Un Vengador, un espía, un genio de la informática, un millonario, el dueño de un equipo de baloncesto, el gran brujo de New York y Loki , Todos tienen algo en común, las personas más importantes de sus vidas se han evaporado, han desaparecido sin de...
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Aquella gente lo llamaba una nueva forma de educación, para Peter aquel era un infierno, para Bucky recuerdos casi olvidados, para Solo, un enemigo que había dado con él y se estaba vengando, para Zero, unos desgraciados que le odiaban por ser libre y haber sido feliz con Jude y para Connor... en dos años llevaba muchos muertos a la espalda como para no pensar que alguien se lo estaba pasando bien a su costa ahora. Todos tenían una forma distinta de verlo, pero siempre representaba lo mismo, el momento más terrible jamás vivido.
Bucky había despertado en las instalaciones creyendo que se trataba de una mala pesadilla. Estaba acostumbrado a ellas, a despertarse sudando, a veces gritando, a recordar su paso por Hydra a ver la expresión de Stark cuando había estado a punto de acabar con él para vengar a su familia.
Pero tras los primeros instantes se dio cuenta que no estaba soñando porque Steve no aparecía por ninguna parte. Era su ritual; venían las pesadillas, despertaba aterrorizado pensando que el pasado regresaba a por él y Steve estaba ahí, a su lado, en la cama, abrazándolo, siempre despierto, dispuesto a reconfortarle, a demostrarle que todo estaba bien y que el pasado, era precisamente eso, pasado.
No, Steve no apareció, ni él ni nadie y no solo en los primeros momentos, si no lo que a simple vista fueron horas, hasta que sin nadie decirle nada, un plato de comida y una botella de agua aparecieron por la abertura de su puerta y hasta varias horas más tarde no aparecieron dos hombres, diciendo que era hora de conocer a sus nuevos jefes.
Parecía increíble la estructura de aquel sitio, había capitanes, jefes de grupo y todos hablaban de una mujer que estaba por encima de todos. Aquello era un ejército de hormigas obreras que trabajaban para su reina, a la que todavía tardaron unos días en conocerla.
Durante sus primeras jornadas, pasando de sus celdas a un pequeño patio interno, Bucky pudo ir conociendo un poco a sus compañeros prisioneros. Reconoció sin problemas al muchacho, a Peter, aunque solo se habían visto en su enfrentamiento en Alemania, no tenía nada en contra de él y además, era un crío, secuestrado, metido en aquella carcel, asustado, por muchos superpoderes que tuviera. En el fondo seguía siendo un adolescente.
El crío se pasaba todo el tiempo que podía cerca de otros internos, no quería dejarse notar y parecía que en los pocos días que habían pasado, había hecho cierta amistad con el chico neoyorkino con tatuajes y ese otro tipo, Connor, había oído que se llamaba, abogado le había oído decir.
Apenas les daban tiempo libre, los días estaba perfectamente organizados. Despertarse siempre de madrugada, desayunar en su celda, ejercicio diario, nada que Bucky no pudiera soportar sin problemas. Otros no lo llevaban tan bien, sobretodo vio apurado al joven abogado, Connor, silencioso, pero cubierto en sudor. Parecía siempre concentrado y con expresión molesta, la que tendría alguien que no quería ser interrumpido en sus pensamientos. Luego llegaba la comida, más ejercicio por la tarde y a dormir pronto.
El chico de los tatuajes que hasta el segundo día Bucky no supo que se llamaba Alec, tenía un extraño acento que no reconoció, pero no estaban en un club social. Poco a poco quería conocerlos a todos, quería saber porque los habían escogido a todos ellos, porque ellos en concreto, que los unía y como podía beneficiar eso a su forma de escapar.
