Capítulo 11

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Para Tony, las fiestas eran un simple modo para hacer negocios, hablar con otros tipos tan forrados como él sin tener que buscar una excusa. Alcohol, buena comida, a veces buena música y la gente comenzaba a hablar sobre su próximos proyectos, como aiwfos gastar su fortuna o lo que estaba dispuesto a hacer por conseguir su fortuna propia.

Aquella fiesta lo tenía todo, una música bastante decente, comida aparentemente buena, aunque Tony no estaba allí para comer y una música... Apenas había prestado atención a la música que estaba tocando la orquesta.

La única diferencia entre sus fiestas y aquella, era que los negocios de los invitados, de quienes habían pagado por estar allí, era echar un buen polvo, tal vez dos, hacer realidad fantasías reales que jamás podrían llevar a cabo en su vida normal.

Los odiaba, le daban de vomitar y le hacían sentir como el inútil que de ponía la armadura más cara del mundo, salvaba gente, salvaba a la humanidad, pero al final del día, aquellos pirados... Porque no se le ocurría otra forma de llamarlos, iban a esa isla a pasar un fin de semana donde llevar a caboos peores pecados.

Una parte de él quería encerrarlos allí y tirar la llave, otra quería intentar entenderlos y una muy pequeña casi llegaba a sentir lastima por todos ellos.

Pero entonces apareció Peter, sonriente, encantador, hermoso serie un buen adjetivo en otra situación con ese traje que le quedaba perfecto.

El problema no fue tan importante hasta que Peter se acercó a él cuando uno de los responsables de la fiesta se lo indicaron. Se movió con decisión, pero también simulando o jugando a ser el adolescente que sus clientes esperaban.

- Peter, muchacho. Esta noche es impotente para ti por dos motivos. -  Dijo el hombre, de espaldas a Tony, con lo cual no pudo ver su expresión de asco y lo cerca que estaba de lanzarse contra él y morderle el cuello.

Cuando se dio la vuelta, sin embargo, Tony no cambió su expresión ni un milímetro.

- Si señor, soy consciente de ello y siento decir que estoy nervioso por ser mi primera fiesta.

Justo lo que Tony necesitaba para tener más ganas de matar a los organizadores de aquella fiesta.

La primera de Peter, la primera vez que el muchacho iba a entregar su cuerpo y su alma a un desconocido para darle diversión.

Aunque no se hubiera sentido muy diferente si le hubieran dicho que era un profesional.

- ¿Hay algún motivo más para deba sentirme especial, señor?

- Por supuesto muchacho. -  El hombre apoyó la mano sobre el hombro de Peter, un motivo más para matarlo en cuanto tuviera la ocasión. -  ¿Sabes quien es el caballero a quien vas a acompañar esta noche?

Peter miró a Tony, lo estudió con la mirada, de arriba abajo, como si no lo conociera, pero no como la primera vez que lo había tenido delante.

Entonces, Peter era un niño emocionado de ver a su héroe, entusiasmado por trabajar con él, por saber que el recién nacido Spiderman iba a ser el nuevo ayudante de Ironman.

El Peter que tenía delante ahora delante era un muñeco roto, con esa mirada intensa pero vacía que le habían enseñado a enseñar y que probablemente convertía a sus clientes en depredadores que...

Tony tuvo que apartar la mirada para quitarse ese pensamiento de la cabeza, la idea de lo que gente como él, ricos como él, depravados que se sentían como él eran capaces de hacerle a Peter.

- Tony Stark, el gran Ironman.

Peter sonrió más ampliamente. Si fuera una situación normal, Tony se sentiría orgulloso de esa mirads, de todo lo que quería aprender Peter y todo lo que podía enseñarle él. Pero como no era una situación normal, tampoco su sonrisa era normal, no era bonita, ni acogedora.

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⏰ Last updated: Oct 02, 2019 ⏰

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