XI

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⛅⛅⛅


Las cosas en el hospital se mantenían tranquilas. Seokjin hacía un excelente trabajo y sus superiores se encargaban de recordárselo. Aquella tarde, después de terminar su jornada laboral, uno de sus jefes decidió llevarlos por unos tragos, para darle la bienvenida a la nueva doctora, la señorita Choi, que se incorporaba a su equipo de trabajo. La mujer, de unos 27 años era atractiva y hacía gala de eso, sonriéndole con coquetería a sus superiores, para caerles en gracia, y Seokjin pudo notarlo claramente. No era la primera vez que veía a las chicas hacer eso y se mofaba internamente de quienes caían en esos trucos baratos, como niños.

- ¡Brindemos, por la doctora Choi! – propuso el jefe Soo, y todos alzaron sus copas, chocándolas entre sí. Jin, sentado frente a la aludida, se vio obligado a juntar sus vasos en un brindis con ella. Ésta le sonrió, como lo había hecho anteriormente con los demás, intentando captar su atención. Jin cortésmente, la ignoró, tomando su celular y texteando a su pareja, quien seguramente le esperaba en casa, preguntándose porqué aun no llegaba.

Jinnie🌟:

Bebé, hoy llegaré más tarde.

Mi jefe nos sacó a beber.

Me iré en cuanto pueda.

TaeTae:

No te preocupes, sólo cuídate ¿okey?

Yo tengo mucho que estudiar.

Tal vez hoy no duerma.

Jinnie🌟:

¿No es una excusa para esperarme despierto?

TaeTae:

No...?


Seokjin rio disimuladamente, ante la respuesta de su novio. Él siempre estaba tan al pendiente del mayor, cuidando que no trabajara demasiado, o haciéndole masajes cuando llegaba cansado a casa. Era un compañero increíble de vida y Jin no podía estar más satisfecho de haberle conocido y elegido.

Su rodilla casi se estrelló contra la mesa, cuando un pie acarició el interior de su pantorrilla. Alzó la mirada rápidamente hacia la mujer frente a él, que fingía normalidad, riendo de los aburridos chistes de los demás doctores en la mesa. La incomodidad le coloreó las orejas y se removió incómodo en su silla, buscando quitarse de encima el contacto de la doctora. Éste era persistente, tocándole con la punta de su pie, en busca de alguna reacción. De vez en cuando le lanzaba miradas cargadas de lujuria, intentando ligar con él. Ante su insistencia, Seokjin no encontró solución más decorosa, que disculparse para ir al baño del local. La mujer lo siguió con la mirada, taladrándole el cráneo, pero el pelinegro sólo deseaba escapar de esa extraña situación.

Tal vez fuera vergonzoso, pero a él jamás se le había insinuado nadie de esa manera, excepto por un joven castaño, siendo la mezcla perfecta entre timidez, ternura y coquetería. Pero nada tan desvergonzado como el intento de esa doctora. Ni siquiera recordaba su nombre y ella no había cruzado más de dos palabras con él, antes de lanzarse a tocarle por debajo de la mesa. ¿Quién se creía que era? Seokjin bufó ante sus pensamientos, echándose agua en la cara, para enfriar su molestia.

Se apoyó en el mueble lavamanos, mirando su reflejo en el espejo, sobresaltándose cuando tras de él, la doctora apareció como si nada.

- ¿Eres tímido, o sólo viniste aquí esperando que te siguiera? – habló, con un tono de voz sugerente.

Cuando Caiga La Lluvia [k.s.j - k.t.h]Where stories live. Discover now