Capítulo 11 - Vidas

161 41 343
                                    

Capítulo 11 – Vidas

Minos se levantó de la cama cierto día y se miró al espejo.

Solía gustarle mucho ver su reflejo y jugar con su apariencia, viéndose perfecto siempre de un modo u otro. Desde el día en que despertó siendo consciente de que estaba vivo se había considerado a sí mismo encantador sin importar el color de ojos que adoptara o la forma que tomara su nariz. Se creía un genio al ser capaz de crear disfraces tan hermosos, de modelar a su gusto su exterior.

Una vez, hacía ya bastante tiempo, una mujer con la que estaba bebiendo en un bar percibió que él estaba mirando su propio reflejo en una copa y rio. Luego le dijo que no sé quién había dicho no sé cuándo (el Demonio, como de costumbre, no había prestado atención a la conversación) que lo que él tenía podía ser considerado una enfermedad o lo que fuera, y que se le llamaba narciso-algo. Él había reído y contestado que no estaba enfermo, que su actitud era el resultado natural de poseer semejante belleza.

Sin embargo, ahora ya no podía disfrutar de la misma manera. La diversión se había acabado poco después de su encuentro con la Serpiente, a causa de que las palabras de ésta habían caído poco a poco en su mente, haciéndose un espacio allí y obligándolo a encontrarles un sentido. Ya no podía ser ese ignorante que se negaba a pensar y a hacer preguntas, como lo era antes.

Al mirarse lo único que aparecía en su mente era una pregunta terrible: ¿a quién pertenecía el rostro que estaba usando? Solo podía asegurar que quien fuera que fuese, estaba muerto. Mucho tiempo atrás, o quizá no tanto, él había matado a esa persona y se había hecho con su cuerpo, siendo luego asesinado por el Rey. Según la historia de la Serpiente, esto había sucedido una y otra vez, como un interminable juego entre un gato y un ratón.

Minos se había dicho tantas veces que nada importaba, que él estaba por encima de todos. ¿Podía seguir afirmando eso ahora que sabía que no era más que un alma en pena, vagando por el tiempo en busca de un contenedor, y que solo por casualidad había caído en el cuerpo de un Demonio? ¿Era capaz de llamarse un ser superior, siendo que el Rey lo había vencido tantas veces en el pasado?

Su reflejo comenzó a verse difuso. El Demonio se preguntó amargamente si estaba llorando otra vez, pero pronto se dio cuenta de que no era su vista la que estaba borrosa, sino su cuerpo mismo. Bajó la vista hacia una de sus manos y se encontró con que esta se veía pálida... y luego oscura... y entonces tenía dedos finos y largos, y más tarde eran pequeños y rechonchos.

Sintiéndose confundido y aterrado, bajó corriendo hasta la sala y se miró en el espejo de cuerpo completo que había allí. Contuvo la respiración cuando vio su cuerpo entero cambiar de a partes y luego todo junto, entonces por partes otra vez. Sus ojos, su cuello, sus brazos, su torso... cambiaban de forma sin que él tuviera ningún control sobre ello, sin quedarse estables ni por un segundo, sin encontrar una armonía. Me he vuelto loco, pensó. O tal vez estoy soñando. Tal vez no. ¿Y si la loca me ha hecho algo cuando fui, sin que me diera cuenta?

La precaria calma que había estado experimentando los últimos días se había perdido completamente en cuestión de instantes. Petrificado, Minos observó con creciente desesperación las transformaciones de su silueta. Intentó recordar cómo hacía normalmente para establecer su apariencia del día, más no lo logró... Había sido siempre tan natural para él.

En vez de un método de detener ese caos, lo que vino a su mente fueron fragmentos de la visión que le habían provocado los diarios del Rey. En especial aquel de los dos niños, que debía haber sido su primer vida... Al final del día, él no era más que un niño pequeño que había sido asesinado junto con su hermano mayor.

Percibió de manera casi ausente que una presencia se acercaba a su mansión. Sin embargo, no prestó atención: no pensaba recibir a nadie en ese estado. De hecho, cualquiera que lo viera así seguramente huiría antes de hacer cualquier clase de Pacto. Un Demonio bello podía cautivar y persuadir a las personas por más asustadas que estuvieran, ¿pero quién haría un trato con una criatura sin forma?

Pactos OscurosWhere stories live. Discover now