XVIII

157 13 9
                                    

Rómpeme con tus abrazos, envenéname con tus besos, mátame con tus caricias y resucítame con tu cuerpo…

Patty.R


—Así que me estás diciendo que…—Se quedó callado por un momento esperando que yo completara la frase.

Me sostuve el tabique de la nariz entre el dedo anular y pulgar, y respire. No sabía cuántas veces ya se lo había dicho, pero el hombre quería que lo repitiera otra vez.—Te digo que puedo ver a una persona.

—¿En sueños?.—Interrogo el hombre.´

—¡QUE NO JUAN, MALDITA SEA!.—Me levante de golpe del asiento.

—Calma, calma.—Sentí su mano posarse en mi antebrazo para incitarme a sentar nuevamente.

Respire profundo intentando controlarme y es que no era nada fácil. El estallido de emociones por el que pasaba estaba amenazando al poco autocontrol que tenía.—Sé que es difícil de creer.

—Muy difícil la verdad.—Acepto mi amigo.

Me acomode en la orilla de la silla, para posar mis brazos en el escritorio que en tiempos antiguos era color negro, pero que ahora no estaba seguro.—Por eso he venido a que me hagas un estudio, necesito saber si algo ha cambiado ¿Por qué soy capaz de ver a esta mujer?. Necesito que me ayudes.—Sonaba más que desesperado.

Luego de un silencio incómodo y un suspiro muy largo, por fin Juan decidió hablar—Muy bien, yo te realizare el estudio que tanto pides, pero no creo que haya un cambio en ellos, pero supongo que hay que empezar a descartar todo tipo de condiciones.—Explico Juan en un tono serio, aunque seguramente no me creía nada y es que no es para menos, el recibir una llamada de su amigo luego de un mes o más sin verse diciendo que necesita otra consulta porque algo ha pasado es algo… engorroso.

Y más cuando ni sabía que había perdido mi capacidad visual; dos baldes de agua fría de un solo tirón.

—Gracias.—Hice ademán de levantarme, cuando sentí a mi amigo a mi lado.

—Emilia, por favor ayuda al señor Oscar a dirigirse hacia la sala de ecografías.—Le indico el hombre a su secretaria y ayudante.

—Sí, señor.—Respondió suavemente la mujer, mientras me tomaba por el brazo en que antes Juan estaba apoyado para guiarme y me fue inevitable comparar sus tactos con el de Luz, ninguno era similar al de ella…—Por aquí por favor, con cuidado.—La voz de la mujer me hizo pisar tierra de nuevo.

Tan solo el leve sonido de la puerta me hizo recordar la primera vez que entre a la habitación, con el corazón latiendo a mil justo como hoy, la diferencia era que en ese tiempo entre pidiéndole a todos los Dioses que no fuese nada grave y justo ahora ya no tenía nada por que pedir ¿Qué otra cosa podría pasarme ya?

—Por favor ubíquese por aquí.—Me guio la mujer.—Acuéstese aquí, así de ese modo, ¡muy bien!.—Me felicito la anciana y no pude sentirme más estúpido. Sonreí de mala gana y la mujer se retiró una vez terminada su labor… Me quede allí, esperando a Juan para que me hiciera la ecografía por decimocuarta vez.

---000---

—¿Sabes que es el desprendimiento de retina?.—Preguntó mi amigo con un rostro neutro, el mismo rostro neutro que siempre usaba cuando algo no iba bien. Trague fuerte, había escuchado el término en clases, peo no lo recordaba con exactitud así que negué con la cabeza esperando a que el confirmara mi conocimiento, y deseando que no fuese tan grave como yo creía.—Es cuando la membrana sensible a la luz, o la retina como se le conoce comúnmente se desprende de sus capas de soporte.

Luz (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora