Oishi Jigoku (Adaptación KyuMin)

Capítulo 11: Fallos

Esa noche dormí.

Por estúpido y sorprendente que parezca.

Desperté aun acurrucado en sus brazos. Mi móvil vibraba sobre la mesilla de noche. Alargue el brazo para cogerlo.

- ¿Si? -

Mi satisfacción por haber logrado dormir pasó a un tercer o cuarto plano. Era una antigua compañera del hospital que me llamaba para avisarme de que habían atropellado a mi amigo RyeoWook y que estaba en el hospital. Salté de la cama. Apenas me había dado cuenta que KyuHyun había abierto los ojos a la vez que yo.

- Tengo que ir al hospital – le dije. Sabía que mi cara se había puesto muy blanca y que estaba sudando, así que espere que él se imaginase lo que ocurría, porque no quería hablar. Cuándo acabé de vestirme él ya estaba listo en la puerta.

- Te llevaré en el coche -

Estaba aterrado. Me metí en el coche como un autómata y comencé a frotarme las manos nerviosamente. Le miré, buscando alguna palabra de consuelo, pero su mirada era totalmente indiferente, como si fuésemos a cualquier otro sitio. Era demasiado pedir que la muerte dijese algo positivo en una situación así.

Entré al hospital por la puerta de urgencias y pedí la habitación de RyeoWook en la recepción. Subí por las escaleras, demasiado impaciente para esperar el ascensor.

Estaba rodeado de aparatos y tubos. Tenía una venda por distintas partes del cuerpo, y parte de la cara amoratada. Su pulso era muy débil y le costaba respirar. La enfermera de turno me tendió el diagnóstico.

- No esperamos que pase de mañana – susurró la enfermera.

Me senté al lado de la cama, aún con el diagnóstico en la mano. No sé cuantas horas pase allí mirándolo, pero fueron las suficientes para que Yesung apareciera. Me miró con aire indiferente, semejante al de KyuHyun.

- ¿Lo conoces? -

- Es mi amigo – conseguí decir, apretando el diagnóstico – No te lo lleves -

Me ignoró y puso su mano sobre la frente llena de heridas de RyeoWook, que abrió débilmente los ojos.

- Tranquilo, ahora estás a salvo -

Lo etiquetó y la vida abandonó el cuerpo de mi amigo. Comencé a llorar.

Yesung volvió a acercarse a mí, despacio.

- No sé como lo has hecho, pero no estás en mi lista -

Levanté la vista hacia él, perplejo. KyuHyun no me había dicho nada.

- ¿No voy a ir al cielo? -

- No, a menos que remedies lo que sea que hayas hecho – señaló el cuerpo de RyeoWook – Él va a un lugar mejor ¿Es que no es eso lo que todos los mortales deseáis? ¿Por qué quieres sufrir eternamente? -

- ¡Para al menos sentir algo! – me levanté furioso. Estaba gritándole a la muerte y si las enfermeras entraban me tomarían por loco. Decidí olvidarme de Yesung y salir a buscar a una de ellas para avisarles.

- Aún hay tiempo, SungMin -

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KyuHyun puso una taza de té caliente sobre la mesa camilla que había al lado de mi sofá favorito. Llevaba allí varias horas acurrucado.

- No me habías dicho que estaba en tu lista -

- No lo vi conveniente -

- ¿Por qué? Era lo que estaba intentando -