Capítulo 9 "Lo correcto"

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— Sácame de aquí, sácame de aquí por favor — gritaba Rachel empujando y golpeando la fría puerta de metal con violencia.

Mientras rotundamente caía en una aterradora idea y es que lo que antes en su mente había sido solo una curiosa pregunta ahora se había convertido en una estremecedora respuesta. Porque ahora ella se encontró dando esos mismos golpes que antes le intentaron advertir contra aquella misma puerta del congelador. Primero golpes fuertes, luego menguantes y por último «¡La muerte!»: pensó.

Estremecida se vio a sí misma como aquel cuerpo congelado que minutos antes había visto y entonces fue cuando se inclinó, sollozando; suplicaba no encontrar aquel mismo final y el miedo a la muerte era un peso congelado en su estómago. ¡Que ironía!.

Lentamente aquel helado aire comenzaba a realizar su tortuoso efecto y Rachel apenas podía respirar correctamente. Pánico: «¡Voy a morir!. ¡No quiero morir, no así!»: pensó.

Por el ojo de su mente la imagen de aquel cadáver se colaba una y otra vez poniéndole una advertencia y sentencia futura. Entonces comenzó a temblar, pero esta vez ya no era producto del miedo sino de un frío penetrante y estremecedor que le quemaba la piel por completo.

— Merezco todo esto — quiso decir antes de dejarse ir, pero no sería verdad al menos en su último momento se volvería a sí misma y sería sincera, pero hacía tanto tiempo que no lo hacía que llegó a creerse incluso su propia mentira, llegó a creer aquel papel que le habían inventado; aquella máscara que se había puesto. ¿Porque?. Porque una parte de ella se sentía poderosa.

Pues la verdad era demasiado triste que ella ya no quería asumirla incluso casi había olvidado quien era bajo esa máscara. Porque ella no era alguien poderosa ni mucho menos alguien que podía tener al chico que quisiera como todos lo decían. No era una zorra como esos escritos en las paredes de los baños y aulas la describían. Todo era mentira. Y en realidad ella no tenía nada de qué enorgullecerse.

Por eso había tomado la decisión de seguir una carrera humanitaria y luego lejos de ese pueblo y por el resto de su vida realizar trabajos comunitarios con la esperanza de tal vez sentir al fin orgullo de sí misma, con la esperanza de alejarse de aquel horrible apodo que le habían puesto en el instituto y finalmente también con la esperanza de reducir aunque sea un poco aquella culpa que la carcomía de día y de noche.

— Quizá tal vez tú tampoco merecías pasar por todo aquello — dijo recordando sus manos manchadas de sangre y viéndolas como si aquel fantasma aún estuviera allí. Incluso por la paranoia casi podía sentirlas húmedas con aquel aguado liquidó rojo sobre ellas. Recordaba incluso el sonido, aquel crujir de huesos quebrándose y entonces lanzó un gemido de dolor por el frío que le agobiaba los sentidos en su cabeza.

Su cuerpo sucumbió por un incesante deseo de romper en llanto, pero no pudo. Sus ojos estaban tan fríos que las lágrimas eran tan estridentes como para querer escapar de ellos.

Abrió los ojos, pero sólo veía oscuridad frente a ella y una efímera línea en la rendija de la puerta. Entonces por un instante no pensó en sí misma ya que aquello no le agradaba ni era lo suyo; y recordando a Derek, pensó en él, pensó en el miedo que él le tendría a aquella abrumadora oscuridad. Pensó en si él podría sobrevivir a todo aquello allí afuera sin ella ayudándole, guiándole.

«Seguro que él podrá» se alentó, pero aún así por un momento deseó poder sobrevivir solo para eso, solo para tal vez por un pequeñísimo momento en su vida sentirse útil.

Recordó su oscura mirada y se imagino no ver ese vacío en esos celestes ojos tan oscuros. Porque moriría antes de que él siquiera supiera en donde estaba y aunque ella había pagado su deuda ambos estaban a mano. Él ya no le debía nada. ¿Por qué volvería por ella?.

El Trato y El Sacrificio 🎭 Where stories live. Discover now