Capítulo XX

2.2M 121K 444K
                                    

Mini-maratón 2/2

XX - SONRISAS

Hace ya más de tres semanas desde esa primera noche y me gustaría poder decir, con todo mi orgullo intacto, que ya no me intimida nada o que no me pongo nerviosa a su alrededor, pero... sería una mentira demasiado grande.

Sigo sin tener muy claro qué quiere de mí, pero al menos ya es más comunicativo conmigo. Sigo sospechando que hay cosas que no me cuenta, aunque no es lo mismo que antes. Además, ahora viene a verme casi cada día o me invita a su casa, donde... ejem... he pasado más noches de las que me gustaría admitir. Y he querido pasar muchas otras más.

Ahora mismo estoy en la cama con Lexi. Ella pone una mueca al pasar las fotos de mi portátil. Ninguna parece gustarle del todo. Necesito que elija una por mí. Esta noche ya es la fecha límite del proyecto y sigo sin entregar nada. El profesor Adams quiere matarme mediante el abuso de correos electrónicos preguntándome, de forma muy educada, qué demonios hago con mi vida.

—¿Ninguna? —inquiero, jugando con el elfo danzarín. Le doy golpecitos en la cabeza y él da saltitos. Es más entretenido que mirar el móvil.

—Ninguna —suspira—. A ver, están bien, no me malinterpretes, pero... no son como... boom. ¿Me explico?

—Sí. Más o menos.

—Creo que deberías darle algo más que un paisaje esta vez si quieres conseguir ganar ese puesto en la galería. Sigo sin entender por qué es tan importante eso, por cierto.

—Solo es una foto en una galería, no me lanzará al estrellato —sonrío—. Pero... quiero poder presumir de que algo mío ha estado alguna vez en una galería de arte.

—Oye, ¿y esta?

Me asomo y paso la foto enseguida cuando veo que es la de Jared con la guitarra.

—No, esa no.

—¡Si es genial!

—Es una foto que tomé sin permiso, Lexi. Estoy casi segura de que es ilegal presentarla.

—¡Si es famoso! No tiene vida privada.

Yo soy parte de su vida privada —le recuerdo.

—Por eso —vuelve a la foto—. A ver... ¿cómo se vuelve atrás y...?

—Lexi, para.

—Pero...

—He dicho que no. Le mandaré la de la playa.

Me pone mala cara, pero decide hacerme caso mientras llaman a la puerta y voy a abrir. Jared me dedica una sonrisa de lado al inclinarse hacia delante y besarme a modo de saludo.

—Hola, Lexi —le dice sin despegar los ojos de mí.

—Jed —ella suspira largamente y cierra el portátil—. Algún día superaré lo bueno que estás, espero.

La miro con los ojos muy abiertos y ella sonríe ampliamente, pasando por nuestro lado.

—En fin, os dejaré... mhm... solitos. Para que hagáis vuestras cositas.

Cuando cierra la puerta, voy directa a la cama, que se mueve con el peso de Jared. 

—¿Qué hacíais? —pregunta con curiosidad, tumbándose a mi lado.

—Tengo que entregar el proyecto del que te hablé. Es para dentro de muy poco y como no empiece a mandar cosas, el profesor no... —me detengo cuando veo su sonrisita mientras hace rebotar la cabeza del elfo—. ¿Qué?

La última notaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora