Katsuki

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Bakugo no es partidario de invitar a los demás a su habitación. Le gusta mantener sus cosas en orden y limpias y eso rara vez se mantiene cuando alguien llega a profanar su espacio.

La gente tiene manías como tocar lo que ve. Bakugo mantiene una bonita y mesurada colección de figuras de All Might en una repisa junto a su escritorio. Bajo esta se ubica su librero, una colección de autores de ciencia ficción como Brandon Sanderson, Isaac Asimov; pasando a filósofos griegos y algunos otros de estudio. No es que le apasione leer, sin embargo le gustan las visiones de los otros. Su manera de construir un mundo. Pero actualmente su lectura favorita va de un trono sin rey, familias peleando por él. Y con un personaje que le ha cautivado por sus habilidades. Un enano inteligente al que le gusta la vida.

Su escritorio tiene su laptop, libretas y libros de las clases en orden alfabético.

No le gusta pegar póster en las paredes. A veces cuando se ofusca y no puede liberarse ni siquiera con su quirk —cuando explota su alma — coge los pinceles y las pinturas que guarda en un cajón de madera bajo su cama y realiza trazos sobre la pared. Como nadie más que él es quien los ve, no importa si son abstractos o sin sentido para otros. Expresan algo de él y con eso está bien. Así pues tiene un ocaso rojizo extendiéndose sobre su cabecera. Visto desde la puerta parecen olas espumosas de color carmín, rosa, dorado, azul y púrpura. El insondable océano. Y desde el pie de su cama es solo un atardecer. Está dedicada a All Might.

Del lado de su almohada hay un torso masculino con un hueco oscuro donde debería ir el corazón. Tirado a su lado hay un montón de piezas mecánicas que simulan un reloj con forma del órgano que falta.

Su cama está cubierta por un edredón negro. Tiene una calavera en la cómoda junto a su cama. El closet se ubica casi junto a la puerta, a un lado para no estorbar.

Le gusta su pequeño santuario. Su paz.

Por eso le irrita un poco tener que compartirlo con Deku.

Deku no se atreve a tocar las cosas, pero las mira con curiosidad, parece botar en su sitio tragándose sus preguntas. Bakugo sabe que tarde o temprano le preguntará pero prefiere esperar a que el pecoso explote.

Está sentadito en su cama, quieto, balanceando los pies.

Bakugo se sienta en la silla del escritorio. Hablan del One for All, de los antiguos portadores. Hay cosas que aquejan a Deku y teme preguntarle a All Might. No quiere ser una carga para su ídolo. Bakugo tampoco.

Piensan de nuevo en cómo despertar a los otros portadores. La clase de quirk que tenían. No saben demasiado. Tampoco pueden recurrir al internet. Es un secreto inmenso del que ahora son parte.

Al final ambos están tirados en la cama. Alcanzan únicamente porque Deku es pequeño y están de ladito. Sus alientos se mezclan y sus ojos se encuentran fijos el uno en el otro.

No es tan incómodo como Bakugo pensó que sería. Le recuerda a su infancia. Aquel tiempo en que era amigos y se querían.

Bakugo supone que Izuku nunca ha dejado de quererle. No es que eso le alivie pero sin duda lo hace sentir mejor.

No obstante Bakugo se percata de que el sentimiento no es el mismo que le atenaza las entrañas como al estar junto al bastardo mitad. Tan solo unas horas atrás estuvo en compañía del susodicho, masajeando sus destrozados músculos. La piel de Todoroki es curiosa, es de alabastro, suave y con una marcada diferencia en la temperatura. Recuerda los estremecimientos del más alto ante su tacto. La ligera variación en la temperatura mientras el contacto se prolongaba. No puede decir qué clase de expresión tuvo en todo ese momento, se negó a verle a la cara porque aquello habría vuelto el momento más íntimo. Y Bakugo comprende que no será la clase de intimidad y comodidad que podría tener con, por ejemplo, Deku. Ni la burbujeante emoción del caos que es Kirishima. Todoroki se siente diferente en sus manos y no quiere llevar ese sentimiento a sus orbes porque sabe que se delatara. Su confusión y deseo mezclados. 

Siente paz y calidez en su pecho al contemplar los ojos verdes de Deku. Siente cariño. Aunque antes muerto que expresarlo. Si Deku es inteligente lo comprenderá sin palabras.

Pero Todoroki hace que su sangre hierva. Le sudan las manos. Tenerlo tan cerca como cuando el más alto le cargó hace que su estómago dé vueltas.

Su presencia le asfixia. Pero no por ausencia. Sino por todo lo contrario. Es demasiada la intensidad de los irises heterocromáticos que le ahogan.

—Kacchan, ¿todo bien?

—Claro que sí Deku — Bakugo resopla a propósito, soplando sobre el rostro de Deku. El pecoso cierra los ojos y le sonríe.

Es lo más cerca que han estado nunca.

Bakugo se pregunta qué sucedería si besara a Deku. Si agitaría su interior como lo hace la presencia de Todoroki. Pero no lo hace. Le jala una mejilla y Deku se queja, rompiendo la burbuja en la que estaban.

Quizás debería besar al bastardo.

O quizás debería dejar de pensar idioteces y concentrarse en su entrenamiento.

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No es KatsuDeku la historia, no se paniquen.

Pero ya van conociendo la perspectiva del rubio caótico de la historia.

Gracias a quienes votan, comentan y leen.

Pregunta del día: ¿quién creen que dé el primer paso para besar al otro?

Actualización el viernes y así quedaríamos con actualizaciones lunes y viernes.

DelicadoWhere stories live. Discover now