Empatizas porque a ti tampoco se te levanta con tanto esteroide?

—Te aseguro que sí que se le levanta —disipa cualquier duda Bill Etes—. Podría sacarte un ojo.

—¡Por favor...! ¿Pero esto qué es? —Al profesor se le agota la paciencia—. Los cuatro, a la calle. Hoy no me apetece discutir.

—¡Pero si yo no he hecho nada! —protesto.

—Por eso. Ni siquiera me respondes a una cuestión más que fácil. Fuera.

—Pero...

—¡Fuera!

No nos queda más remedio que marcharnos. Salimos al pasillo y Claudia camina hacia una parte y nosotros tres, hacia la otra.

—Nunca me habían expulsado —digo entonces.

—¿Ni de pequeño? —se sorprende Bill.

—No.

—Bueno... Para todo hay una primera vez —comenta Oier, y le dedica una miradita tímida a Bill.

—Oh, vaya con los tortolitos... ¡Qué envidia me dais! —confieso—. Yo también quiero una relación como la vuestra, una normal. Por qué la persona que me gusta tiene que ser tan... —De pronto, el móvil me notifica un mensaje de «Rebe <3»—. Ay... ¡Joder! ¡Tan genial! ¡Me ha escrito!

Entro en la aplicación de mensajes y leo:


Hoy quedamos en la octava planta, cenamos en mi casa.

11:00


Parpadeo repetidamente y me quedo petrificado. ¿Rebeca Abazo me acaba de invitar a cenar? Releo el mensaje y lo confirmo. Oh, sí... Me ha invitado. ¡Lo ha hecho!

—¿Tío, estás bien? —me pregunta Bill.

—Sí. Es que ella... Vale, es que... Sí. Ella...

—¿Qué?

—¡Que quiere tener otra cita conmigo!

—Bueno, no sé de quién hablas, pero ¡felicidades! —se alegra.

—Sí, bien, tío —lo sigue Oier.

—¡Ayyy! —Doy un salto, choco los talones en el aire y, eufórico, repito—: ¡¡¡Quiere volver a quedar!!!

—¡Pues espero que no la dejes a medias! —escuchamos a Claudia desde la otra punta del pasillo.

Los tres nos volvemos a observarla, nos dedica una peineta, y sigue alejándose.

—Tío... —masculla Bill—. No sé qué pasó entre vosotros pero la has dejado traumada. Deberíais hablarlo.

Me encojo de hombros. Lo que Bill no sabe es que siempre que me acerco a Claudia, ella huye, y que no me ha respondido a ninguno de los muchos mensajes que le he mandado disculpándome. Hasta le he pedido a Maria que me ayude, ya que son amigas.

—¿Qué pasa, chavales? —Nos encuentra Dan—. ¿Qué hacéis en el pasillo? ¿Aún no ha empezado la clase? ¿Llego a tiempo?

—Nos han echado —aclara Bill—. Como siempre, tú llegas horas tarde.

—Vaya. —No parece muy afectado—. ¿Qué se le va a hacer...? ¿Vamos a la cafetería?

—Venga va —acepta Bill—. Me apetece una buena porra. —Observa a Oier de reojo, este se sonroja y se apresura a retomar el tema de mi cita:

—Eh, sí, vamos a tomar algo mientras Andrés nos cuenta quién es la chica que le gusta.

—Uy, Andrés... ¿Hablan de la pelirroja? —se interesa Dan, y sin pasar por alto el tonteo que hay entre Bill y Oier, acaba—: Y, chavales, sé que él no es el único que nos tiene que poner al día...



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Pongámonos al día nosotros también. Gente, cuéntenme sus chismes Jajajaja

¡GRACIAS por leer!

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69 SEGUNDOS PARA CONQUISTARTE (EN LIBRERÍAS Y WATTPAD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora