IX

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El castaño caminó cabizbajo, con las manos en los bolsillos de su pantalón; tenía unas enormes ganas de echarse a llorar como un niño, porque se sentía más miserable que nunca. Su mejor y único amigo, seguramente lo estaba odiando y ahora Seokjin le había pedido un tiempo indeterminado para arreglar las cosas en casa. ¿Qué le quedaba entonces? Nada más que una enorme soledad y un vacío en su corazón. Se maldecía a sí mismo por no prever que algo así podía llegar a pasar. ¿Cómo pudo descuidarse tanto? Era obvio que en algún momento Jungkook visitaría a su padre, pero fue iluso creyendo que estaban a salvo dentro de su burbuja de amor. La realidad le había dado una patada directo en el pecho, dejándole sin aliento.

Se sentó en la parada del autobús, esperando por el transporte que lo regresara a casa, cuando su teléfono sonó. Le llamó la atención que fuera su madre quien lo llamaba.

- ¿Mamá? – contestó vacilante.

- ¡Te quiero aquí, ya mismo! – soltó la mujer con la voz más severa que en su vida le había oído, erizándole el bello de la piel y revolviéndole el estómago.

- ¿P-po-por qué? – tartamudeó, con el pulso acelerado.

- ¡Ya mismo, dije! – no esperó más respuesta de parte de su hijo y finalizó la llamada. Tae pasó saliva con dificultad.

¿Sería posible que...? Taehyung temía lo peor a estas alturas. No quería especular antes de tiempo, pero estaba rogando para que, en un arranque de ira, Jungkook no le hubiera ido con la noticia a su madre de su romance secreto con su padre. Eso sería el fin para el castaño, lo sabía. Sin embargo, por más que lo pensaba, no existía ningún otro motivo para que la mujer estuviera así de alterada, exigiéndole estar en casa inmediatamente.

Con las piernas temblorosas, caminó las calles restantes, desde la parada del autobús, hasta su casa, continuando con sus oraciones internas para que sólo se tratase de algo menor, como el hecho de que salió de casa sin avisar. Sí, debía ser eso... de lo contrario, era hombre muerto.

Casi brincó del susto, cuando la puerta se abrió bruscamente, antes de que pudiera si quiera sacar su juego de llaves del bolsillo. Su madre lo tomó bruscamente del brazo y lo jaló al interior de la casa, dando un portazo tras él. Acto seguido, Taehyung sintió que su cara era abofeteada con fuerza, siendo esta volteada por la magnitud del golpe. Un ardor se extendió por su rostro; entendiendo aquello, como una respuesta afirmativa a sus iniciales conjeturas. Jungkook le había contado todo a su madre.

- ¡Eres un desvergonzado! – gritó la mujer, bufando de coraje - ¡Jamás esperé una deshonra como esta! – el castaño cerró los ojos, dejando caer las lágrimas contenidas - ¿Cómo puedes estar revolcándote con alguien que te dobla la edad? – chilló, soltándole un par de manotazos en el pecho.

- Mamá... - intentó hablar, con el nudo en la garganta impidiéndoselo – Ya estoy por graduarme... Soy prácticamente un adulto.

- ¿Un adulto? – resopló su madre, casi con burla - ¡Un sinvergüenza! ¡Eso es lo que eres!

- Sólo son un par de años de diferencia – intentó justificarse, recibiendo otra bofetada, un poco más suave, en la mejilla contraria.

- ¡Él tiene un hijo de tu edad! – volvió a elevar la voz.

- ¡Y eso qué! – exclamó el menor, perdiendo los estribos - ¡Yo quiero estar con él, porque estoy enamorado! Ambos lo estamos...

- ¡Ni en sueños, jovencito! – decretó ella - ¡Hay reglas en esta casa y se deben respetar! – la expresión cambió a una severa y Tae presionó sus labios en una línea, preparando las palabras que diría a continuación – Así que, mientras vivas bajo este techo, obedecerás.

Cuando Caiga La Lluvia [k.s.j - k.t.h]Where stories live. Discover now