Un Vengador, un espía, un genio de la informática, un millonario, el dueño de un equipo de baloncesto, el gran brujo de New York y Loki , Todos tienen algo en común, las personas más importantes de sus vidas se han evaporado, han desaparecido sin de...
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Bucky llevaba casi veinte minutos mirando el frigorífico de los refrescos y todavía no había decidido lo que iba a comprar; por fortuna todavía faltaban un par de horas a la salida del vuelo. Todo era mucho más fácil en su época; no había mucha elección posible, coca-cola como refresco, cerveza y bebidas alcohólicas más fuertes para la noche y agua. Ahora había tantas marcas, tantas posibilidades, nombres impronunciables, sabores que jamás habría puesto en un refresco y encima decidir si lo quería con azúcar, sin, con cafeína o sin, con gas o sin gas... empezaba a dolerle la cabeza, aunque por una vez no era por su lucha interna con el soldado de invierno.
- Lo se, a mi también me costó aprender la diferencia entre light y zero, Fanta y Schwepps. - Dijo Steve pasando un brazo sobre su hombro para atraerlo desde atrás.
- Ni siquiera se como pronunciarlo. ¿De donde salen tantas bebidas diferentes?
- Es lo bueno de los aeropuertos de las grandes ciudades, en las tiendas de dutty free tienes productos de todo el mundo, aunque su precio es más alto.
Como si fuera la cosa más normal del mundo, sin mirar posibles curiosos y sin ningún tipo de pudor Steve le dio un beso en el cuello.
Bucky sonrió, todavía le parecía increíble estar teniendo esa conversación con Steve, estar hablando sobre algo que no tuviera que ver con una guerra, con la posibilidad de morir o con lo que Hydra le había hecho en la cabeza.
También le parecía increíble poder besar a su mejor amigo, del que había pasado buena parte de su vida enamorado y con el que ahora dormía abrazado y con el que hacía el amor casi todas noches.
Era una locura, los dos los sabían, pero Steve era el maldito Capitán América y a eso no había forma de decir que no. Steve le había asegurado que un fin de semana fuera, dos días, tres a lo sumo, sin la supervisión de Stark o el resto de los vengadores, no haría daño a nadie, incluso les haría sentir más tranquilos.
Le había dicho que nadie tenía por qué saberlo, que todo iría bien, ahora estaban cogiendo el avión de vuelta a New York y hasta ese momento no se había equivocado.
- Confío en ti. - Le había dicho en la cama dos noches antes, después de haber tenido sexo por primera vez. Los dos lo habían deseado desde hacia tiempo, los dos se deseaban casi desde críos, pero las circunstancias nunca les habían ayudado para estar juntos o decirse siquiera lo que uno sentía por el otro. - He visto los progresos que has hecho desde lo de Alemania, e incluso sin haberte deshecho todavía del Soldado de Invierno, ya veo al Bucky que yo conocía.
- No queda mucho de ese Bucky, Hydra se ha preocupado todos estos años de romperlo en pedazos tan pequeños que no creo ser capaz de recomponerlo.
- Lo haremos juntos, ya te he dicho que confío en ti.
Como habían llegado de esa conversación, los dos desnudos en la cama y la que estaban teniendo ahora, los dos en el aeropuerto, mochilas al hombro, regresando de un fin de semana romántico-amistoso, a escondidas de todos los demás vengadores en Hawaii, Bucky no lo recordaba ya. Pero al final Steve le había convencido.
