XX

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Los amigos son capaces de aliviar un poco el dolor que nos resquebraja por dentro, siempre y cuando estemos dispuestos a desahogarnos…yo no lo estaba.

Patty.R

—Sí, sonaba muy bonito para ser cierto.—Dijo la enfermera mientras me miraba de forma desaprobatoria.

—¿Acaso no has escuchado, que las personas dicen muchas cosas tontas en el calor del momento?.—Dije arropándome más con la cómoda cobija que cubría mi cama, y es que aún no me explicaba como rayos había dicho aquello, ¿en que estaba pensando cuando llame a aquel lugar y planifique una cita? Ahora me sentía más estúpido que nunca.

—Sí, más cuando son tontas por naturaleza.—Alzo una de sus cejas, mientras se burlaba de mi abiertamente.

—¿Me estas llamando tonto, acaso?.—Me senté mirando a la pelinegra directo a los ojos. Esos ojos que me encantaban, y ella parecía aún más divertida que antes.

—Solo un tonto, no se daría cuenta que lo llaman tonto.—Esta vez sonrió con malicia.

—Sal de mi habitación.—Señale el lugar donde creí estaba la puerta.

—Ultimas noticias tontito, no estoy dentro de tu habitación, estoy al otro lado de la puerta.—Soltó una carcajada estruendosa, que me contagió, pero me hice el fuerte no iba a reírme de mí mismo. Ya había hecho muchas tonterías para agregar otra más a la lista. Vi a la pelinegra estirar la mano y agarrar lo que sin duda debía ser la manija de la puerta y cerrarla, desapareciendo por el pasillo y al mismo tiempo negándome ver lo que se había convertido en mi paisaje favorito…

Ella.

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Te digo que ella es la mujer más bonita que hay en la prepa.—Le contaba emocionado a Juan.

 

—Espera, déjame ver si entiendo…¿Tú me estas llamando un domingo a las 11 de la noche para decirme que “ella es la mujer más bonita de la prepa”?.—Se podía escuchar un rastro de molestia en la voz adormecida de mi amigo

 

—Que hay en la prepa.—Lo corregí.—Si, eso hago.—Gire mi cuerpo sobre la cama para quedar boca abajo, mientras sonreía estúpidamente, recordando la carita toda preciosa de Marie, y esos ojitos y esa boquita y esa…

 

—¿Por lo menos me dirás quién es?.—Interrumpió mis pensamientos. Pude escuchar un bostezo del otro lado de la línea.

 

—No.—Lo siguiente que escuche fue el sonido de tres pitidos, indicándome que me habían colgado. Marque.

 

—¿Me dirás?.—Pregunto en forma de reto.

 

—No.—Allí iba otra vez.—Me colgó.—Vi la pantalla del celular con la boca abierta, asombrado. ¿de verdad estaba haciendo esto?. Marque nuevamente el número.—Es Marie.—Dije derrotado y un silencio invadió ambas bocinas.—¿Estás?.—Aleje la pantalla luminosa de mi oído y verifique que mi amigo siguiera en línea y si, ciertamente los segundos seguían corriendo en la llamada.

Luz (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora