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Fue un jueves normal, llegamos a la estación como normalmente lo hacemos, subimos al bus a la misma hora de siempre, pero hubo algo diferente aquel día, no había ni siquiera arrancado el bus cuando Yui me plantó un tierno beso en la mejilla, cosa que no existe forma humana de resistirse a dicha tentación.

Tal parece que subió alguien conocido al bus sin que nos diéramos cuenta, un oficial.

Es malo, podría habernos visto, podría decirle a su abuela, podría aquí terminar por completo una nueva aventura.

Ella no dejaba de demostrar su preocupación, siguió así durante el resto del día, al menos mientras la podía ver, llegó al punto en el que mis malas bromas ya no tenían efecto alguno, ni siquiera el de dejarla anonada por la infinita estupidez humana.

De un momento para otro llegó la sentencia que menos me esperaba «terminemos.»

Por más que lo pienso, su reacción estuvo algo fuera de lugar, pero la mía lo estuvo más. No debí aceptar solo porque mis instintos me decían que había hecho una promesa con anterioridad.

Debía tener respeto por ella, por sus decisiones.

Pero también debía pensar un poco en aquello que yo deseaba.

No pude decidirme entre una de las dos opciones, como si se tratara de un programa automático, la opción por default era aceptar su decisión.

Fue un shock demasiado grande para mi frágil mente, no supe cómo reaccionar, tanto que al día siguiente durante el viaje le rogué para que lo reconsiderara, rogar, creí que en mi vida volvería a hacer algo así, creí que una vez iniciada esta relación habían acabado por completo mis líos amorosos. A simple vista podía notarse que estaba cien por ciento equivocado.

Sábado, no tendría por qué asistir, más allá de la visita al centro, más allá de ser siempre el mismo pelotudo, más allá de divertirme un rato, quise compensar por aquello que hice mal, me pareció una buena decisión, opinión que fue mucho más reforzada por el comportamiento que tuvo Yui conmigo durante el viaje de vuelta, por un momento pensé que todo iba a volver a la normalidad, que ese era nuestro nuevo punto de partida.

Nuevamente me había equivocado.

No es solo que casi no hablamos por chat durante el resto del fin de semana, sino que nuestras interacciones durante los tres días posteriores fueron tan vacías que daban pena.

Ya llegaría el jueves, una semana después de aquel acontecimiento, día en el que tendríamos que volver a viajar juntos por la madrugada, era la oportunidad ideal para tratar de llevar las cosas al siguiente paso, a regresar a dónde lo habíamos dejado.

Lo que sucedió superó por completo mis expectativas, es un momento en el que logré ver un lado de Yui que nunca me había mostrado, una experiencia sin dudas emocionante, volvimos a unirnos una vez más. Este vínculo creció de una forma tan descontrolad hasta el punto de que sucedieron cosas irreverentes a través de un medio telefónico, por un lado el mundo se caía a pedazos, pero me encantaba que así fuera, no negaré que me sentí feliz, y orgulloso, durante aquellos momentos en los que ella finalmente decidía abrirse para mí.

Era la antesala a aquello que siempre esperé, a un maldito sueño desde la secundaria, la puerta que abriría paso a mi brillante futuro.

Siguen existiendo condiciones de por medio, a decir verdad, hay poco de ellas que me resulta agradable cumplir.

Pero avanzar hasta donde hemos avanzado, para alguien que en su vida imaginó llegar a este punto con la persona que ama, me resulta extraño acotar que "fue demasiado fácil."

Diario de una promesaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα