XII

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Todo pasó muy rapído, desde que les mostré la verdad, lo que había sucedido con Sauron hasta que pasaron un mar de meses y lo que más quería evitar, sucedió.

La hora ha llegado.

La voz de mi tía en mi cabeza me despierta al amanecer. Miro hacia el lado izquierdo y veo a Arwen, estaba mirando al sol salir por la ventana.
—Buenos días, hermana. —saludo.
—Buenos días, Al. ¿Cómo dormiste? — pregunta.
—Como siempre ¿y tú?
—Igual.

Desde hace un par de meses nuestros poderes crecieron de manera inmensa, por lo que Legolas ya no duerme conmigo. Ninguna ha descansado bien. Nuestro humor no es el mismo, cambia de forma muy rápida y a ninguna le agrada eso.

Me levanto, no hacía falta responder.
Con mis poderes saco los baúles que estaban guardados y comienzo a doblar la ropa, guardar zapatos, joyas, armas, etc.

La mirada de Arwen estaba perdida entre los árboles cuando llegó momento de bajar a desayunar.

A penas termino subo a mi cuarto y con unas hojas y pluma comienzo a escribir una carta para los gemelos y unas cuantas para cada amigo o familiar.
Alguien toca la puerta y pasa, sin esperar a que responda.

—Hola, amor, ¿Cómo.....?—la pregunta de Legolas de queda a medias al momento en que ve las maletas en mi cuarto.
Lágrimas de deslizan por ambos rostros.
Me acerco a el para poder hablarle.
—Amor, yo...yo lo siento, pero no hay más que pueda hacer. Mi tía ya me ha llamado. Sabes que no logro controlar como corresponde mis poderes, ya no te puedo ver si quiera....y yo.....—las lágrimas impiden que yo pueda seguir hablando porque sollozo mucho.
—Lo sé es solo......no estaba listo.
—Ni yo, amor, pero es lo mejor.
Te prometo, Legolas, que a penas pueda, lo primero que haré será ir a verte, ¿si?
—Por su puesto.

Nos besamos de forma lenta y pausada, probando nuestros sabores por última vez antes de que no nos veamos quién sabe quizás por cuánto tiempo.


Al llegar a Lothiel, mi tía me recibe junto a mis hermanas.
—¡Alelhi!—gritan.
—Creímos que te habías olvidado de nosotras de tanto tiempo que no vienes—dice Vainilla, Pervinca asiente. 

—Jamás podría olvidarme de ustedes. —Les sonrió antes de abrazarlas. 

—Que alegría es poder verlas juntas nuevamente— comenta una voz femenina desde la entrada.

—Buenas, princesa Ithil— saludo con una reverencia al levantarme. 

—¿Cómo has estado, prima?— pregunta con reverencia.

—Muy bien, gracias. ¿Tú? 

—Igual. ¿vamos dentro?

—Por su puesto. 

Mientras nos encaminábamos a mi cuarto, mi tía nos recordó la cena, a lo que asentimos antes de continuar en la camino. 


SEIS MESES DESPUÉS 

Luego de tres meses de haber tenido que dejar a mi familia, esposo y amigos sin poder visitarlos o recibir carta alguna, logro mantener bajo control mis poderes...un poco, no mucho. 

Todas las mañanas, luego del desayuno, entreno con armas y lucha hasta el medio día para poder entrar en la guardia del día, mientras que Ithil entrena para la guardia nocturna. Después de almuerzo recibo clases de magia. 

Al sexto mes recién logro tener la magia bajo control lo suficiente para poder ir a visitar durante el día a mis seres queridos (durante la noche aún soy peligrosa), o sea hoy. Primero visitare a padre y hermanos, luego a mi esposo que lo extraño mucho....

Las voces de mis hermanas menores me sacan de los pensamientos, pues ellas quieren acompañarme el día de hoy a Rivendel. 

—¿Listas? — pregunto.

—Siempre. 

Cerramos los ojos y al abrirlos estamos en la entrada de Rivendel. 

—Gracias por teletransportarnos, hermana— agradecen las elfas. 

—Sin problemas —sonrió. 

—Que gusto verla, princesa Alhelí —saluda el guardia haciendo una reverencia. 

—Buen día. 

—¿Y ustedes son las priesas Vainilla y Pervinca?

—Así es.

—Mucho gusto poder verlas nuevamente. ¿Las anuncio?

—No, gracias. Tenemos nuestros métodos. 

Asiente y nos deja avanzar mientras las tres princesas cambian a ser dos halcones y un ratón. 

Entramos por la ventana fingiendo una pelea de la que todos se quedan mirando. 

Pervinca-halcon finge arañar al ratón-vainilla que yo llevaba entre mis garras, por lo que cae directo en la mesa para luego escalar en el cuerpo de Arwen que lanza chillidos por todas partes. 

—Quítenme a este ratooooooooooooon— gritaba. 

—calma, no pasa nada, Arwen—intentaba calmarla adar mientras los gemelos reían a carcajadas. 

Pervinca y yo nos podemos en las cabezas de lo Elrohir y Elladan, que comienzan agitarse y saltar. 

En ese momento elevamos el vuelo para poder tomar a Vainilla y cuando llegamos al techo, descendimos y al estar a punto de estrellarnos con la mesa, volvemos a nuestra forma original mientras nos reíamos al volar por el salón. 

—¡Al ataque!—grita Arwen lanzando hechizos junto a mis hermanos. Nos defendimos hasta que mi padre pidió que paráramos. 

—¡PAREN!—gritó a la tercera vez. —. Siéntense, ustedes tres. Pervinca, Vainilla, Alhelí, un gusto tenerlas devuelta, pero a la otra utilicen la puerta, por favor. 

—Si, padre. 

—Y me alegro que estén aprendiendo a dominar sus poderes, chicas. Ahora siéntense y coman.

Obedecimos. El día transcurrió tranquilo y a las cinco tuve que irme. 

—Familia, lamento informarlo, pero he de partir. Tengo que visitar a mi esposo. 

—UY, los tortolos se van a ver— dijo Elladan, con burla. Todos rieron. 

—Es mi esposo, ¿Qué te esperabas?

—Lo que esperamos es el sobrino, hermanita— dice Elroir. 

—Lamento informarte, pero aún no llegará. 

—En el momento adecuado—dice Arwen, yo asiento.

—Nos vemos en el próximo viaje. 

—Por supuesto. 

La despedida fue larga, sobre todo después de discutir sobre como es que volverían mis hermanas a Lothiel, pero ellas decidieron quedarse a dormir y los gemelos las llevarían al día siguiente de regreso al castillo. 

Entonces cerré los ojos y al abrirlos, ya estaba en el bosque negro, pero lo que vi entonces no fue una sorpresa muy grata. 





N/A: ¡Hola! ¿como estan? ¿como pasaron navidad?. yo bastante bien. 

Se que viene atrasado, pero este es el capitulo de navidad. En un rayo subiré el de año nuevo. 

Los tqm 

Bye. 



Una Elfa En La Historia //ESDLAOnde histórias criam vida. Descubra agora