☯ CAPÍTULO 16

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IMAGINA LO MÁS SURREALISTA QUE PUEDE PASAR

BIEN. PUES ES LO QUE VA A PASAR

ALMA.

Las muñecas me empezaban a doler y tener las piernas literalmente atadas a la silla me agobiaba muchísimo, no era de los asientos más cómodos. Por lo poco que podía ver aún con el casco puesto, no tenía ni idea de dónde estaba. Las paredes eran blancas, bastante bien cuidadas y no había ningún mueble salvo una silla de madera delante mío y una nevera típica de un mini bar de hotel a mi izquierda. Un poco de luz entraba por una ventana a mi lado derecho, con la persiana automática subida. Desde mi sitio no veía la calle, así que tenía que estar a cierta altura, supuse.

La verdad es que no pude fijarme mucho de dónde me llevaba el orangután que me cogió en contra de mi voluntad. Entre el aturdimiento del golpe intencionado que me llevé en toda la cabeza, y el hecho de llevar el casco puesto junto con el de que eran las tantas de la madrugada y por lo tanto no había mucha luz ambiental, tampoco pude seguir el camino que me hizo tomar hasta llegar donde me encontraba.

Y ya llevaba demasiado tiempo sentada allí como para esperar a que pasara algo. En mi cabeza ya me había formulado todas las preguntas posibles. ¿Qué carajos acababa de pasarme? ¿Quién querría secuestrarme precisamente a mí? Aquella segunda pregunta era la que más se aparecía en mi mente ya que me llevaba a una única respuesta posible: era imposible que me buscaran a mí. Se habían equivocado. Pero el posible error quedaba casi descartado por cómo fueron las cosas en la pista, estaba claro que el hombre que lo hizo pudo comprobar que yo era una chica. Por lo tanto y cómo en el fondo tenía la ligera sospecha, si a quien buscaba era a Edu o a Dani, tuvo tiempo de darse cuenta que obviamente yo no era uno de ellos.

Así que no entendía por qué no me dejó ir.

Intenté escurrir mis manos entre las bridas que colocó apretando demasiado en mis muñecas, pero no hubo manera. El calvo ese las había apretado bien fuerte, el listo. Mientras intentaba maquinar algo en mi cabeza que, cómo no, no tenía ni idea de cómo actuar en casos así, unos pasos se escucharon al otro lado de la puerta. Como si de un instinto se tratase, dejé de moverme para mostrar tranquilidad en mi sitio.

Como si que me secuestran fuera algo normal en mi vida.

Pegué mi mirada a la madera de la puerta, alerta por lo que fuera que iba a hacer acto de presencia. A los pocos segundos y cuando los pasos cesaron, una manaza asomó por el lateral de la misma y el gorila que me metió en el coche se dejó ver. Menos mal que llevaba el casco, porque juro que lo habría quemado con los láseres de mis ojos. Así que hubiera sido mejor no llevarlo puesto, sí.

El ser aquel empezó a andar hacia mí a paso tranquilo. Intenté no mirarlo mucho a la cara, pero los escasos segundos en los que mantuve contacto visual con él me quedó bastante claro que lo que quería era intimidarme. Caminó hasta quedar detrás mío, sintiendo su tacto en mis hombros al colocar sus manos ahí sin previo aviso. Aquello me produjo arcadas.

Si no lo piensas no lo sientes, Alma.

Volví a fijar la mirada en la puerta que el calvo había dejado abierta, intentando distraer mi mente de aquel contacto tan repulsivo. Como era de esperar, una persona más hizo acto de presencia en la sala.

Un hombre erguido y trajeado avanzaba hacia mí con paso sereno y mirada segura. Recorrí su figura con una mueca de desprecio hasta llegar a su rostro, fijándome en cómo sus labios insinuaban una sonrisa asquerosa y maquiavélica que no indicaba nada bueno. Ya había visto la cara de aquel hombre antes. Sabía quién era. Me reafirmé en mis hipótesis anteriores, si se podía, aún más.

FREE SOUL ©Where stories live. Discover now