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“Crees que el amor lo puede todo, hasta que te das cuenta que el amor no es tan fuerte como todos lo hacen creer”

Patty.R


¿Cómo van a obligarme a disculparme con alguien que hace mal su trabajo? Es algo insólito, ese doctor era el que se había equivocado…es más es él el que debe llamarme para disculparse no yo…me parece una falta de respeto.

—¿Vas a llamarlo si o no?.—Dijo molesta la enfermera, la misma que se había encompinchado con mi madre para hacerme quedar mal, Oscar nunca se disculpaba, nunca.

—¿Quieres esperarte? Estoy pensando.—Me excusé.

—Dame acá.—Me arrebato el teléfono de las manos, porque ahora no era solo la mandadera de mi madre sino también se estaba convirtiendo en mi enemiga personal.—¿Hola? Habla Luz, la enfermera de Oscar, si ajá…Me encantaría hablar con el doctor Hernán

—¿Qué estás haciendo?.—Le susurre a la mujer frente a mí.

—Lo que tú no puedes hacer.—Susurro también.

—¡¿QUÉ?!.—Me ofendí, ¿cómo se atrevía?.—Dame acá.—Estire la mano para que me pasara el aparato, acción que ignoro por completo.

—¡Hola Doctor Hernán como esta? ¿Cómo le va? ¿Todo bien?.—Saludó la enfermera. Escucharla hablar con tanta confianza a una persona que no conocía o siquiera había visto antes, me hizo sentir vergüenza ¿Cómo le hablaba así a alguien que se supone tiene un rango más alto que el suyo en la rama de la medicina? ¿Será que nunca le habían enseñado algo de educación a esa mujer?. Pero más vergüenza me daba el hecho de que se fuese presentado como mi enfermera ¿Cómo alguien con esas actitudes se había asociado conmigo, con mi nombre, con mi familia, con mi presencia? Casi de inmediato la respuesta viajo por mi mente…

Por mi madre.

—¡LUZ!.—La regañe, prefería disculparme mil veces, antes de seguirla escuchando hablando de tal manera—¡Dame ese teléfono ahora mismo!—Le ordene apretando los dientes, extendiendo aún más mi mano.

—¿Qué, señor Oscar? ¿Qué quiere disculparse personalmente con el doctorcito? Vale, tenga.—Sonreí de la forma más fingida que pude, juro que la mato. Sin duda hablaría con esa mujer seriamente.

—¿Hola?.—Respondí apenas pude llevarme el auricular a la oreja, mientras ignoraba las risitas que salían de los labios de la chica frente a mí.

—Hola, señor Oscar ¿Cómo ha estado? ¿Podría preguntar el motivo de su llamada?.—El hombre sin duda sabia fingir, ¿Cómo iba a preguntarme aquello cuando Luz se había encargado casi de gritárselo segundos antes?

—Pues es algo que seguro ya debería saber.—Espeté.—Porque estoy seguro que no solo lo escucho de mi enfermera.—Mencione lo último despectivamente.—Sino que podría jurar que mi madre ya se ha comunicado con usted para avisarle de mi llamada.

Una risa del otro lado del auricular me descoloco, el muy maldito se estaba burlando de mí.—Si, ciertamente.—Dijo aun riendo para luego aclarar su garganta y colocar su “tono profesional”.—Pero le diré exactamente lo que le dije a su madre y lo que quise responderle a Luz, pero no lo logre… usted ya sabrá el motivo. No tiene por qué disculparse conmigo…—Hasta que por fin, alguien sabe cuál es su puesto.—Porque todo los síntomas y actitudes que usted está tomando son completamente normales. Así que no tengo problema con ello, usted es mi paciente y es mi deber ayudarle a aclarar todo esto que le está pasando, ¿si no qué sentido tendría mi profesión? Así que relájese y nos vemos en la próxima consulta…

Luz (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora