Reticent, slayer parte 2.

877 106 10
                                    

—¿Dónde está? –Cuestionó casi con rabia, alejándose lo más amablemente que pudo. El adulto le miró y negó. —¡Tiene que saberlo Takeda-sensei! ¿a donde se fue?, ¿se transfirió?, ¿ocurrió algo?, ¿su familia está bien?, ¿él está bien?, ¿vino aquí personalmente? –Bombardeó en preguntas el delgado muchacho, esperando al menos conseguir una respuesta.

—Kageyama-kun, lo lamento pero esa es información que no estoy capacitado para otorgarte...–Justo cuando el menor iba a replicar, su ajeno continuó.  —Escencialmente porque no fui yo quien le dio su baja estudiantil. Desgraciadamente no me encontraba aquí cuando sucedió, así que..... Ni siquiera pude persuadirlo. –Espetó con un deje de dolor que provocó en el joven aún más enojo que decidió contener, no podía faltarle más al respeto.

—Entiendo.... Gracias, Takeda-sensei. –Y se fue, dejando atrás un ambiente triste y pesado. Después de todo, él no era el único con los sentimientos a tope o el corazón pisoteado.

  

........





Todo era un caos, un maldito caos que nadie, ni siquiera el capitán sabía como parar. Tanto Sugawara como Asahi se encontraban desconcertados, el último tratando de consolar al peligris que para ese momento ya había entrado en crisis; culpandose inútilmente de lo sucedido, como todos los demás.

Por su parte los chicos de segundo buscaban una respuesta a ese suceso tan descabellado, con Ennoshita como cabeza principal; ya que tanto Nishinoya como Tanaka estaban en shock, alegando incoherencias mientras que Kinoshita y Narita buscaban la manera de mantenerlos en su sitio sin que llegasen a cometer alguna estupidez. De manera contraria Tsukishima parecía bastante más calmado al respecto, cosa que hacía enfadar a sus compañeros en un nivel que el rubio no tenía idea, Yamaguchi quien se encontraba a su lado también trataba de mantener la calma, no queriendo tener malos pensamientos en cuanto al motivo que su amigo pudo haber tenido para llegar a la conclusión actual.

—¡Chicos guarden silencio! –Y como si de una voz suave se tratara, pasó desaprecivido entre los gritos de los demás. —¡Chicos! –Volvió a mencionar, ésta vez en un volumen mucho más alto. —¡CALLENSE DE UNA BUENA VEZ! –Vociferó, harto. De un momento a otro el gimasio se volvió tan silencioso que al mayor le invadió cierta paz.

—Daichi....–Murmuró Sugawara, tratando de que el otro se calmase un poco. Aunque en realidad no se encontraba tan alterado como los demás.

—Ah....–Suspiró pesadamente el capitán del Karasuno. Todos le observaban expectantes. —A ver, muchachos..... Entiendo que la noticia de que nuestro bloqueador central se a trasferido es inesperada y.....

—Hinata. –Corrigió Tanaka con voz firme.

—¿Qué? –Le cuestionó el mayor al no entender el porque del comentario.

—Es Hinata, no “nuestro bloqueador central” y no es “una noticia inesperada” ¡es una maldita locura! –Volvió a corregir el rematador. Su capitán le observaba, cansado pero comprensivo.

Después de todo, Tanaka, Noya y Hinata eran bastante unidos dentro del equipo. Comprendía cuan duro debía ser.

—Lo se, lo lamento Tanaka. –Aclaró Sawamura con una voz más tranquila. Se masajeó ligeramente el cuello y siguió. —Entiendo que es duro, y que no es algo que podamos aceptar fácilmente. Hinata es un miembro importante como todos aquí y es difícil también para mi entender o siquiera creer que el se halla marchado; principalmente porque no mencionó nada, no hubo quejas o mención de algún problema dentro o fuera del instituto pero al no contar con esa información, no podemos sacar conclusiones apresuradas.

Pudo deberse a cualquier cosa, problemas familiares, lesiones, tal vez su madre cambió de trabajo o fue ella quien tomó la decisión del cambio pensando en el futuro de su hijo. Así que por ahora.... Como no podemos ponernos en contacto con él, lo principal es no alterarnos.

Les aseguro que encontraré.... No, encontraremos la razón y la forma de arreglarlo; porque no es solamente un compañero de equipo, y un grandioso jugador, también es nuestro amigo y parte fundamental de ésta familia que a formado el Karasuno. Por favor, muchachos, tangan un poco de paciencia.

Takeda-sensei y Ukai-san están tratando por sus propios medios de contactar con la familia Hinata para aclarar las dudas y buscar una solución. Porque ellos también quieren cumplir la promesa que hicimos antes, ¿no dijimos que iríamos todos juntos a las nacionales? –Concluyó con la convicción tratando de opacar a ese doloroso nudo que se había formado en su garganta debido a la impotencia de no poder hacer más. Al recaer sus ojos en todos sus compañeros pudo notar como algunos lloraban, otros asentían y como en un muy mal intento de disimular, Tsukishima carraspeaba; seguramente por el mismo motivo que él decidió callar.

—¡Daichi tiene razón chicos! Hay que hacer nuestro mejor esfuerzo por Hinata. ¿No creen que él haría lo mismo? –Les cuestionó con mayor serenidad en su corazón, debido a las palabras de su mejor amigo.

—Ese enano idiota seguramente ya habría corrido en busca de quien faltara...–Murmuró un Kageyama que recién venía entrando en el gimnasio pero que había escuchado todo detrás de las grandes puertas del mismo. Su corazón estaba hecho prácticamente polvo y su interior le exigía respuestas pero si podía confiar en su capitán, estaba seguro que las cosas se iban a solucionar.

Aunque por supuesto no iba a dejárselo todo al mayor, él iba a asegurar una segunda opción; la más segura, la menos dolorosa. Porque si algo podía entender es que Shouyou no haría algo así por puro capricho, ese chico estaba tan hambriento de conocimiento y victoria como él; así que tenía que haber algo más o alguien más detrás de todo eso.

Sea lo que sea que estuviese pasando él iba a hacer algo al respecto. Después de todo y aunque no lo demostrará, el pelinaranja era un valioso compañero, aliado y aunque le costara, también su amigo más cercano.

No le iba a dejar solo en esa maldita situación descabellada. Porque sabía de antemano que Shouyou tampoco se permitiría hacerlo con él, ese chico no podría.

Y lo más importante, no había nadie más en ese lugar ni en cualquier otro con el que pudiese sentirse tan cómodo como lo hacia con el escandaloso bloqueador central, nadie más podía ramatar sus pases como lo hacía él pero inclusive peor...... Él no estaba dispuesto a levantar el balón como lo hacia con Hinata para nadie más, y cuando decía nadie; era, absolutamente  nadie.

Slayer Line.Where stories live. Discover now