Capítulo XVIII

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Mini-maratón 2/2

XVIII - HUMILLACIÓN

No he salido de la cama en todo lo que quedaba de tarde. Me han mandado la maldita foto más de cincuenta veces. Y no es la foto en sí lo que me preocupa. Es Jared. Lo que le conllevará esto. Oh, Dios, va a odiarme. Y con razón.

Lexi ha intentado animarme enseguida.

—Tampoco pasa nada, hay muchas chicas que enseñan las tetas hoy en día. Es bastante natural. Parece que va a arder el mundo por ver unos pezones, por Dios.

—Exacto, yo he visto muchos —asiente Liam con la cabeza.

—Y en la playa es difícil no encontrarse a alguien sin sujetador. Solo es piel, Brooke.

Pero eso no es lo que me preocupa. Sino lo que ponía debajo y lo que ha causado eso:

Parece que la novia de Jed no es tan buena como cree él.

Y, sí, ha conseguido exactamente lo que quería. Ha hecho que todos los fans de la banda de Jared, de alguna forma, hayan descubierto quien soy. No sé cuántos mensajes de odio he recibido en dos horas. Es horrible. Dejé de abrirlos a los cinco minutos. Me odian. Me odian de verdad. Y la maldita foto es de hace dos años. Ni siquiera la recordaba.

Me he echado a llorar por la maldita humillación, pero mucho más por pensar en Jared. Mierda, ¿qué pensará de mí? ¿Y mis padres? ¿Lo verán? Oh, no. Seguro que Cris no querrá que vuelva a acercarme a su banda. Esto es un maldito desastre.

Al menos, Liam y Lexi siguen conmigo.

—Te juro que ahora mismo lo mataría lentamente —me asegura Lexi después de contarle todos los detalles que le faltaban a Liam—. Sabía que no era de fiar. Sabía que era un puto cerdo.

—Soy una idiota —lloriqueo—. Me habéis dicho q-que no baje. Y... y yo he bajado y...

—No, tú no eres una idiota. Él es un cerdo. La culpa es solo suya.

Liam asiente con la cabeza, comiéndose un bombón.

Sigo llorando de todos modos.

No sé cuánto tiempo he llorado. Me siento tan humillada. Y la foto está por todas partes. La prensa se ha vuelto loca diciendo que tienen una maldita foto de las tetas de la novia de Jed, que es un idiota y que yo soy una infiel. Y estoy recibiendo mensajes de gente que no conozco llamándome guarra por acostarme con otro. 

—¿Hoy tienes turno? —me pregunta Lexi.

—Oh, mierda —murmuro, tapándome la cara con las manos—. Empezaba hace diez minutos.

—Yo te cubro, Brookie-tookie —me asegura Liam enseguida.

—¿En serio? —lo miro, perpleja—. Pero...

—Ya me encargo yo. Tú mata a quien tengas que matar —se pone de pie de un salto.

Él y Lexi intercambian una sonrisa antes de que Liam se marche felizmente, dejándonos solas. Hundo la cara en la almohada cuando mi móvil sigue sonando y ella lo pone en silencio, malhumorada.

—Mierda —masculla—. Serán idiotas. ¿Es que no saben cómo es Internet? No hay que creerse la mitad de lo que te dicen. Son mentiras.

—Jared va a odiarme —murmuro contra la almohada.

—Si es un poco listo, no lo hará —suspira y se acurruca a mi lado, pasándome un brazo por encima de los hombros—. Ojalá me hubiera pasado a mí en tu lugar, Brookie.

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