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– ¿Por qué estamos nosotros aquí? – Killian miro a sus padres curioso de lo que pasaba – El problema es de Aiden.

Como en el resto del castillo esa habitación también tenía decoraciones alusivas a las fiestas de temporada; muérdago, listones rojos y muchas cabras de paja.

Su padre se levantó de su silla y rodeó su escritorio – Ayudaremos a su hermano a solucionar este ridículo problema, adem... – Llamaron a la puerta, la abrió y vio a Agatha esperando que dijera algo.

– Para usted – le entrego el pergamino dudando si había hecho lo correcto – Con permiso – se dio la vuelta para caminar a grandes zancadas y alejarse lo más rápido posible.

Volvió a adentro y leyó la carta en silencio, cuando terminó no dijo nada, su esposa se la quitó de las manos – ¿Qué dice?

– ¿Puedes leerla para todos? – Miles se acercó a su madre.

"Lord Kenneth:

He recibido su mensaje "invitándome" a buscarlo en su despacho, pero me temo que debo declinar.

Y me negare hasta que usted se comporte como alguien digno de su título. Debo agregar que no tengo intenciones de ver a ninguno de ustedes por el momento, porque creo firmemente que están todos reunidos en un intento de solucionar algo que no les incumbe.

Una vez que muestre respeto y no solo hacia mí, sino también para las personas de servicio quizás considere hablar con usted, hasta entonces será un honor no encontrarme con usted.

Atentamente La REINA Jade."

Los hermanos se miraron entre sí, conteniendo sus risas por las palabras dirigidas a su padre.

Catherine tenía una sonrisa en su rostro – Me recuerda a alguien – le tocó el hombro a Kenneth y este posó su mano sobre la de ella. – Pueden irse, fue un día largo.

– Tal vez Jade comience a agradarme – Aiden caminó a la salida.

Los trillizos lo imitaron –Buenas noches.

–Debes disculparte – le ordenó antes de irse a la habitación.

***

Por la mañana, antes de que siquiera hubiese luz de día, Eris salió encapuchada del castillo cuidando no ser vista; ir con las Völvas no es algo que debería saberse. Caminó en total silencio por una hora hasta llegar a una enorme cabaña en los adentros del bosque, lejos de todos. Tenía mucho frío y apenas podía respirar de los nervios de verlas, veía su respiración salir de su boca. Abrió el portón y entro. – Lady Eris – una de ellas hablo escondida en las sombras, por lo que se llevó un gran susto, su corazón latía a toda velocidad – Es bueno verla de nuevo por aquí – su voz era totalmente neutra, sin expresión alguna.

Las Völvas le causaban mucha curiosidad igual que miedo – Quiero una poción – fue directo al punto.

– Sabes el precio – odiaba tener que renunciar a sus más alegres recuerdos para conseguir algo de ellas, pero era necesario.

Estiró su mano levantando su manga y dejando al descubierto su brazo. La mujer puso encima su mano, cerró sus ojos disfrutando el poder de arrebatarle aquellas alegrías que jamás podría conocer por su cuenta. Se separó abriendo los ojos grises, casi hipnóticos – Sígueme – Los pasillos tenían un par de velas que apenas brindaban algo de luz, y que hacía que todo se viera aún más lúgubre. La guío hasta un pequeño cuarto lleno de frascos, hierbas secas, fruta podrida y pieles de animales

Guardianes: El Legítimo Rey.Onde histórias criam vida. Descubra agora