Capítulo 22 - Dos

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Capítulo 22 – Dos

Ohh, aquí otra vez. ¿Qué hacemos aquí, Sara?

Buscamos algo.

¿Y qué buscamos?

No lo sé.

La respuesta de Sara fue inesperadamente brusca. Con un pensamiento pequeño, de esos que había aprendido a pensar para que Catos no la oyera, agregó: otra cosa más sobre la que no estoy segura. Incluso para un pensamiento dirigido hacia sí misma, estaba siendo inusualmente cínica.

Se encontraban en la mansión del Demonio, más específicamente, en la sala que el dueño del sitio no conocía. Karen la había llevado a la vieja casucha esa tarde porque quería "conversar" con ese hombre, pero a la Humana le parecía que no hacían más que dar vueltas en círculos y hacerse los tontos entre ellos. Últimamente su hermana mayor casi no la llevaba allí y la chica sospechaba que esta vez simplemente lo había hecho porque se sentía culpable. Quizá tuviera que ver con el encuentro que la Inmortal había tenido con la Reina y que le había contado a la Humana.

Ver a su hermana con el tal Minos la había puesto de tan mal humor que finalmente había decidido dejarlos solos en la sala. Karen le había hecho un breve interrogatorio antes de permitirle irse, pero aun así se había quedado apretadita en el sillón con él.

Me siento cada vez más sola, pensó Sara mientras dejaba caer al suelo el contenido de una bolsa. Un montón de cosas que no le podían importar menos se esparcieron por el suelo de madera, y ni siquiera miró bien antes de decidir que seguramente nada servía.

Yo me siento cada vez menos solo. Porque estamos juntos, Sara.

La Bestia se mantenía muy cerca de ella, contemplando cada movimiento. En ese momento la chica le devolvió la mirada, un tanto aliviada por sus palabras, y sonrió un poco.

Sí, tienes razón. Tú siempre estás ahí conmigo. Le hizo un gesto a la criatura para que le diera una caja de uno de los estantes más altos. Sin necesidad de aclaraciones, Catos estiró su enorme cuerpo y se la alcanzó.

¿Ayudarás a tu hermana?

Ya con la caja entre las manos, la jovencita se quedó quieta. ¿Qué estaba haciendo? No sabía aún si quería lograr el objetivo de Karen, entonces ¿qué hacía allí buscando pistas para ella? ¿O acaso era otra cosa lo que deseaba hacer con la información que pudiera obtener?

No lo sé.

Las preguntas surgían cada vez con más frecuencia, dejándola más y más confundida. Solía tener una seguridad: que Karen y ella estarían por siempre juntas de la manera que fuera, para conseguirlo tan solo debía ser una hermana menor obediente. Sin embargo, desde que Karen había hecho el Pacto con Minos esa seguridad se había quebrantado: si había quedado decidido que la hermana mayor moriría, entonces era imposible estar juntas... ¿o no?

En realidad, si podían estar las dos vivas, también podían estar las dos...

Nonono, Sara. No. La voz desesperada de Catos la hizo regresar a la realidad. La muerte no es buena, Sara.

La Bestia tomó la caja de las manos de la joven y se fue a dejar caer junto a la ventana. La luz del sol iluminaba la silueta fantasmal como a cualquier objeto, pero la oscuridad que lo rodeaba y lo conformaba no parecía ceder. Sus ropas y sus cabellos, igual de negros, parecían combinarse, extenderse y achicarse, abultarse y aplanarse.

Sin miedo alguno, la Humana se acomodó a su lado. Quedó sentada sobre algunos mechones del largo cabello de la criatura, sin embargo, no se preocupó. Para entonces, ya había aprendido que ésta era completamente incapaz de sentir cualquier clase de dolor.

Pactos OscurosWhere stories live. Discover now