No necesito decirlo

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Todoroki Shōto va a causarle una puta arritmia como siga sintiéndole de ese modo. Apenas es martes y Bakugō no alcanza a comprender qué hizo mal en su vida pasada para estar rodeado de gente cotilla. No va recriminarle a Shōto que sea tan indiscreto porque él debería saber ya como es que funciona la intrincada mente del Todoroki. Si no se lo dice con todas sus letras este no se dará cuenta. Irse por las ramas con Shōto puede resultar contraproducente.

Así que en realidad lo que le molesta es la indeseable atención que le prestan los demás.

Los enormes ojos del nerd de Deku son apremiantes, Katsuki incluso puede prever la conversación. Muchos Kacchan, un par de gritos, dos que tres golpes y la confesión de que tiene algo con Shōto. Todoroki se empeña en llamarlo su novio, es así como le dijo Fuyumi que debía hacerlo —y Bakugō se habría molestado de no haber sido por la sencilla explicación: mi hermana, Fuyumi, me explicó que debía hacerte llegar mis sentimientos, si eran correspondidos entonces seríamos novios. Me gusta esa palabra. ¿O prefieres Manchitas?—. Así que por mucho que él se empeñe en pensar que no, lo cierto es que sus sentimientos y sus deseos encajan en la descripción.

Bakugō tiene un novio al que no sabe cómo tratar. ¿Es parecido a tener una mascota? Espera que no, él nunca tuvo alguna por su molesta alergia. Y Shōto no se parece a los cachorros que buscan atención y mimos en exceso con una sonrisa boba y moviendo la colita juguetones, algo así como Kirishima y Deku; más bien piensa en gatos, independientes y sobrios, cómicos sin querer y sumamente adorables.

La analogía lo ofusca, siente como si tuviera alguna clase de oscuro fetiche en el que la meta es ponerle una diadema con orejas de gato a Shōto. Y primero muerto antes que hacer semejante ridiculez.

Piensa ir paso por paso. El orden le brinda calma.

Así que para empezar le dirá a Shōto que deje de mirarlo como si el sol saliese porque él despierta todas las mañanas.

En su cabeza las palabras tienen un orden sencillo: Idiota, deja de verme así, como si se te hubieran fundido las neuronas.

Mas sabe que su cuerpo va a traicionarlo, prevé que se pondrá como un puto tomate y le dará una taquicardia escandalosa mientras pronuncia tales palabras.

Sin embargo eso hará que los demás dejen de mirar en ambas direcciones, intentando descifrar si la mirada de Todoroki es cariñosa o ha enloquecido y finalmente piensa congelarlo o quemarlo. O congiquemarlo —palabra sacada del diccionario urbano Kaminarezco—.

Kirishima que nunca ha sido el más oportuno se acerca para abrazarlo con su varonil sonrisa y la camaradería que le gusta exhibir. A veces a Katsuki le da la impresión de que lo exhibe como si su amistad fuese un trofeo y le gustara echarle en cara a los demás que lo tiene domado. Pero eso es demasiado inteligente y maquiavélico para alguien tan sensible y tontorrón como Kirishima. Así que Katsuki ignora el pensamiento.

Las clases han terminado por ese día, de modo que todos están en un frágil ambiente de películas navideñas y chocolate caliente en su sala común.

Intentan alejarse de las conversaciones que versan sobre las prácticas con profesionales. Porque saben que las cosas son diferentes a la primera vez y que algunos han perdido amigos y gente importante. Son temas sombríos y todos prefieren en mutuo y silencioso acuerdo evitarlos.

En su lugar se extiende cual fuego en sequía la idea de una reunión navideña. Regalos, chocolate caliente, gorritos de Santa Claus, un pino cubierto de esferas y luces. Así que mientras fingen que organizan una reunión también los observan.

A Bakugō le ponen de nervios. Le exaspera ver su curiosidad plasmada en sus caras y que a su vez sean incapaces de acercarse directamente y preguntarle. Cobardes.

—Bro, ¿qué le hiciste a Todoroki? ¿Ustedes pelearon por lo de... Tú sabes?

Bakugō deja su galleta a medio mordisquear. Es apretado contra el costado de Kirishima y el calor agradable de su amigo lo reconforta, con todo y eso está a punto de explotar la cara del pelirrojo cuando sucede lo impensable.

—Te agradecería que no lo abrazarás.

Todoroki, que hasta hace unos minutos estaba sentado con Deku, Uraraka e Iida en el otro extremo se materializa ante ambos chicos. Su ceño fruncido recuerda el aspecto atemorizante de sus primeros días en la U.A.

Shōto tiene un limitado rango de expresiones, pero ha perfeccionado la cara de amenaza que incluso hace que Katsuki se estremezca. Posiblemente no por temor. Le excita la adrenalina de ver a Shōto siendo territorial con él.

Con todo y eso es una mierda que crea que puede celarlo. Él es Bakugō Katsuki y puede ser muchas cosas pero jamás un infiel. Así que va a hacer que el más alto lo entienda así sea por las malas.

—¿Perdón? —Kirishima se aparta en un acto involuntario.

—Te perdono, pero por favor no abraces a mi novio.

Y sí, definitivamente Todoroki Shōto va a causarle un puto infarto.

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Disculpen la enorme tardanza. Salí de viaje y ando viendo lo de mi titulación. Que como entenderán es prioridad.

Nos leemos el sábado.

El último capítulo del manga me dio el empujón final. Es que Todoroki es oro.

DelicadoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant