Siete

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La fatiga lo invadió, pero Christopher sabía que no podría dormir. Su cuerpo estaba lleno con agitación, todo lo que deseaba era ver a Joel. Estar solos. La película había sido una tortura – cien cuerpos abarrotados tan apretadamente que no podía moverse sin que nadie lo notara.

Acalorado e incómodo, dejó salir su aliento temblorosamente y se quitó las sábanas de encima. No le ayudó. El calor venía de su interior.

Una roca rebotó contra una de sus ventanas cuando se daba la vuelta para enterrar su cabeza debajo de su almohada. Christopher saltó y miró fijamente el vidrio. Un momento después otro guijarro golpeó el cristal. Sonriendo, Christopher abrió la ventana como un maniático y miró hacia abajo.

Joel sonrió cuando Christopher se asomó.

-Rapunzel, Rapunzel, lánzame tu cabello,- gritó suavemente.

-Eres bien pinche gracioso.

La sonrisa floreció en una risa.

-Esto es demasiado cliché como para ponerlo en palabras. ¿Puedes bajar?

-Escapar de mi torre, ¿quieres decir?

Joel rodó los ojos.

-¿Por qué no subes conmigo?- preguntó Christopher.

-¿De verdad?

-Espera ahí.

Christopher cerró la ventana y corrió escaleras abajo hasta la puerta de la cocina. Joel lo estaba esperando.

-Que clandestino,- dijo, mientras Christopher desactivaba la alarma y lo jalaba de la mano a través de la puerta.- Lo apruebo, su alteza.

Christopher le enterró un codo en las costillas.

-Shh,- lo reprendió.

Caminaron hasta las escaleras, pero cuando Joel trató de encender la luz, Christopher lo detuvo.

-Sin luces,- susurró. Joel asintió.

Christopher puso un pie en el primer escalón y miró hacia arriba a la oscuridad. A lo lejos solamente se podía ver la sombra de la puerta de su habitación. Estiró una mano hacia atrás, buscando, y, como si fuera una coreografía perfectamente montada, Joel le agarró los dedos.

Se tocaron en la oscuridad. Los dedos de Joel le acariciaron la palma y se deslizaron hasta tomar su muñeca. Christopher hizo lo mismo.

-Christopher,- la voz ronca de Joel hizo eco a través de las escaleras.

-¿Sí?

Joel subió un escalón, y por un momento Christopher se sintió desorientado al sentirse más alto que él, antes de recordar que estaba un peldaño por encima.

-Christopher,- dijo Joel de nuevo, esta vez más cerca. Muy cerca.

Cuando sus labios se rozaron sobre los otros labios, Christopher abrió mucho los ojos. Joel se empujó hacia adelante y el breve toque se convirtió en mucho más. Sus labios se deslizaron contra los de Christopher, se movieron hacia su mejilla, su mandíbula, y luego regresaron para cubrir su boca.

Christopher cerró los ojos y se quedó parado a la mitad de las escaleras – a pesar del estruendo en sus oídos, a pesar de que sus rodillas temblaban – hasta que Joel abrió la boca… y deslizó su lengua tentativamente sobre los labios de Christopher.

-¡Oh!- Christopher se desvaneció hacia adelante cuando sus piernas perdieron las fuerzas para sostenerlo. Se agarró de los hombros de Joel, sorprendido al sentir su piel muy fría, cuando la de él estaba quemando.

El Amor y La Violencia [Jochris-virgato]Where stories live. Discover now