2 Horas antes.

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La plaza que estaba ubicada justo en el centro del pueblo. Estaba adornada con flores de jazmín, rosas y tulipanes. El reconfortante aroma a campo y a palomitas de maíz inundaba el aire. 

A un costado de la plaza la tarima donde el alcalde minutos antes había dado su discurso. En una esquina una estructura colonial de tres piso, era la alcaldía. Sus ventanales daban la vista perfecta a todo el pueblo entero. Se decía que desde ese lugar se podían observar los secretos de los demás. El tono ocre pálido del mármol empleado en su construcción armonizaba con el color miel de la piedra de la fachada

Aquella mañana el fotógrafo del Platino de oro. -Periódico local- se encontraba tomando sus mejores fotos; sus críticas sobre el día era, fascinante. <<Nada podría salir mal>>

***

-Cariño, ya hemos tenido esta conversación.- Sam se encontraba bajo un roble junto a Randolph, que observaba con Lule jugaba con las mariposas y los tulipanes.- Prometiste que no volverías a tomar ese tipo de trabajo. Entiendo tu preocupación, y que en los últimos meses nuestra situación económica no ha estado bien... Pero saldremos adelante como siempre. No necesariamente tienes que tomar estos tipos de trabajos.

-Sí. Entiendo, créeme. Pero cariño, tú sabes que no puedo quedarme de brazos cruzados. El pueblo, siempre ha sido un lugar seguro, y no puedo permitir, que vándalos vengan a dañar la reputación de él. Además -Añadido Randolph- Pude completar el trabajo bien, nadie salió herido.

-Cariño.- Dijo Sam sosteniendo la barbilla de su esposo entre sus manos.- Ya tu guerra por este país ha terminado. Y lo has hecho muy bien.

-¿Tú crees?.

-Lo creo.-Y beso sus labios.

Su esposa le provocaba la misma excitación de años atrás. Y su amor era más grande cada vez más. Randolph solía decirle en sus momentos de intimidad <<No me alcanzaría la vida, para dejarte de amar>> Y ella sentía su amor. Ambos solía escaparse de vez en cuando. Ir a lago a media noche y nadar en él era su pasatiempo favorito. Luego Randolph le hacia el amor a la orilla del río con tanto fervor que dejaba sus afanes y sus propios deseos por los suyos. Y solo la luna, era testigo de ello. 

-Te amo, Sam.- Solía decirle mientras la miraba con suma intensidad a los ojos. Ese gesto siempre desbarataba a Sam y esta sonreía y respondía

-Te amo, Randolph.

***

El Mazda negro estaciono junto a la entrada de la plaza a más de doscientos metros de la alcaldía y a escasos pasos de la tarima. Sus tripulantes, bajaron de uno a uno.

-Muy bien. Es hora de trabajar, chicos.- Dijo Darkier, su líder. 

***

Anastacia lopez se encontraba de pie, junto a la entrada de su oficina. Apenas una pequeña luz se colaba por la persiana. El color piel de la pared pintada, hacia resaltar el grito; El famoso cuadro de Edvard Munch pintado en la época de 1893 las versiones del cuadro se encuentra en el museo Munch y en Oslo mientra se dice que la carta versión desapareció décadas atrás. 

El raro sobre manila color amarillo, había tomado por sorpresa a Anastasia lopez. Hace días atrás, había recibido uno idéntico, con una rara nota. 

<<¿Que sera esta vez?>> 

 Justo en el momento en el que disponía a abrirla su celular sonó. 

-Si ¿hola?.

-Encantado señora anastasia.- Una voz electronica se dejo escuchar. El miedo recorrio toda su espalda, hasta llegar a sentirla en su cuello.- De momento solo quiero que sepa que soy su gran amigo anónimo. Creo que usted es una de las pocas personas buenas en este mundo tan pecador.-La voz daba a entender una increíble confianza y seguridad.

-¿Quien es usted y que quiere?.

-Ya le dije. Por el momento no revelare mi identidad. Y solo quiero ayudarla. Mejor dicho, la he ayudado. Espero que haya recibido, mi regalo. Por cierto. La necedad humana hace ver que la religion sea la mala de toda la historia de la humanidad. Pronto tendra mas detalle de mi.

La extraña voz colgó la llamada <<¿Que quiso decirme con eso?>>

Al abrir el sobre pudo ver de lo que se trataba. Una extraña cruz con las silabas D.I.O.S grabada en cada borde de ella. 

 

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