☯ CAPÍTULO 14

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CUANDO TODO PARECE IR BIEN... ES PORQUE ALGO IRÁ MAL

ALMA.

No me lo podía creer. No, no podía. ¡Que iba a tener mi primera carrera! Tuve que contener las ganas de gritar, porque a tres pasos tenía a Edu y no me apetecía que me mirara mal.

Después de la noticia, me dijo que lo siguiera. En su moto, fuimos a un terreno casi desértico donde divisé a lo lejos algo parecido a una nave industrial. Según él necesitaba enseñarme un par de cosas como parte de la «preparación» necesaria antes de las carreras, algo que me pareció un tanto absurdo. Yo no necesitaba ninguna preparación para poder correr, pero preferí cerrar la boca.

Sin pronunciar palabra, Edu se acercó a la especie de nave industrial que teníamos delante y me metí detrás de él tan rápido como pude. Encendió la luz del sitio y se escuchó el eco del sonido del interruptor resonar por todo el espacio.

— Sígueme — su voz también resonó un par de veces entre aquellas paredes.

Asentí lentamente y después de que él dejara las llaves puestas caminamos hacia una puerta de chapa tipo garaje que separaba lo que había dentro de dónde nos encontrábamos. ¿Dónde estábamos? Si se tratara de otra persona y no de Edu, le haría todas las preguntas que pasaban por mi cabeza en aquellos instantes.

En vez de eso, permanecía detrás de él a la espera de lo que sea que tuviera preparado.

Observé cómo se agachaba para abrir el candado de la puerta y juro que casi me dio un paro cardíaco al ver lo que vi delante de mis narices.

— ¿Qué? — aquello fue lo único que pude decir, una hilera de diferentes motos se extendía delante de mis morros y Edu parecía indiferente —. ¿Esto es tuyo?

Lo miré durante un segundo con los ojos demasiado abiertos y después mi vista volvió a las motos, como si fuera un imán atraído por el metal.

— Nuestro —respondió a mi lado.

Se dirigió tranquilo a unas estanterías que habían a los lados, cogió un casco y se encaminó de nuevo hacia mi. Había algo en su expresión que me ponía un poco nerviosa.

Lo miré a los ojos captando lo que quería decirme y tragué saliva.

— ¿Puedo escoger la que quiera? — titubeé.

Empecé a pasearme inspeccionándolas todas. Tenerlas delante era algo demasiado irreal teniendo en cuenta que solo las veía en las revistas que cogía prestadas de casa de Cristian. La voz de Edu me recordó que no estaba sola.

Me giré para mirarlo.

— Todas tuyas — indicó.

Se apoyó en la pared y me observaba cruzado de brazos, con el casco colgado de uno de ellos. Ahora que me fijaba en su cara... podía intuir que no estaba tan de mal humor como siempre.

No tenia tiempo para centrarme en él.

Despegué mi mirada de su persona y eché un vistazo rápido a las motos que ya tenía más o menos fichadas en mi mente. Una captó fuertemente mi atención. Sin pensármelo dos veces y casi como si estuviera abducida, me acerqué a ella y miré a Edu.

— Esta — escogí con seguridad.

Él pareció sacudir la cabeza y salir de su embobamiento. Reaccionó.

— No, no, no — se acercó a mi sitio y puso la mano libre en el asiento de aquella preciosidad —. Esta está reservada.

Me quedé unos segundos sin decir nada. Al ver que parecía no cambiar de opinión, hablé.

FREE SOUL ©Where stories live. Discover now