Fuego En Las Olas

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Meira se coloca los zarcillos con emoción y le pide a Martin que le abroche el collar que cae como una pequeña cascada en su pecho. Es de fabricación artesanal, confeccionado por las mujeres de la costa. Tiene un aspecto bohemio y nada cargado. Se siente ligero y cómodo.

Meira se estremece con el roce de los dedos de Martin en su cuello. Cierra los ojos e inhala hondo en un intento de no ser tan evidente.

Se da la vuelta y Martin le ofrece su brazo para caminar hasta la punta Este donde les espera su próxima aventura.

Llegan al lugar y un par de instructores les esperan para darles las explicaciones de vuelo y que hacer en caso de emergencia. Ambos atienden a la charla dándose pequeñas miradas de complicidad.
Meira se siente como una adolescente. Esta nerviosa y no sabe si es por el vuelo o por la compañía de Martin.

Ya listos, Meira es amarrada al arnés de seguridad mientras Martin lo logra por si solo. Los arnés están conectados con el parasail el cual está sujeto firmemente al bote de velocidad. Lentamente el motor del bote arranca y va impulsando al Parasail hasta que esté alcanza unos sesenta metros de altura.

Desde arriba Meira disfruta extasiada una vista de 360 grados de la costa Este de la República Dominicana, conocida mundialmente como Punta Cana. Millas de océano color turquesa, playas de arena blanca, palmeras de coco reales y cordilleras distantes. Es una experiencia impresionante que los deja a ambos sin aliento.

Al cabo de un largo rato de disfrute y observación descienden en una playa, donde otro par de guías los recoge en una lancha de motor y los lleva navegando hasta una plataforma en el mar.
Tras escuchar las precauciones que deben seguir para interactuar con sus futuros anfitriones se lanzan al agua y se encuentran lado a lado con mantarrayas curiosas y tiburones dóciles.

—No me esperaba ver tiburones –exclama Martin, mas curioso que sorprendido.

Meira frunce el ceño en señal de angustia pero sin decir palabra se queda inmóvil dejándose reconocer por las mantas que se acercan amistosas a sus visitantes.

Martin se atreve y se sumerge para ver de cerca a los tiburones. Desaparece por unos instantes y regresa triunfante.

—¡Son estupendamente hermosos!

Luego acercándose con cautela a Meira que acaricia suavemente a las mantas, le susurra al oído:

—Esto no me lo hubiese vivido a no ser por ti. ¡Gracias!

Meira, ve el hombre increíblemente guapo de ojos azules, piel bronceada y músculos atléticos que le habla. No puede creer que esta viviendo esta experiencia. Le posa una mano cariñosa en el brazo, sintiendo el calor de su piel y la firmeza de su bíceps.

—No hubiese sido tan increíble si no estuvieras tu.

Martin esta a punto de darle un beso cuando son interrumpidos por el guía que les informa que ya es hora de marcharse.

En el viaje de regreso a la costa se detienen en una piscina natural para relajarse disfrutando de sus aguas cristalinas. Flotando cerca de la orilla se divisa un chárter con letras azules.

—¡Es el Blue Sky! –exclama Meira ya instalada en el pozo de aguas cálidas.

Ven a Julio en la borda quien los saluda con la mano al viento y se acerca hasta donde están. Martin se levanta de la piscina natural para encontrarlo aún en el agua.

Al Julio acercarse, Martin inicia una conversación:

—¿Que tal Julio?

—Bien mi don. Terminando mi jornada. Ya me voy. Estaba descansando un rato.

5 Días a tu Lado (BORRADOR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora