Reticent, consternation.

1.4K 146 20
                                    

—¡HINATA IDIOTA, VUELVE AQUÍ! –Furíco el armador trató de darle alcance, solamente para que una mano le detuviera con más fuerza de la necesaria.

—Dejalo ir, Kageyama. –Exclamó Suga con toda la tranquilidad que aún podía conservar. —Pararon todos y cada uno de sus remates, devolvieron sus bloqueos, y se burlaron del único ataque del que se podía sentir orgulloso. Nosotros podremos estar molestos, furiosos pero él..... Seguramente quisiera matar a alguien en éste momento.

Y aunque no estoy a favor..... Entiendelo, eso es lo único que él cree tener y se libraron fácil. –A final de cuentas todos terminaron alrededor de Ukai. El ambiente no mejoró, y definitivamente no lo haría de ahí en más.

No podía creerlo, no podía entenderlo

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

No podía creerlo, no podía entenderlo. ¿Es que acaso todos sus esfuerzos habían sido en vano? Al final nada había cambiado, ¿su estatura sería siempre un obstáculo a medida que quisiera avanzar? Entonces, no tenía sentido; ni el entrenamiento, el empeño, el esfuerzo, nada.

Su armador siempre le a dicho que es un idiota, y aunque sabía exactamente a lo que se refería cuando lo decía; en ese momento lo creía en todos los aspectos de su vida. No tenía el valor para plantar cara a sus compañeros, especialmente a los de tercero; ¿cómo iba a excusarse?, ¿cómo iba a remediarlo? Porque en ese partido había demostrado toda su falta de consciencia, experiencia y aptitud, no tenía forma de sacar la situación adelante.

Ese día definitivamente logró demostrar lo mediocre que podía llegar a ser, lo limitado que estaba su camino, y las pocas opciones que podía manejar. ¿Cómo se suponía que iba a decirles que debido a su poco manejo tanto físico como emocional ellos no podrían siquiera pasar las eliminatorias?, ¿cómo iba a destrozar el sueño de sus compañeros por su propia debilidad?, ¿como iba a terminar de pisotear las rotas alas de un cuervo que aún luchaba por alzar el vuelo?  

Sus manos temblaron, impotentes. Sus ojos aún repletos de lagrimas se negaban a soltarlas; un suspiro lastimero se le escapó y entonces, una voz se hizo presente.

—¿Estás consciente? –Se le cuestionó. La persona recargada en una pared contigua a la esquina de un aula en la que el igualmente apoyaba la espalda, no se mostró, y él no respondió. —No todo puede lograrse con perseverancia. Eres consciente...–Repitió y sus manos se apretaron hasta el punto en que los nudillos se volvieran blancos. —Mis ideales, mis parámetros, mis motivos; todo eso es completamente opuesto a la forma en que el antiguo entrenador, y hoy su nieto forman sus ciemientos. Por ello puedo asegurarte que aunque ningún método es perfecto, el mío es aquel que menos huecos tiene.

Por lo tanto, no es demasiado difícil de entender, ni siquiera para alguien como tu, un imprudente pero astuto mocoso. –Espetó ahora aquella persona con un deje casi impreceptible de diversión plagando su voz. —A lo que quiero llegar; Hinata Shouyou...... ¿Quieres cumplir el sueño de esos chicos aún a costa de ti mismo?, ¿son tan importantes?

—¡Por supuesto que lo son! –Replicó el pelinaranja cansado de se tono altanero que su ajeno estaba utilizando con él. Nadie podía menospreciar el apoyo y aprecio que tenía por sus compañeros.

—Uhm....–Saboreó aquellas palabras con una malicia que el menor no pudo detectar y con la que luego tendría que lidiar. —De ser ese el caso.... Entonces, ¿quieres verlos ganar?

—¡Ganaremos! –Aseguró, apretando sus puños con mayor fuerza y golpeando con éstos la pared detrás suyo.

—No lo estás entendiendo. –Aseguró y en un movimiento casi inhumano se postró delante de aquellos ojos cálidos del menor. —¿Quieres que los deje ganar? –El tono en su voz denotaba autoridad, soberbia pero en ningún momento mentira.

—¡Hey idiota! –Más pronto que tarde el setter se lanzó sobre el cuerpo tembloroso del muchacho, listo para reclamar

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

—¡Hey idiota! –Más pronto que tarde el setter se lanzó sobre el cuerpo tembloroso del muchacho, listo para reclamar. Sin embargo fue sorprendido por la forma en que éste le apartó y sin mirarle se alejó. —¡Te estoy hablando, imbécil! –Molesto por el actuar de el otro, tajó la mano derecha de éste; deteniendole en el instante en que pensaba salir del gimnasio sin dar ninguna explicación de su borde comportamiento.

—¿Necesita algo Kageyama-kun? –Le cuestionó el de orbes enrojecidas, dejando al otro desorientado por la manera en que fue nombrado.

—¿¡Qué si necesito algo, dices!?, ¡deja de jugar y dime que demonios te pasa! –No quería admitirlo pero estaba preocupado. El bloqueador nunca se había comportado de esa manera, nunca ignoró de ninguna manera a sus mayores, inclusive en un arrebato fue capaz de abollar la puerta de entrada pero lo más importante; ¿por qué diablos le llamaba con tanta formalidad? Ellos no eran los mejores amigos en el mundo pero tampoco un par de extraños. Entonces, ¿por qué?

—Kageyama-kun, dejémoslo ahora; por favor. –Respondió de forma que esperaba ser tajante. Aunque en cierto tramo de la oración, un suave titubeo al pronunciarla se hizo notar.

El rostro del aludido palideció. Él comprendía totalmente a que se refería el más bajo con aquellas dos horrorosas palabras, y no podía creerlo, no quería hacerlo.

Sin embargo no tuvo tiempo de reprochar, cuestionar o siquiera persuadir al otro. Pues éste estuvo fuera de su alcance en menos tiempo de lo que le hubiese gustado, había escapado y el por su parte, corrió a su encuentro; aunque de poco o nada le sirviese, el otro ya no estaba

Impotente golpeó y pateó todo lo que a su disposición tenía. Tenía claro que aquel fue un terrible partido que desgarró las esperanzas de muchos y demostró el bajo rendimiento de otros.
Sin embargo, y a pesar de lo humillados que se sentían; nadie, ni siquiera los mayores habían demostrado de forma abierta su impotencia, su dolor, la amargura y la desesperación. Entonces, ¿por qué su rematador se estaba dando por vencido como si nada?, ¿por qué él no estaba haciendo nada para detenerlo? Y la respuesta era que no lo creía cierto; seguramente era sólo un berrinche relacionado al calor del momento, seguramente al día siguiente en la práctica llegaría implorando perdón, seguramente daría explicaciones tontas, seguramente nada malo pasaría, seguramente mañana todo estaría bien.










[Y díganme: ¿qué les pareció? 🙌💕🔥].

    

Slayer Line.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora