Capítulo XXIX

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XXIX - ROMÁNTICA

Miro de reojo a Jared, que está tumbado en mi cama con un libro que me ha robado de la estantería. Tiene el ceño fruncido y pasa de página, casi indignado. Creo que ha llegado a la parte en que muere la protagonista.

Yo estoy en mi escritorio con el portátil. He tenido que mover mil cosas para poder sentarme en él. En la pantalla, aparece la foto que me ha tocado retocar. Es de unas flores. Es curioso como las más simples siempre son las más difíciles de corregir. Y estoy aburrida. Quiero hacer algo.

Doy la vuelta a mi silla giratoria y me quedo mirándolo con una sonrisita inocente. Él me echa una ojeada por encima del libro antes de volver su atención a él.

—Me das miedo —murmura.

—¿Yo? ¿Por qué?

—Sabes por qué.

Arrastro un poco la silla hacia mi cama —solo para no tener que levantarme— y me detengo a su lado.

—Quiero hacer algo.

—Estoy leyendo —protesta.

—¿Y no puedes leer luego?

—Te recuerdo que has sido tú la que no ha querido hacer nada interesante porque tenías que terminar un trabajo y no podías distraerte —me dice, enarcando una ceja.

—Bueno, pero eso ha sido hace diez minutos.

—Toda una eternidad.

—Quiero hablar de algo.

—Oh, sí, eso es mucho más interesante.

Me impaciento y escalo a la cama con él, quitándole el libro de las manos. Creo que ya se lo esperaba, porque prácticamente me lo ha dado. Me quedo sentada encima de sus piernas.

—¿Quieres hablar o hablar? —pregunta, repentinamente más interesado.

—Hablar —replico.

Suspira y vuelve a dejarse caer en la cama, mirándome.

—Muy bien. ¿De qué?

—Nunca me dijiste qué pasó con Brent después de que me fuera.

Hay silencio por unos momentos. Él sacude la cabeza.

—¿Importa?

—A mí me importa.

—Brooke...

—Dímelo —insisto.

Él lo considera un momento.

—No estoy en la cárcel, ¿no?

—Entonces, ¿no te ha denunciado?

—No. Al menos, no por ahora —murmura él—. Eso de tener que admitir que alguien fue capaz de darle una paliza no le gustaba demasiado. Prefirió no decir nada.

—Pero... hay un montón de vídeos de esa pelea. Y... y se te ve perfectamente.

—Si él no me denuncia, no pueden hacer nada.

—¿Y no vas a tener consecuencias? —estoy a punto de sonreír cuando veo que él pone una mueca—. ¿Qué?

—Me han alargado la condicional.

Vale, ¿y eso qué demonios quiere decir? Debe leerme la expresión, porque se apresura a explicármelo.

—Van a estar controlando que me medique durante un año. De manera bastante intensiva. Si no lo hago, voy a tener que pagar bastante dinero.

La última notaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora