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Se dieron las nueve de la mañana, y finalmente los caminos de Linda y Hugo se cruzaron. Sucedió en el consultorio de la doctora N. Cuando Linda entró, ellos ya la estaban esperando ahí, él con una apacible sonrisa en el rostro. Le pareció un ejemplar atractivo: le daría hijas bonitas.Linda saludó a la doctora al entrar; a Hugo no, no era costumbre saludar a los hombres. Mientras ellas hablaban, él simplemente se mantuvo erguido en su silla, en el estado de letargo que tanto estaba acostumbrado a tomar; sin interrumpir, pero sin estar pendiente de qué se decía, sabía que no era de su incumbencia.- Hugo está listo para su semana de prueba. Si en algún momento de la prueba, se convence de que Hugo no es adecuado para usted, por favor háganoslo saber e iremos a removerlo de su vivienda inmediatamente. Para estos días, hemos preparado una maleta con todo lo necesario para la higiene y cuidados personales de Hugo. Como usted ya sabrá, él puede encargarse de esas tareas perfectamente; lo único que se le pide a usted es que le asigne un área lo suficientemente grande para que él duerma y con acceso a un sanitario; fuera de eso, usted no necesita preocuparse por su cama o demás comodidades, él tiene todo lo necesario y es autosuficiente.- ¡Perfecto! Pues no se diga más. Estoy lista.- Si tiene cualquier duda, no dude en llamarme; ya tiene usted mi número.Ambas se levantaron casi al unísono y de nuevo se dieron un apretón de manos.- Hugo- oír su nombre lo sacó de su letargo, y él inmediatamente volteó hacia donde llamaban su nombre- ve con la señorita L.Él, obedientemente, se levantó, tomó su mochila, similar a las mochilas de campistas, y se puso en marcha detrás de Linda. Sin embargo, mientras hacía esto, un extraño sentimiento de tristeza lo embargaba. Lo frenó, pues un hombre debe tener siempre el ánimo en alto; y no reflexionó mucho sobre él, pues un hombre jamás debe cuestionarse sus sentimientos, sólo hacer siempre que estos se mantengan positivos. Lo único que se dio cuenta fue que en el momento en que la puerta del consultorio se cerró y él estuvo entonces sólo con Linda, quien caminaba varios pasos por delante de él, deseó estar en ese momento viviendo un día como cualquier otro, un día en el que la adopción fuera sólo una lejana meta, y no un hecho desenvolviéndose ante sus ojos.De Hugo haber indagado un poco en sus sentimientos, y de haber sabido nombrarlos, se habría dado cuenta de que lo que le acongojaba se llamaba "extrañar"; apenas y había cruzado la puerta y ya sentía que estaba extrañando esa vida a la que estaba tan acostumbrado. Enterró esos sentimientos en el fondo de su mente masculina y regresó a su estado de inalterable felicidad. Después de todo, a pesar de ese confuso sentimiento que lo había sacado de balance, aquel seguía siendo un día muy feliz; genuinamente le emocionaba irse, esto sólo lo hizo que le parecieran aún más raros sus sentimientos negativos. Nunca en su vida había tenido tantos sentimientos al mismo tiempo. En vez de dejar que su mente se llenara, además de todo, con confusión, Hugo detuvo su tren del pensamiento y volvió a la simple y fácil felicidad.

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Linda ofreció una fiesta para sus amigas con la intención de anunciar que, oficialmente, había adoptado a Hugo. Días antes, había firmado los papeles sin decírselo a nadie, pues estaba guardando la jugosa noticia para reverlarla en el momento indicado. Sólo su madre lo sabía, y ya estaba planeando un viaje para que ella y el decadente Elías fueran a conocer al nuevo hombre."Y, ¿por qué tan mayor?" había preguntado su madre "a Elías lo adopté cuando él tenía 14 años, ¿y me dices que te dieron en adopción a uno de 20? ¿Investigaste antes sobre los hijos concebidos por hombres de mayor edad?" Linda le había explicado que ese era un hombre de características excepcionales: los genes más limpios con toda la gama de habilidades requeridas. "Pude haber tomado uno más joven, pero con menos habilidades, y la verdad no quería tener que estar perdiendo el tiempo en lo que él aprendía todo".Tras haber vivido su semana de prueba con Hugo, y, estaba convencida de que lo tenía todo. Era rápido, ágil, y aprendía muy rápido. Tras un solo día de Linda haciéndole saber sus especificaciones, Hugo pareció comprender perfectamente las necesidades de Linda; para ella, fue un alivio volver a tener un hombre fijo en casa, había olvidado lo bien que se sentía, y deseó no tener que volver a contratar temporales nunca más. Era maravilloso tener a alguien siempre en casa para atenderla. Se convenció desde el primer día, de que lo adoptaría definitivamente. Desde el momento en que despertaba, su vida era más fácil y cómoda. A veces, incluso se llevaba a Hugo con ella en sus mañanas de supervisión; tener esa silenciosa compañía a su lado era reconfortante; las cafeterías seguían igual de pulcras y aburridas, y su tienda de ropa apenas sosteniéndose, pero al menos ahora su masculino accesorio la hacían ver como una mujer exitosa que sabía lo que hacía. Adicionalmente, Hugo era un magnífico cocinero y daba muy buenos masajes para dormir.

Las Bestias (NaNoWriMo 2019)Where stories live. Discover now