Capítulo 10

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Extendió su mano amortiguando los potentes rayos del sol, aun así, entrecerró sus ojos oscuros tratando de observar el cielo que hace años no veía. Sentía una leve nostalgia, pero no tuvo tiempo de apreciarla porque la amargura de lo ocurrido equiparo su atención.

—¿Ya te sientes mejor? —sintió un par de manos acariciar con delicadeza sus hombros.

Kalia asintió levemente, su cuerpo había dejado de temblar de la ira.

Deniel le sonrió tristemente, vaya sorpresa se habían llevado. Ambos observaron a su alrededor, algunos de los integrantes indignados con lo ocurrido tomaron sus cosas y abandonaron el pueblo lo más rápido posible.

Quedaban ellos presente en aquella casona en la cual compartieron años de convivencia, todos tenían un mismo sentir por ese entonces y ahora estaban sumidos entre la ira y tristeza.

Kalia se sobresaltó al ver a Gray bajando las escaleras junto con Happy, la muchacha llevó sus manos a su pecho.

Gray algo nervioso ocultó sus manos en sus bolsillos.

—Dentro de poco partiremos — anunció.

—Entiendo —asintió la muchacha.

—¿Y Lucy? —preguntó Deniel ajustando su pequeña mochila de viaje.

—Está empacando sus cosas, Natsu la está ayudando.

—Lamento todo lo ocurrido —Kalia se inclinó levemente, apenada.

—No es tu culpa, Kalia —se apresuró a contestar Happy, Gray le dio la razón y ambos recibieron una pequeña sonrisa de Kalia.

Todos suspiraron con pesadez.

—¿Y Eriol?

—Está preparando sus cosas también —los presentes observaron a Jun bajar las escaleras. El joven se recostó sobre el barandal y se cruzó de brazos—. No se preocupen, partiremos pronto.

—Te marcharas con Eriol.

—Así es —Gray mostró nuevamente su gélida mirada ante Eriol, el joven bajo las escaleras con pesadez analizando con un reprimido dolor cada sector de la casona.

Jun asintió seguro de su decisión.




Con cuidado acomodó el libro entre los demás, había logrado empacar sus apuntes y sus escritos de dos largos años. Cada día era un recuerdo internado entre todas esas páginas gastadas, había logrado desahogar sus dolores, recuerdos y anhelos entre letras que tanto amo.

Lo rubia acarició levemente el lomo de sus libros perdida entre los recuerdos, en una ocasión Eriol le regaló un libro con hojas en blanco, fue luego de pasar dos semanas en aquella casona.

Eriol se había convertido en un ser especial para ella, sentía que podía confiar en él, siempre lo sintió de esa manera.

Pero en ese momento se encontraba confundida ¿debía confiar de nuevo en él? ¿podía creer en sus razones?

—¿Cómo lo descubriste?

Natsu frunció el ceño, no estaba seguro si era el momento indicado para contarle sus deducciones, pero si eso agilizaba su partida entonces estaba dispuesto.

—Fue cuando me enviaste a buscarlo, logré sentir como mi poco poder mágico se extinguía — acomodó su bufanda—, dijiste que el collar almacena magia, cuando llegamos a la mansión no note alguna debilidad mágica, todo eso lo sentí cuando estuve en su habitación.

SIN SEÑALWhere stories live. Discover now