Capítulo 6

2.8K 131 8
                                    

Comienzo la rutina, pero es una rutina que llevo esperando tanto tiempo que no me molesta para nada. Excepto la parte de cuidar a los niños, esa parte me molesta un poco, pero aunque contara con la ayuda económica de mis padres, en algún momento tendría que haber buscado trabajo de todas formas, además los tres pequeños son maravillosos, solo es una queja porque es trabajo.

Cada día voy y vuelvo de la universidad con Mercy, que hace que el trayecto de media hora se pase volando. La universidad es dura pero estoy relajada porque siempre he tenido buenas notas, solo me cuesta ponerme a estudiar, algo a lo que Mercy dice haber encontrado la solución porque se encierra cada día en mi residencia y "estudiamos" juntas. Ella dice que se concentra más porque no tiene a sus hermanos o a su madre por ahí molestando ni a Diesel distrayéndola, pero por suerte para ella, me tiene a mi, que me pongo a hacer aviones de papel a la mínima o cojo el móvil para buscar información y acabo jugando a algo.
Los fines de semana vamos a un parque con todo su grupo de amigos si no está lloviendo, lo que no es demasiado a menudo, así que normalmente acabamos en casa de alguno de ellos.

En cuanto a mis padres, a los dos días les mandé mi nuevo número de teléfono y les dije que no era necesario que siguieran pagando el viejo, pero no recibí respuesta, así que simplemente saqué la tarjeta de mi móvil e intenté hacer como que nada malo pasaba. Solo tenía contacto con mi profesora de química, a la que le conté mi primer día con todo lujo de detalles y estaba tan emocionada como yo. Le pregunté por mis padres, ya que sus padres son amigos de los míos, pero me dijo que no sabía nada. También fue el cumpleaños de mi hermano pequeño, cumplió nueve, e intenté llamar a mi madre para felicitarle pero no me cogió el teléfono, así que solo le mandé un mensaje pidiéndole que le felicitara de mi parte, al que tampoco respondió.

—¿Sabes qué? —dice Mercy de golpe, levantando la mirada de su libro y yo levantándola de la tapa de mi bolígrafo.

—¿Has encontrado una solución barata y efectiva para convertir el agua salada en dulce y acabar con las sequías? —le pregunto, agradecida por distraerme.

—Ojalá, seguro que me daban el título al momento. —Sonríe imaginándoselo— Pero, mi cumpleaños es el martes, seré oficialmente mayor de edad.

—¿¡El martes!? ¿Y me avisas con cuatro días de antelación? —Prácticamente grito, no tengo ningún regalo, ni siquiera había planeado ahorrar para comprar uno. Ahora me arrepiento del cojín tan bonito que compré la semana pasada para decorar mi cuarto.

—Eso no es lo mejor, el sábado celebro una fiesta, vendrá todo el mundo y obviamente, tú también vendrás, aunque estés en contra de salir de tu habitación y todo eso.

—No estoy en contra de salir de fiesta, solo es muy caro. —Me quedo callada un segundo— Espera un momento, ¿entonces la semana que viene es la primera vez que puedes entrar a una discoteca? Legalmente, me refiero.

—Sí.

—Bueno, tengo un maravilloso regalo de cumpleaños. El viernes antes de tu fiesta salimos, así que no te emborraches mucho o tendrás una resaca horrible. —Antes de acabar de hablar ya puedo ver como la cara de Mercy se llena de emoción.

—¡Eso es increíble! No puedo creer que haya tardado más de un mes en conseguir que vinieras conmigo de fiesta y al final no he tenido que insistir para nada.

La conversación se acaba rápido pero yo no puedo volver a concentrarme, aunque no es que lo estuviera mucho antes. Mercy ha hecho tanto por mi desde que llegué, no puedo comprarle simplemente una camiseta y darle una tarjeta de felicitación, tengo que comprarle algo que le guste de verdad y eso va a significar ponerme a régimen, aunque merecerá la pena seguro.

Cuando Mercy se va, corro a mi portátil y busco la venta de entradas de Ariana Grande. Sé que dentro de una semana vuelve a Londres así que tengo que intentarlo. Solo quedan entradas al fondo del todo pero son las únicas que me puedo permitir así que sin pensarlo, compro dos antes de que se agoten. Puede que también sea un regalo para mi misma, pero definitivamente no habrán más caprichos hasta dentro de mucho tiempo así que tiene que merecer la pena.

~·~·~·~·~·~·~·~·~

—Vale, ¿estás preparada? —le pregunto por quinta vez a Mercy, a quien he obligado a sentarse en mi cama con la excusa de que si no, se desmayaría de la emoción. Lleva todo el día tan feliz por tener 18 al fin y no puedo evitar recordar el mío, que calló en fin de semana pero estuve trabajando todo el día y para cuando al fin volví a casa ya eran más de las doce, así que no fue el mejor cumpleaños de mi vida.

—¡Dame ya mi regalo! —Finge estar enfadada y le doy un sobre con su entrada dentro. Me quedo mirando su cara mientras lo abre y saca el papel y entonces...— ¡No lo puedo creer! Gracias, gracias, gracias. —Salta encima mío y me abraza demasiado fuerte.

—Siento que sea tan atrás, no podía permitirme más. —Comienza a decir que no pasa nada pero la interrumpo— ¿Has mirado la fecha?

—¿Mañana? Pero si no tengo ropa. —Me mira demasiado preocupada, como si fuera el peor problema del mundo.

—Por eso mismo está tu madre esperando en la puerta para pasar un maravilloso día de compras con su hija favorita.

Me despido de Mercy y la empujo por la puerta, suficiente me había costado convencer a su madre de que me dejara diez minutos en el día de su cumpleaños como para que ahora le diera pereza a Mercy levantarse de mi cama. Cuando estoy sola me pongo a estudiar y consigo concentrarme solo porque tengo un examen mañana a primera hora, la única manera que tengo de estudiar es bajo presión.

~·~·~·~·~·~·~·~·~

—¡Ha sido increíble! ¿Te he dicho alguna vez que te quiero? —dice Mercy cuando se apagan las luces y Ariana desaparece del escenario.

—La verdad es que no, pero lo daba por hecho. —Estoy un poco sorda por la música pero sobretodo por los gritos de Mercy y los míos propios. El día ha sido fantástico, estoy muy contenta por cómo he hecho el examen aunque aún no sepa la nota, y ver a Ariana en directo solo lo ha mejorado, además estoy muy satisfecha por el regalo que le he hecho a Mercy, ella está eufórica.— Venga, vamos, que mañana tenemos que madrugar. Yo mucho más que tú, por desgracia. —Acabo empujando a Mercy para que se mueva de su asiento porque parece estar esperando a que Ariana vuelva a salir y repita todo el concierto solo para ella.

Home | Hero Fiennes TiffinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora