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La tarde avanzó demasiado rápido para el gusto de Taehyung. Ciertamente, la compañía del padre de su amigo, era por lejos, reconfortante y cálida. Los brazos largos del mayor se cernían a su cuerpo adolescente, envolviéndolo en un abrazo eterno. Ambos hombres estaban cómodamente recostados en el sofá de la sala, sin mayores preocupaciones, viendo la lluvia caer, la cual no se había detenido desde que el menor salió de su casa.

Las llamas en la chimenea, danzaban brillantes e irregulares, temperando el interior de la casa, dándole un toque hogareño, haciendo pequeños sonidos chispiantes en el silencio del lugar. Seokjin, quien estaba a espaldas del castaño, enterró su nariz en la calidez del cuello de Taehyung, aspirando su aroma suave y amaderado.

- Deberías llamar a tu madre... - solicitó, sin moverse de su posición - Para avisarle que no llegarás.

- ¿Piensas secuestrarme? - bromeó el menor, con una relajada sonrisa en sus labios.

- Si así fuera, no te daría la posibilidad de pedir ayuda, ¿no crees? - le siguió el juego. El mayor jugueteó con la punta de su nariz, trazando círculos y líneas a lo largo de su cuello expuesto.

- Está bien, llamaré - afirmó Tae, intentando ponerse en pie, en busca de su móvil - Aunque, si no me sueltas, no podré hacerlo - Seokjin soltó un gruñido infantil.

- Mejor le llamas luego - volvió a atraerlo hacia su cuerpo, perdiéndose en la curva de su cuello, olfateando su tersa piel de adolescente, sintiéndose renovado y joven. Jin sentía que estaba en el paraíso, a pesar de que, en un rincón de su mente, una molesta vocecilla no dejara de repetir una y otra vez que todo aquello era una completa locura, que era incorrecto corromper a un niño así, y mucho más si se trataba del mejor amigo de su hijo.

Las suaves caricias se fueron lentamente intensificando, convirtiéndose en húmedos besos regados por la mandíbula de Taehyung, sacando una traviesa risita del castaño, quien no perdió la oportunidad de voltearse para quedar frente a Seokjin y unir sus labios en un beso necesitado. El chico era entusiasta, ansioso por dejarle claro al mayor que lo deseaba con locura. Si todo se trataba de un cruel sueño, el chico lo aprovecharía hasta el final.

Sus manos ya no tenían ni pizca de vacilación a la hora de recorrer el cuerpo contrario, internándose bajo la holgada camisa de franela del pelinegro, en busca del electrificante calor de su suave piel. Jin tampoco se reprimía de tocarle, dándole a entender que estaban en igualdad de condiciones.

Con los latidos acelerados y la respiración agitada, se sumieron en el sofá, perdiéndose en su propio mundo de placer. Las prendas rápidamente fueron quitadas del camino y sus cuerpos se reencontraron, meciéndose con un compás lento y caliente. Taehyung, a horcajadas del mayor, meneó sus caderas, sintiendo todo el largo de la erección de Seokjin, soltando un gemido grave cuando los dedos del otro se enterraron en su piel, buscando aumentar el ritmo de la fricción. Sus bocas chocaron con menos suavidad esta vez, dejando atrás la delicadeza de la primera vez, dando paso a la necesidad de unirse nuevamente.

- Quiero sentirte... - soltó Taehyung, en medio de su excitación, enviándole una holeada de calor directamente a su parte baja a Jin, quien jadeó con dificultad ante el perverso movimiento del chico sobre su pelvis. La mirada que el menor le daba, era salvaje y malditamente sensual, con sus ojos oscuros brillando a través de sus pestañas espesas, robándole el aliento.

- ¿Es-estás seguro? – dudó Jin, sabiendo ahora que esta era la primera experiencia sexual de Tae y no deseaba lastimarlo. El castaño se limitó a asentir, demasiado nervioso para hablar – De acuerdo.

Haciendo uso de su vaga experiencia, imitando un poco la forma en que el castaño había hecho con él, Seokjin los volteó en el sofá, dispuesto a tomarse tanto tiempo como pudiera para prepararlo, antes de hundirse en él. Llenándole de besos, con intención de distraerle. Hizo una pausa para humedecer dos de sus dedos en su propia boca y luego bajar hasta la entrada del chico. Los besos se volvieron más intensos y Tae casi no percibió el toque del mayor en su entrada, hasta que el primer dedo entró finalmente, soltando un fuerte gemido.

Cuando Caiga La Lluvia [k.s.j - k.t.h]Where stories live. Discover now