Y aunque pareciera que Jaemin estaba genuinamente molestó porque pudiera jugar con alguien, Jeno sabía en el fondo que aquellas palabras junto a su expresión molesta no eran tan reales como parecían. Había otro sentimiento escondido que le hizo sonreír. Sorprendiendo al omega, se acercó a él con una sonrisa de lado que ante los ojos del otro parecía alarmantemente peligrosa.

— Yo no juego con los sentimientos de las personas pero quizás si con otras partes de ella.

En ese justo momento quería besarlo más que nunca, decirle que no debía de estar celoso de aquella chica porque aún no lograba sacárselo de su cabeza ni por un segundo al día. Suficiente acababa de decir, tenía que alejarse de Na Jae Min o solo sería peor.

Volteándose y huyendo lo más rápido que sus muletas le dejaron, dejó atrás a un pelirosado quien le miraba marcharse con una expresión confundida pero también curiosa por aquello. Quería ignorar el otro sentido en sus palabras todo lo posible. Se mordió sus labios antes de sacar su teléfono para llamar a la única persona que quizá tendría alguna respuesta para él.

Espero un par de timbrazos cuando una voz entre confundida y alegre le saludaba desde el otro lado de la línea. Suspiró levemente pensando en si debía de hacer aquello o no.

— Chittaphon ¿Tienes tiempo para hablar conmigo? Necesito que sea en persona.

Media hora después, estaba en una cafetería con té en sus manos esperando a la llegada del mayor quien parecía demorarse más que nunca. Había escogido un lugar discreto, el segundo piso y en un rincón. No había nadie más en esa zona por lo que agradecía eso. Cuando la cabeza del tailandés se asomó por las escaleras se sintió nervioso. Jaló pequeños pedazos de piel de sus labios sintiendo un pequeño ardor en los mismos pero importándole poco.

Las miradas de ambos se encontraron y los dos sabían en su interior que aquella charla no iba a terminar en nada bueno. Ten se sentó frente a él, mirando con una ceja alzada en té entre sus manos. Curiosamente, Jaemin hace días que se encontraba sin ganas de beber café aunque fuera una de sus más grandes adicciones en la vida.

El silencio fue largo, la tensión en el aire era notable. Jaemin aún estaba algo molesto por lo que el chico frente a él le había dicho en su fiesta de cumpleaños y de compromiso. Casi luego de diez minutos de no intercambiar palabras, el mayor suspyiro con pesadez y le miró.

— ¿Qué está pasando Jaemin? Algo me dice que esto no es por lo de tu fiesta.

— ¿Por qué aún estas con Taeyong? —Preguntó de golpe, sorprendiendo al tailandés quien se tomó un par de minutos para pensar su respuesta. —

— Necesito el dinero.

La respuesta fue seca, carente de emociones y evidentemente falsa. Se notaba lo ensayada de esta, que se la había repetido una y otra vez en su cabeza tratando de decirse a si mismo que eso era la verdad.

— La verdadera razón Chittaphon.

El nombrado bajó su cabeza mirando sus manos sobre la mesa y los detalles de la madera. Era difícil responder a ello, sobre todo cuando aún trataba de negárselo día con día aunque le fuera tan difícil como el dejar de respirar por su cuenta.

— Porque aún lo amo. — Salió de sus labios en un murmullo bajo.—

— ¿No le temes? Seguro ha dañado a otros antes ¿Por qué no lo haría contigo? O podría ser él a quien dañen ¿No temes despertar un día y saber que ha muerto por su estilo de vida?

La seria mirada del mayor se volvió oscura y vidriosa por las lágrimas contenidas que no dejaba salir. Respiró de manera profunda como si quisiera juntar fuerzas para poder seguir hablando.

Opuestos En Común. NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora